Lo tentaron muchas veces para volver a la política. Siempre dijo que no. En 2004 se vio obligado a dejar la Argentina y el Ministerio de Justicia en el gobierno de Néstor Kirchner por haber mostrado en TV el rostro de Jaime Stiuso, el más poderoso agente de inteligencia de la SIDE. Nunca más quiso saber nada con el regreso a la función pública. Bajó su perfil a cero y se fue a vivir a Estados Unidos. Hace sólo cuatro años que vive en Buenos Aires, pero siguió la vida alejado de los medios y la política.
Hace pocas semanas aceptó volver a la función pública. Si el 27 próximo Alberto Fernández gana las elecciones presidenciales, Béliz se sumará al nuevo gobierno y ya aceptó formar parte, aunque no tiene pretensiones de cargos ni ofrecimiento formal de un ministerio. Pero va a estar.
¨Las heridas ya cicatrizaron, pasaron 15 años¨, habría dicho Béliz en una de las reuniones que tuvo en los últimos días. Su decisión es ayudar, sin aspiraciones. Confía en el candidato del Frente con Todos, a quien conoce hace más de 25 años. Aunque no son amigos íntimos, lo respeta y confía en su plan presidencial. En la más estricta reserva, el ex ministro de Carlos Menem y de Néstor Kirchner trabaja en distintas ideas en el equipo de Alberto Fernández.
El cargo que va a ocupar en un eventual gobierno peronista no está definido aún. Pero hay dos datos ya ratificados por fuentes de primer nivel de ambos: que Alberto Fernández ya le hizo la oferta de sumarse al gobierno, y que Gustavo Béliz dijo que sí. El 1 de octubre pasado, Béliz renunció a su cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo, donde trabajaba como director del Instituto para la integración de América Latina y el Caribe. Si bien ya tenía pensado dejar ese cargo, el llamado de Fernández poco después de su amplio triunfo en la PASO también ayudó a tomar esa decisión.
Las áreas en las que trabaja Béliz por estas horas son las mismas en las que se ocupó en los últimos años: seguridad ciudadana, combate contra la corrupción, nuevas tecnologías, reformas judiciales y políticas de integración.
Son dos las ideas que Alberto Fernández tiene para Béliz: la secretaría de Asuntos Estratégicos, cargo que hoy ejerce en el gobierno de Macri Fulvio Pompeo. Y la otra más compleja: estar al frente de lo que sería una reforma del sistema de seguridad. Esto incluiría una reforma de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para cumplir con los estándares internacionales para obtener y procesar la información que va a necesitar si es presidente. Este es uno de los temas que está hoy bajo análisis en las oficinas de la calle México, a la vez que se organizan las últimas semanas de la campaña y la preparación del candidato para los dos debates presidenciales que hay por delante. La orden de Alberto Fernández es que no se filtren los planes que tiene si es elegido presidente, y menos en tema como la reestructuración de la AFI que tiene en mente.
Béliz sólo se mostró en público una sola vez: fue el lunes pasado en la presentación de la mesa de trabajo contra el hambre, que presentó Alberto Fernández. No dijo una palabra. La decisión de mostrarse en ese acto fue deliberada: el regreso era primero con un aval a una iniciativa que apunta a resolver un problema estructural de la Argentina. Béliz comparte la idea de generar acuerdos en temas de Estado. Está convencido, según contaron quienes conversaron con él en privado, que la Argentina debe cerrar la grieta y convocar a distintos sectores, entre ellos la oposición.
El ex ministro no va a hablar en público ni levantar su perfil bajo absoluto, que lo caracterizó desde que dejó la política hace 15 años, según el mismo dijo en su momento ¨asqueado¨ de la corrupción y los manejos en las estructuras del poder. Cuando hace 15 años se fue con su familia de la Argentina a los Estados Unidos, pasó momentos complicados, en los que seguía recibiendo amenazas. Allí se quedó 10 años con su esposa y cuatro hijos.
Béliz, que es abogado y periodista, empezó en la política de la mano de Carlos Menem. Había tenido su paso por el periodismo en la revista El Gráfico y luego en el diario La Razón. Era una de las jóvenes promesas durante la primera presidencia del riojano cuando empezó a escribirle los discursos. Los menemistas mucho no lo soportaban. A sus espaldas le decían ¨zapatitos blancos¨ en alusión a que no quería meter los pies en el barro de la política y dejaba en off side al resto de los funcionarios.
Al joven Béliz nunca le importó y llegó a ser secretario de la Función Pública y luego ministro del Interior, hasta que renunció en 1993 con escándalo: dijo en ese momento que el menemismo era un ¨nido de víboras¨. Poco después dejó el PJ porque estaba harto de la corrupción y fundó luego su partido Nueva Dirigencia y compitió en la ciudad, donde fue legislador a fines de los 90. En ese época se volvió a encontrar con Alberto Fernández, a quien había conocido en la Facultad de Derecho cuando ambos estudiaban abogacía. Retomaron la relación.
Siempre le tuvo respeto. Béliz llegó varios años después otra vez a la Casa Rosada para ocupar en 2003 el Ministerio de Justicia durante la presidencia de Néstor Kirchner, que terminó con el escándalo por haber denunciado en TV y mostrado la foto de Jaime Stiusso en el programa de Mariano Grondona, en medio de denuncias. Se fue del gobierno de Kirchner, dejó el país, vendió el auto y la casa y no habló nunca más en público del tema. En privado tampoco.
Una fuente que conoce muy bien a Béliz contó que cuando el ex funcionario se mudó a Estados Unidos no leyó durante tres años ninguna noticia sobre Argentina. Rechazó los diarios y decidió un autoexilio que le permitió obtener trabajo en Washington, primero en la OEA y después en el BID, y escribir varios libros sobre las políticas en las que trabajó durante los 15 años que se alejó de la argentina.
También vivió unos años en Uruguay, y hace cuatro regresó al país. La última oferta de volver a la política había sido de Elisa Carrió, que por supuesto rechazó. Tuvo algunas reuniones privadas con algunos dirigentes pero mantuvo siempre la decisión de no hablar de política, aunque algunos vínculos informales tenía.
Después de las PASO, recibió el llamado de Alberto Fernández y se juntaron. Hablaron sobre la posibilidad de trabajar juntos. Béliz le confesó que todavía estaba impactado por los resultados electorales, impensables para varios.
Lo que le sedujo a Béliz de la vuelta a la política es la posibilidad de aplicar en un futuro gobierno de Alberto Fernández todos los conocimientos que adquirió en en el exterior. La distancia le dio otra perspectiva y la oportunidad de desarrollar políticas estratégicas. ¨Las heridas están cerradas. Pasaron tres generaciones desde que me fui¨, habría dicho el ex ministro de Menem y de Kirchner. Considera, que ahora viene una etapa clave en la Argentina, que hay que cerrar la grieta en temas centrales, que es el momento de ser generosos pensando en el país, que hay que ponderar valores y lo entusiasma la idea de un gobierno con Fernández al frente.
En lo que resta de la campaña, Béliz mantendrá silencio total, perfil bajo y seguirá con su trabajo de redactar las propuestas que le presenta a Fernández.
En las oficinas de la calle México, sólo se ratificó la incorporación de Béliz y fuentes de extrema confianza del ex funcionario afirmaron en las últimas horas que del cargo se hablará después de que ganen las elecciones, nunca antes.
Béliz ya está listo para volver.