Por Manuel Rivas | Director Diario Cuarto Poder. En su afán por tergiversar todas las expresiones del Papa, ahora dicen que justifica insultos a políticos en medio de la problemática de la pobreza y el hambre.
Una nueva creencia, la “macrista”
En una ocasión escribí que si a los macristas no les gusta el Papa Francisco, que bien podrían invertarse una religión en la que Mauricio Macri sea el dios y Marcos Peña su profeta o Jaime Durán Barba.
Esas expresiones me generaron muchos ataques de los partidarios del PRO y los obsecuentes de Cambiemos, pero también tuvieron expresiones coincidentes, en cuanto a la necesidad de separar los roles que tienen ambos, uno como presidente de los argentinos y el otro como máxima autoridad del catolicismo.
Sin embargo, el texto de aquella vieja columna de opinión de 2016, se hace más visible en el actual contexto de retirada del macrismo, en el que se quiere echar mano a cualquier argumento para tratar de revertir el resultado de las últimas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
La expresión de la polémica
“Hay políticos y sacerdotes que son insultados, alguno se lo merece, pero es como un hábito”, había dicho el Santo Padre en la homilía del lunes pasado en Santa Marta, por lo que los medios adictos al macrismo de inmediato tomaron esta expresión como un justificativo del llamado de atención que recibió el presidente por parte del arzobispo de Salta, Mario Cargnello, en relación a la creciente pobreza que hay en el país.
Sin embargo, la homilía estaba dirigida a que los feligreses recen por los políticos y gobernantes, para que les vaya bien en su responsabilidad.
Rezar por los gobernantes es la idea central
En la oportunidad, Francisco les pidió a los fieles católicos que “recen por sus gobernantes y políticos”. Al tiempo que subrayó que “quien tiene el gobierno tiene la responsabilidad de conducir el país ¿y nosotros lo dejamos solo sin pedir que Dios lo bendiga”, preguntó al tiempo de mostrarse crítico de los insultos, malas palabras y descalificaciones.
El Papa afirmó estar seguro “de que no se reza por los gobernantes, sino que el rezo por ellos es insultarlos. Y así pasa nuestra vida en las relaciones con quien tiene el poder. Pero San Pablo es claro en pedir que recemos por cada uno de ellos, para que puedan llevar una vida calma, tranquila, digna en su gente”.
“¿Quién de nosotros rezó por los gobernantes? ¿Quién de nosotros rezó por los parlamentarios? Para que puedan ponerse de acuerdo y llevar adelante la patria. Parece que el espíritu patriótico no llega a la oración, y sí a la descalificación, al odio, a las peleas, y así termina”, enfatizó.
La mirada macrista
Pero sucede que mientras el Papa Francisco pide que se rece por los gobernantes, a los macristas les conviene decir que avala las críticas a las que consideran un ataque a la investidura presidencial, cuando en realidad, el pedido de lucha contra la pobreza viene realizándose sistemáticamente ante los tremendos índices que reflejan su alarmante crecimiento en el país.
Las expresiones del arzobispo de Salta, más que en una acción de agresión, tiene que interpretarse como un pedido de reacción de aquellos que tienen el poder de decisión, no sólo el presidente Macri, sino también el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y los candidatos a la Gobernación, cuyo ganador de definirá en las elecciones provinciales de Noviembre.
Ansiosos por victimizarse
Pero en sus ansias de victimizarse, los macristas no respetan la interpretación de las expresiones ni de Francisco ni de monseñor Mario Cargnello y se apresuraron a decir que era un ataque a la investidura presidencial.
Con el mismo criterio se viene atacando la imagen de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, a quien tildan de peronista en cuanta ocasión se les presenta, aún a sabiendas de que las ideologías políticas están muy por debajo del rol que le toca cumplir a este argentino, de manera excepcional como religioso surgido en estas tierras.
La mala leche de los argentinos
Quizás pasen mil años o más para que los argentinos puedan tener nuevamente a un Santo Padre de esta nacionalidad, pero la esencia del argentino es atacar a los connacionales que llegan al éxito. De ese modo se la pasaron criticando que no visite el país a pesar de haber llegado a la región en varias ocasiones.
Los argentinos nos creemos el centro del mundo, pero el Santo Padre se tiene que dividir entre lo que quizás querría, como pisar la tierra que lo vio nacer, o cumplir con las expectativas de los católicos de todo el mundo.
Que si le dio un rosario a un kirchnerista, que si no le sonrió mucho a Macri cuando fue al Vaticano, que si no fue cariñoso con la esposa del Presidente o con su hija. Los disparates que se dijeron me hacen ratificar aquello de que si no les gusta el Papa que se inventen su propia religión.
La pobreza cero, una profecía difícil de cumplir
Y de este modo, tratando de victimizarse, pasan los últimos días de un gobierno para el olvido en la lucha contra la pobreza. De aquella pobreza cero de la que tanto se habló, no hay nada.
Quizás sea una profecía que nunca podrá cumplir el macrismo y que ahora le pasa factura porque la pobreza, el hambre, el desempleo, la inflación y todos los males que aquejan a los argentinos lo tiene como máximo responsable. Habrá que rezar por él, como dice el Papa.