La escena de la pena máxima bajó fuerte presión se viralizó en las redes sociales. Pasó en una favela de Brasil, pero en el fútbol amateurs pasa seguido, sobre todo en partidos de torneos barriales, donde hinchas se paran al lado del arquero rival y golpean sus pistolas en los postes de los arcos o hacen tiros al aire.
La pelota quieta en el piso, el arquero en soledad sobre la línea de gol y todo el arco a disposición para colocar el remate. A primera impresión no hay situación más beneficiosa y fácil que un penal a favor en un partido de fútbol. Sin embargo, la carga mental que esta acción conlleva puede jugarle una mala pasada al ejecutor.
Máxima presión
En una favela de Brasil, un jugador debió ejecutar la pena máxima ante una tan insólita como descabellada presión.
Las imágenes que se hicieron virales a través de las redes sociales muestran como el número ’11’ del equipo amarillo, que en su espalda lleva la inscripción “Familia 19”, se para frente al punto penal para hacerse cargo del disparo. Enfrente no solo tiene al arquero rival, sino que lo rodea una multitud compuesta por adversarios, compañeros de elenco y público en general.
Lo insólito del hecho es que pese a que se escucha un silbato jamás se descubre la presencia de un árbitro. El futbolista espera la orden que lo habilite a patear mientras es amenazado por distintos presentes, empujado por contrarios y hasta insultado por el arquero, que le mueve el balón para ponerlo aún más nervioso.
Con un arma en la espalda
En casi un minuto y medio de filmación, recién a falta de cinco segundos se puede llevar a cabo la ejecución. Cuando el jugador toma carrera se llega a ver a un hombre muy cerca de la pelota enseñando un arma de fuego.
El desenlace es el esperado, el joven termina estrellando su remate contra el palo derecho y malogra la posibilidad de marcar, al mismo tiempo que el área es invadida por la gente a modo de celebración.
fuente. infobae