La posibilidad de que haya alguien con poder detrás del crimen de Benjamín Amaya tomó fuerza ayer cuando desconocidos dispararon contra un grupo de policías de la División Homicidios que buscaban pistas para esclarecer el hecho. Uno de los supuestos autores del ataque fue aprehendido por los efectivos. Los vecinos dicen que los “transas” del barrio están preocupado porque no pueden vender la droga a los chicos del barrio.
El grave incidente se produjo cerca de las 19 en El Colmenar. Hasta ahí se trasladaron por quinto día consecutivo los pesquisas de la fuerza y del Ministerio Público Fiscal. Dirigidos por la fiscal Adriana Giannoni recorrían la zona para encontrar testigos. Al atardecer, el equipo decidió retirarse. Sólo personal de Homicidios se quedó en el lugar.
Cuando uno de ellos, al mando de la oficial Susana Montero, estaba parado en una esquina, a cuadras de la casa de la familia Amaya, fueron atacados por dos hombres a tiros. Los efectivos respondieron y los persiguieron. Aprehendieron a uno de ellos, que fue identificado como José Ignacio Robles, de 20 años. Sin embargo, logró deshacerse del arma utilizada. El cómplice que fue identificado como un tal “El Menor”.
Lo más grave del caso es que cuando el personal intentaba reducir al acusado, un grupo de vecinos intentó evitar que realizaran su trabajo, por lo que pidieron refuerzos para controlar la situación.
Una vecina contó que molesta que la Policía esté en el barrio. Muchos transas no venden casi nada de droga porque los adictos no se animan a ir a los quioscos.