La medida del gobierno busca salvar sus vida ante el avance de la pandemia de coronovirus. Sin embargo, intelectuales, abogados, expertos en medicina y ciudadanos comunes rechazaron la medida porque consideran que es “un arresto domiciliario”. El presidente Macron podría dar marcha atrás.
Incluso después de la reducción de la cuarentena prevista para el 11 de mayo, 18 millones de personas, consideradas en peligro, tendrán que permanecer confinadas, advirtió el miércoles pasado el presidente del Consejo Científico francés, Jean-François Delfraissy. Para los que corren el riesgo de “desarrollar una forma grave, seguiremos confinándolos”, dijo al comité legislativo del Senado. “Por cuánto tiempo, no lo sé. No sé por cuánto tiempo, no lo sé. Tal vez hasta que consigamos una droga preventiva”, agregó sin optimismo.
“Los 18 millones de personas son personas de cierta edad, como yo, de más de 65 o 70 años, personas con afecciones a largo plazo, así como jóvenes con una patología, pero también obesos”, detalló.
La posible medida desató una ola de protestas en todo el país, donde intelectuales, abogados, científicos y ciudadanos comunes rechazaron el confinamiento indeterminado de los mayores.
Uno de los primeros en criticar la medida fue Pascal Bruckner, el escritor autor de “Una breve eternidad. Filosofía de la longevidad”, afirmó: “Digo categóricamente que no. La reconfinanciación de los ancianos hasta septiembre, y por qué no hasta Navidad, es inconstitucional y rompe el principio de igualdad”. “La constitución de un grupo de edad, culpable de haber nacido a mediados del siglo XX, como chivo expiatorio de la nación es una de esas ideas absurdas diseñadas para apaciguar nuestra angustia”, sentenció.
El diario francés Le Figaro fue durísimo, aseguró que los jubilados franceses sienten “ira” y están “molestos por sentirse infantilizados y discriminados”.
fuente: infoae