Sebastián Amurín D’Amico es un joven argentino que padece un sarcoma embrionario en el maxilar derecho, un cáncer que solamente afecta a cerca del 0,5% de los pacientes con este tipo de enfermedad. En plena pandemia, el joven pide ayuda para salir del país y encontrar un profesional que le realice una cirugía que le está destrozando el rostro.
Sebastián Alejandro Amurín D’Amico tiene 23 años y vive en Moreno, en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires. En 2015 inició un tratamiento médico tras enterarse que tenía un rabdomiosarcoma embrionario de maxilar superior derecho, un extraño tumor cancerígeno que solamente afecta al 0,5% de los pacientes con algún tipo de protuberancia maligna. Desde entonces comenzó una larga lucha para recuperar la salud, principalmente pidiendo ayuda en las redes sociales.
Si bien logró que un doctor se interesara en su caso y se abrió la posibilidad de una operación en el país, el objetivo inicial radicaba en viajar al exterior para lograr una consulta con un especialista, lo cual resulta bastante complicado a partir del cierre de fronteras como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
“En 2014 empecé a sentir un bultito en el maxilar derecho, pensé que era un granito pero con el tiempo iba creciendo, así que hice una consulta en el Hospital Ramos Mejía. Allí decidieron hacer una biopsia. En enero de 2015 recibo los resultados y todos los datos daban como concluyente que tenía este sarcoma”, relató D’Amico a Infobae.
En aquel momento, los médicos le recomendaron comenzar con un tratamiento de rayos, pero él no pudo hacerlo ya que “tenía que trabajar” porque su madre estaba recientemente operada del corazón. La municipalidad de Moreno lo había contratado para revisar las cámaras de seguridad de ese partido bonaerense.
Con el tiempo, se sometió a una primera cirugía para extirparse el tumor, pero el problema volvió a aparecer. Así, en 2018 se realizó una segunda intervención, que tampoco eliminó del todo los tejidos malignos. Al poco tiempo tuvo otra vez molestias en la misma zona, por lo que los profesionales acordaron organizar una nueva cita en el quirófano, que por complicaciones burocráticas nunca se llegó a concretar.
Después de tres meses de idas y vueltas, la protuberancia ya había crecido mucho y un comité de expertos, que tardó un mes más en terminar de revisar el caso, le dijo que no lo podían operar.
“Me dieron una carta de recomendación que tenía todos mis datos mal. Hablé con otro doctor y comencé a hacer radioterapia, pero tuve que abandonar porque tenía mucha toxicidad. A la séptima sesión tuve que dejar por el dolor, tomaba morfina cada cuatro horas”, comentó.
A principios de febrero decidieron internarlo por su delicado estado de salud y comenzó con quimioterapia, pero los profesionales le aplicaron “una alta dosis sin saber que en el 2015 ya lo habían hecho”.
“Un domingo llaman a mi familia y les dicen ‘disfruten a Sebastián porque no sabemos si pasa de esta noche’. A todo esto, yo estaba completamente sedado. Cuando salí de ahí, me dijeron que mucho más por mí no podían hacer porque la médula ósea estaba a punto de dejar de funcionar por el tratamiento. Me mandaron a casa a morir”, se lamentó.
En ese momento, D’Amico se cansó de los hospitales y decidió que no quería más tratamientos, hasta que un día, a fines del 2019, cambió su actitud y se decidió a seguir luchando. Pensó que, si no había nadie en la Argentina que lo pudiera ayudar, tal vez en algún otro país podría haber expertos capacitados para hacerlo.
A través de varios videos en Instragram (@sebastian_alejandrook), donde tiene más de 16 mil seguidores y cada una de sus publicaciones recibe cientos de likes, compartió su experiencia de vida y dejó la cuenta de CBU de su mamá para recibir donaciones, que ya superaron los 220.000 pesos.
“Hay una clínica en Los Ángeles que se llama Centro de Cáncer, donde trabaja un médico que se especializa en cabeza y cuello. También hay otro en Manhattan que es muy bueno. Hoy estamos haciendo la campaña, pero con el tema del coronavirus y el aumento del dólar se hace realmente complicado”, señaló.
El médico oncólogo Ernesto Gil Deza (M.N. 69.862) explicó que el sarcoma embrionario de maxilar derecho “representa apenas el 0,5% de los tumores” que pueden producirse por células malignas, por lo que es una enfermedad muy rara y que “generalmente aparece antes de los 20 años”.
“En este caso, no hay una razón clara de por qué se produce. No es que uno pueda decir que hay un virus o alguna condición por la cual vos digas ‘bueno, es por esto’. No hay mucha información al respecto”, precisó el especialista.
Por otra parte, Gil Deza señaló que la esperanza de vida para los pacientes con este sarcoma “es muy pobre”, ya que los tejidos “tienden a crecer muy rápidamente y a hacer metástasis”, aunque aclaró que existen algunas formas de combatir a este tipo de cáncer.
En este sentido, el médico resaltó que se puede aplicar quimioterapia y recetar algunas drogas específicas que buscan “resecar completamente el tumor”, aunque el resultado del tratamiento “dependerá mucho de cómo responda” la persona al mismo.
fuente: infobae