Susana Giménez y una visión centralista a flor de piel

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Por Julio Denis* para Diario Cuarto Poder | La polémica desatada por las expresiones de la “diva de los teléfonos”, puso de relieve la mirada del centralismo porteño hacia el interior del país, que sigue postergado alimentando privilegios y sin recibir ninguna compensación por los sacrificios de la historia.

La Argentina antagónica

Pareciera lejana aquella lucha entre unitarios y federales. Mientras que los unitarios luchaban por un gobierno centralizado, localizado en la ciudad de Buenos Aires, los federales buscaban la descentralización política para que se respetara la autonomía de las provincias dentro de la nación.

Estos dos partidos políticos se enfrentaron desde el año 1828 hasta 1831, durante la Guerra Civil de Argentina, que se originó después de la independencia del país. El conflicto surgió porque había un fuerte desacuerdo sobre cómo organizar el territorio de las provincias.

Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que seguramente la visión centralista no fue el anhelo del General San Martín o de Manuel Belgrano, héroes de la gesta libertadora. Sin embargo, quienes les sucedieron no tuvieron las mismas ideas

Los olvidos del centralismo

¿Acaso habían olvidado que de no ser por el “Ejercito del Norte” y la milagrosa victoria en la “Batalla de Tucumán”, no habría república? Seguramente un deseo de poder y riqueza había reemplazado a ese noble sentimiento.

Han pasado casi 200 años desde aquella lucha de ideales y aún hoy, ese sentimiento de superioridad, de desprecio clasista y retrógrado, de falta de patriotismo sigue vivo.

Un pensamiento generalizado en Buenos Aires

Esta semana hemos sido espectadores de lamentables declaraciones por parte de la señora Susana Giménez, quien puso de manifiesto que los 4 años de políticas clasistas llevadas a cabo por la presidencia de Mauricio Macri han despertado a quienes justifican y abalan una política centralista.

La diva del teléfono aseguró que “a la gente del norte hay que enseñarles a plantar, a criar gallinas” para combatir la pobreza, mandó a los pobres al campo. ¿Acaso nadie le dijo que los pobres no tienen tierras? ¿Qué los pobres también merecen un empleo? ¿Qué los pobres no son animales? ¿Qué los pobres no son pobres porque así lo quisieron?

Seguramente la respuesta es no, ella no lo sabe, ella solo es parte de una sociedad a la que le inculcaron que el interior es la selva, es el bosque, es parte inexplorada donde viven seres no pensantes.

Desde su mansión en Punta del Este se atreve a dar lecciones de vida a quienes no tienen nada, a quienes no hicieron su dinero de la mano de una inescrupulosa y millonaria “estrategia telefónica” por no llamarla de otra forma.

El Mercedez Benz de Su

Susana se ha aprovechado del sistema en cada ocasión que ha podido, no nos olvidemos de su auto importado sin aranceles por tratarse de un vehículo para una persona discapacitada.

El escándalo del Mercedes-Benz 500 SEC que perteneció a Susana comenzó en noviembre de 1991, cuando el juez Enrique Lotero procesó a la diva por una presunta importación ilegal del auto.

La maniobra investigada consistía en el ofrecimiento de entre 500 y 1000 dólares a un discapacitado para que solicitara un certificado en la Dirección Nacional de Rehabilitación, y así poder beneficiarse con una ley que eximía de impuestos a esos autos importados.

Siempre otros tienen la culpa

El juez aceptó el pedido de eximición de prisión para Giménez, con una fianza de 10.000 pesos. A su vez, la conductora responsabilizó por la maniobra al empresario José Steimberg, que le había vendido el auto.

Dos meses después, el vehículo fue encontrado en un establo, en un campo cercano a Pilar, propiedad del ex marido de la Giménez, Huberto Roviralta.

El juez Marcelo Aguinski la procesó por “ocultamiento de contrabando”. El tiempo de prescripción del primer presunto delito cometido por Giménez fue interrumpido por el segundo. Tras ampliar su declaración indagatoria, quedó sobreseída en ambas causas.

Las postergadas provincias del Norte

Seguramente el concepto de centralismo sigue vivo por personas como Susana Giménez o Mauricio Macri. Políticas equívocas han relegado a las provincias del norte, a las cuales el acceso a la obra pública nacional y subsidios es sumamente escaso.

El Plan Belgrano fue una de las peores estafas de las últimas décadas. José Cano estuvo al frente de una de las mentiras más grandes y uno de los peores atentados al federalismo nacional.

Fondos que nunca llegaron, promesas que terminaron en el aire y la peor de las calamidades fue la visita de funcionarios de dicho plan a Corea, donde negociaron a nombre de la nación beneficios que pretendían para sí mismos, como lo investigó y publicó Diario Cuarto Poder en lo que se denominó Plan CoreANO, investigación que tuvo trascendencia nacional.

El cierre de ingenios

El pueblo del norte del país viene soportando años de abandono y políticas mal direccionadas, apuntadas hacia las grandes concentraciones de poder. No podemos olvidar que hace 53 años, Tucumán recibió uno de los peores golpes a la industria provincial.

Un decreto ley del 21 de agosto de 1966 dio inicio al desmantelamiento de los ingenios tucumanos con el saldo de 50 mil despidos y 200 mil migrantes durante la dictadura de Onganía.

En el afán de racionalizar y modernizar el Estado lanzó lo que se conocería como el Operativo Tucumán que golpeó fuertemente la industria azucarera de Tucumán, provocando la intervención y el posterior cierre de 11 de los 14 ingenios intervenidos, entre ellos los ingenios de Bella Vista, Esperanza, La Florida, Lastenia, Nueva Baviera, La Trinidad y Santa Lucía.

Un programa que perjudicó a Tucumán

El operativo consistió en un programa de reestructuración agro industrial con el objetivo de atraer capitales nacionales y extranjeros para la instalación de modernas industrias, que ocuparían la mano de obra despedida de los ingenios.

Sin embargo, esta respuesta estuvo lejos de cubrir los cupos de desocupación que había dejado los cierres de los ingenios.

“Si los problemas de la provincia no se resuelven, Tucumán tendrá que ser dividida en dos partes: una se la daremos al Norte, para que los industriales de Salta y Jujuy cuiden de ella; y a los otros 500.000 habitantes, que se los lleve Buenos Aires: total, ya está acostumbrado a acumular escombros en sus villas miseria”, la frase pronunciada por el ex gobernador Lázaro Barbieri, sonaría como una profecía autocumplida con el Operativo Tucumán.

Forzada migración de la población tucumana

Un cuarto de la población de ese entonces tuvo que migrar hacia grandes aglomeraciones urbanas, la mayoría de ellos se instalaron en villa miserias del gran Buenos Aires.

Conjuntamente se favoreció el monopolio de los industriales del norte, quienes impulsaron el cierre de los ingenios tucumanos con el propósito de redistribuirse los cupos de producción.

Entre los industriales del norte encontramos a Fernando Prat Gay (Abuelo del ex ministro de finanzas Adolfo Prat Gay), Carlos Blaquier, Ambrosio Nogues, el cual poseía vínculos con Patrón Costas del ingenio El tabacal en Salta.

Estas patronales van a ser las que más adelante promuevan el Operativo Independencia, facilitando no sólo listas de trabajadores, comisiones internas para la represión, sino que también prestarán sus ingenios para que funcionen como centros clandestinos de tortura y detención.

Un país de cabeza grande

Esta afirmación no es más que la pura verdad, la distribución de recursos nacionales siempre ha favorecido a Buenos Aires y la historia así lo ha demostrado. Durante la presidencia de Mauricio Macri dicho favoritismo fue más que evidente y reavivó sentimientos centralistas.

Durante dicho período se transfirió toda la carga de los susidios nacionales a las provincias y no sólo eso, si tenemos en cuenta que en Buenos Aires las tarifas eran casi irreales, podemos decir que los aumentos de tarifas se realizaron sobre aquellos importes, mientras que en el interior dichas cuentas nunca estuvieron congeladas, o sea que el impacto fue mayor sobre los bolsillos de las personas que viven en el interior del país.

Políticas que atentan contra la democracia y el bien común tuvieron lugar los últimos cuatro años. En este período, el gobierno Autónoma de Buenas Aires así como la provincia, recibieron el 73% de las obras públicas destinadas a todo el país, dejando a 22 distritos con sólo el 17%.

Fernández piensa un país federal

La llegada de Alberto Fernández al poder tiene la intención de revertir dicha situación, de hacer partícipe de las políticas nacionales a las provincias del interior, de comulgar con la igualdad de oportunidades.

Seguramente el camino no será fácil. Se manifiesta un sacrificio de la clase política nunca antes visto, como el congelamiento de salarios de legisladores tucumanos por 180 días, lo mismo que el Congreso Nacional con diputados y senadores.

Es parte de la clase política y todos los ciudadanos desterrar los pensamientos clasistas y anacrónicos que tanto mal le han hecho al país durante la historia y entender de una vez por todas que hay que superar la crisis y para ello necesitamos una nación unida, adulta y solidaria.

*Analista político

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