Opinión por Marcelo Pérez para Diario Cuarto Poder
Ayer, el subsecretario de Seguridad, José Ardiles, anunció con “bombos y platillos” que ahora, tras un nuevo crimen donde intervienen cuidacoches, se creará en Tucumán un registro de “cuidacoches, limpiavidrios y vendedores ambulantes”. Según el funcionario del Ministerio de Seguridad, “la medida servirá para tenerlos identificados en las comisarías (…)” y agregó que trabajará junto con la municipalidad para “tomar medidas en conjunto” sobre el accionar de los denominados trapitos.
Simplemente se trata de una mala señal. Un error grave desde donde se la mire. Con esta actitud, la policía y el Ministerio de Seguridad, no hace otra cosa que avalar una actividad ilegal que se desarrolla en las calles de San Miguel de Tucumán. En vez de combatir el problema, lo apaña, lo cubre, como si se tratara de algo legal cobrar y exigir pagos a automovilistas que deciden estacionar en la vía pública donde aparcar es libre y gratuito.
Entonces ¿Por qué no se hace un registro de mecheras, pungas, levantadores de apuestas clandestinas, vendedores de fasos, mendingos o los lavaderos de autos callejeros? Todas actividades ilegales que reinan en la ciudad desde hace años y que tampoco el municipio, ni la policía, lograron erradicar ni controlar. ¿Habrá que legalizarlos entonces?
No se puede avalar el cobro por un servicio que no se pide. El trapito o cuidacoche exige el pago por cuidar un auto o camioneta a través de la coacción: Si no le pagan pueden dañar el vehículo o a la persona.
La policía está para proteger al ciudadano. Es tarea de la policía velar que ningún “mafioso” o “apretador” le obligue a pagar por estacionar. No sirve de nada armar un registro que, en pocos meses, no servirá de nada ya que los cuidacoches y trapitos cambian de calles permanentemente y se expanden hacia otras. Ya casi llegan hasta la avenida Colón y más allá de la Sarmiento.
Por otra parte no se debe confundir y hablar de necesidad y pobreza y vagancia como si fueran la misma cosa.
Hay que tomar medidas en serio. En Yerba Buena se pudo con los cuidacoches. ¿Por qué en San Miguel de Tucumán no se puede? ¿Hay algún negocio escondido? ¿favores políticos? O simplemente desidia e ineptitud.