Personal médico de Nueva York traslada a un paciente con coronavirus, este sábado. /DPA

Superó el medio millón de casos positivos, y son 18.860 las víctimas fatales, más que en Italia. Nueva York, el estado más afectado.

Los expertos habían advertido que la semana sería crítica, y que podría tener un impacto similar al ataque en Pearl Harbor o al de las Torres Gemelas. Y fue realmente dramática ya que Estados Unidos se convirtió este sábado en el país con mayor cantidad de muertos por Covid-19 en el mundo, con 18.860 víctimas fatales, superando a Italia en ese trágico conteo.

Según los números que recoge el mapa mundial de la Universidad John Hopkins, Estados Unidos sobrepasó este sábado a Italia, que tiene 18.849 muertos al haberse contabilizado los más de 2.000 decesos del viernes. También los estadounidenses tienen el récord de ser el país con más contagiados en el mundo al haber superado el medio millón de casos registrados (503.000).

La cifra de muertos totales en el planeta también alarma ya que superó este viernes los 100.000. La crisis, que había comenzado en enero con una mayoría de víctimas mortales en China, y luego se sumaron Italia y España, ahora cambió de dirección. En Europa la pandemia parece estar moderando de a poco su intensidad, mientras que en Estados Unidos las cifras de muertos se agravan.

Este país ya es desde el 27 de marzo el primero del planeta con mayor cantidad de contagiados, pero el viernes alcanzó la barrera del medio millón de personas. Los expertos ya calculaban que la primera semana de abril podría sería muy dura. De hecho, los casos de Covid-19 se duplicaron en solo 6,5 días.

Pero este es un país muy extenso y el virus no pega en todas partes de la misma manera: dos tercios de los últimos contagiados se concentraron en siete estados: New York, New Jersey, Michigan, Louisiana, California, Massachusetts y Pennsylvania, según un informe del Centro para Control y Prevención de Enfermedades difundido este viernes.

El epicentro, Nueva York

El reporte señaló que como el virus se transmite básicamente por las gotitas que viajan por el aire, la densidad poblacional juega “un rol significativo en la aceleración de la transmisión”. Es por eso que el epicentro de la epidemia en Estados Unidos hoy es Nueva York, que tiene 8 millones de habitantes y decenas de miles de turistas concentrados en muy pocos kilómetros cuadrados con hoteles, rascacielos y subtes que suelen estar atestados.

Allí la situación es la más dramática, con hospitales colapsados, camiones refrigerantes para recibir cadáveres en la puerta de los hospitales y fosas comunes que ya comenzaron a habilitarse para recibir la enorme cantidad de cuerpos que nadie reclama.

Pero hay algunos signos de que la curva podría estar aplanándose en ese estado ya que, si bien la cantidad de muertos aumenta, estos últimos dos días disminuyó levemente el número de ingreso de internados en los hospitales, según informó el gobernador neoyorquino Andrew Cuomo. Y también hubo un pequeño descenso de los pacientes en terapia intensiva.

El presidente estadounidense Donald Trump es optimista, pese al fuerte aumento de la cantidad de muertos. /REUTERS

El presidente estadounidense Donald Trump es optimista, pese al fuerte aumento de la cantidad de muertos. /REUTERS

El virus se extiende

Pero como una enorme mancha de aceite, la enfermedad comenzó a desplazarse también a otros estados muy poblados y cercanos a New York como New Jersey y Pennsylvania. Y, más al sur, a Louisiana. Allí, tuvo un enorme impacto el festejo del Mardi Gras, el tradicional carnaval de New Orleans, que se celebró en febrero con desfiles de multitudes en las calles y festejos en los bares y lugares donde escuchar música. También en ese estado hay una gran proporción de población afroamericana, un sector vulnerable (como consecuencia de un racismo estructural poseen enfermedades preexistentes y escaso acceso a la salud) que se ha comprobado que sufre desproporcionadamente el flagelo del coronavirus en este país.

Florida es otro de los estados que puede experimentar un pico en las próximas semanas. Allí también se celebró el “Spring Break” a fines de febrero, un período de vacaciones donde los universitarios de todo el país se juntan en masa en bares y discotecas.

En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, la doctora Deborah Birx, del equipo oficial de combate de la pandemia, dijo que “no hemos alcanzado el pico” de la enfermedad en el país, pero que en algunos casos hay señales de aplanamiento de la curva.

El presidente Donald Trump fue más optimista. Dijo que las políticas de aislamiento social en todo el país estaban funcionando y que la estimación de los muertos en el país podría ser entre 60.000 y 100.000, una cifra sustancialmente menor a los cerca de 250.000 o más que los expertos estimaron inicialmente.

En contra de las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (un organismo que Trump viene desacreditando hace días), el presidente está apurado por flexibilizar el aislamiento y comenzar a normalizar la economía. “Quiero reabrir Estados Unidos lo antes posible, pero los datos lo determinarán”, dijo Trump, aunque aseguró que escuchará a los expertos sobre una posible reapertura del país en mayo.

El presidente, que se presenta a su reelección en noviembre, tiene entre sus manos un tema crucial que debe definir cuando termine la emergencia el 30 de abril. Y lo sabe: “Voy a tener que tomar una decisión y solo ruego a Dios que sea la decisión correcta. Pero diría sin lugar a dudas que es la decisión más importante que he tenido que tomar”, afirmó.

 

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