Por Manuel Rivas* Director de Diario Cuarto Poder | Entrevista a Marx Bauzá. Su DNI dice que se llama Marcos Bauzá, pero la literatura le trajo un seudónimo con el que todo el mundo lo conoce, además de su gran labor cultural y de sus ciclos de recitales poéticos, como el “Vamos Viendo”, que cumplió dos años. A continuación el diálogo. Foto: Ariel Piccione para Anku tevé
¿Recordás cuál es fue primer contacto con la poesía?
Fue de manera oral. En jardín de infantes, me aprendí unos versos que luego recitaba subido a una sillita, apoyado por el amor de mi vieja. Hay una foto de mi cumpleaños de 4 ejerciendo oratoria poética. Una belleza. Maravilloso, realmente. Luego aprendí a escribir e hice un poema en primer grado dedicado a mi viejo, cuyo tema era un gran y frondoso roble que expandía sus ramas por el aire.
¿Cómo valorás en cantidad y calidad a los poetas en Tucumán?
Hay muchos y muchas poetas en Tucumán. Hay diversidad de voces llevando la poesía a todas partes. En su llamado por los malos poetas, Rodolfo Fogwill pide por diversos tipos de poetas que sean ante todo buenas personas. No es un pedido menor. Es, más bien, un desesperado llamado a conectar con la poesía en todas las áreas de la vida. Algo de eso hay, en Tucumán.
Cada tanto asistimos a un crecimiento exponencial de la poesía en festivales, ciclos y presentaciones de libros. En mi caso, elijo estar atento a lo que quiero transmitir como poeta y gestor cultural. Intento evitar todo aquello que desmorone, destruya o debilite mi trabajo. Trato de mantenerme perseverante ante la adversidad. Sostengo siempre la apertura de pensamiento.
Permito, por ejemplo, la participación sin discriminación de poetas consagrados y nóveles para luchar contra toda vanidad o ensalzamiento del ego. La poesía es un género que está para lidiar contra otras cosas.
La poesía está para lidiar contra la injusticia, para buscar belleza en las pequeñas cosas, para destacar sentimientos y sensaciones humanas. El mundo es lo bastante horrible y hostil como para soportar personas, que se mueven por la vida, enarbolando formas poco luminosas de la existencia, como banderas.
¿Por qué es un género que no interesa a las editoriales?
Es una simple pregunta pero su respuesta es muy compleja. El campo editorial se maneja bajo ciertos parámetros de ventas. Las grandes editoriales apuestan a otros géneros literarios más narrativos: como la crónica, el cuento o la novela.
No hay que ponerse mal cuando uno no logra publicar sus libros de poesía. Yo tengo varios sin publicar y no es algo que me desvele.
Una vez publiqué Reverso en Club Hem editores porque me gané un primer premio nacional, otra vez porque tenía la necesidad ideológica de que ciertos poemas lleguen a la gente en un momento duro de sus vidas, como lo fue Los ideales y las flores en el gobierno de Mauricio Macri, pero tengo otros poemas que pueden esperar. No tengo apuro.
¿Hay espacios para la difusión?
Hay algunos. Uno de ellos es La Papa en la literatura tucumana, otro es el espacio que el Diario Cuarto Poder da a algunos escritores y escritoras pero podrían ser más espacios.
Cada cierto tiempo, La Gaceta publica algo relativo a algún poeta. Es lo que hay. Tenemos que convivir con eso. Para ello hemos creado los ciclos de poesía, los festivales literarios y las editoriales independientes que sí le dan cabida a la poesía.
En Tucumán, hay al menos una decena de editoriales independientes. El tema es que les cuesta llegar a un público objetivo. No es fácil. Bueno, nadie dijo que iba a serlo. ¿Cierto?
¿Cómo surgió la idea del Vamos Viendo?
Yo había trabajado previamente con un ciclo de poesía que se llamaba “Lo tengo pensado, no definido”. Tuve ciertas desavenencias ideológicas con mi compañero en cuanto a la producción creativa y lineamientos generales de la puesta en escena.
Ahí decidí empezar de cero con un nuevo ciclo. El primer año fuimos desde el under en la sala de ensayo de la banda indie Alem, en Barrio Sur. Intentamos acercarnos a sindicatos y espacios militantes afines pero una cosa u otra hacían que no fuese posible.
Continuamos por el Bar Bigote’s que hoy se debate entre cerrar o no sus puertas, debido a una notable reducción de las consumiciones de los clientes que no pueden ir a sentarse y tomar algunas cervezas con sus amigos como Dios manda, por motivos de público conocimiento.
Luego pasamos por Tu punto de encuentro en Las Talitas y por CiTá ABASTO DE CULTURA, donde desde 2018 dirijo el área de Artes Visuales. También fuimos convocados por la Secretaría de extensión universitaria de la FAUNT a la Semana del arte. Todas gratas experiencias, por suerte. Siempre celebrando con alegría a la poesía y sus misterios.
¿Hay alguna anécdota que quieras compartir con respecto a tu ciclo?
Hay varias. Incluso hubo una censura que fue cubierta por este diario. Sin embargo, elijo quedarme con lo más lindo: la alegría de los poetas. La más graciosa fue en CiTá mientras leía Gustavo Luján y entró un perro callejero y se puso a ladrarle.
No sabía dónde meterme. Intentaba hacer el registro fotográfico de los poetas y esto fue realmente inesperado. Al final logré sacarlo a gruñidos y tuve que cerrar la puerta de adelante de la sala.
Por suerte, Gustavo se lo tomó con gracia. De hecho es uno de los poetas que lee en esta ocasión. Uno pone mucha energía en esto y trata de dar lo mejor de sí. Uno debe ser lo suficientemente fuerte para mantenerse firme a pesar de las dificultades y continuar generando espacios para el encuentro de la poesía con sus adeptos. Nada más importa.
¿Cómo fue la adaptación del ciclo en la pandemia?
Fue duro. Entramos en crisis. Mis compañeros están bastante desanimados, con la vida en general, pero yo no puedo estar sin hacer nada porque literalmente me muero. Pasaba el tiempo y se acercaba un aniversario más del ciclo.
Romi Carrizo tenía ganas de hacer algo en las redes sociales de Tu punto de encuentro y acordamos hacer una convocatoria a algunos y algunas poetas. Suele suceder que invitás gente al ciclo y la noche del evento no asisten y jamás te dicen el motivo.
Y es que sí, la vida es un bajón y siempre es más divertido mirar una serie en Netflix. Yo entiendo. Nadie lo dice pero la gestión es muy complicada. Finalmente uno trabaja con quiénes se ponen las pilas y no pasa nada.
Después los volvés a invitar y todo bien. No es fácil llegar a buen puerto. Por eso, es una alegría que en medio de tanto desánimo se generen cosas que hagan bien. Conseguir eso es un milagro.
¿Cómo crees que serán las cosas una vez que culmine el aislamiento?
No sé. Desde luego, lo que más me preocupa es el modo en que serán desplazadas las formas en qué consumimos cultura. Es decir, uno organiza ciclos de poesía a los que con suerte asisten los poetas que leen y algún par de amigos.
Por lo general, la poesía no es algo que se de entre grandes multitudes aunque me ha tocado leer en diversos contextos, donde había muchísima gente. Quizás se produzca una virtualización excesiva del arte. Todo es posible.
Al Vamos Viendo nunca van más de 16 personas. No sé si me explico. Todos dicen que a los centennials las cosas les dan paja pero yo creo que es una cosa transversal y que atañe a otras generaciones.
Como talitense, ¿cuál es la valoración que le das a Tu Punto de Encuentro?
Lo que hacen las chicas de Tu punto de encuentro es comparable a las políticas culturales de la Secretaría de Culturas de Tafí Viejo. Así de bueno es lo que hacen.
Necesitamos más gente así: comprometida con cada una de las artes. Tiene que haber espacio para los artistas consagrados y los emergentes. Uno de sus puntos fuertes de gestión fue poner en valor y dar a conocer a todos los agentes culturales de la escena.
Además del espacio de exhibición de artes visuales y de promoción de los escritores, músicos o bailarines locales, Eugenia Valoy García y Romi Carrizo ofrecen una decena de talleres para la comunidad, hicieron un evento de muralismo, llevan a los artistas locales a otras escenas y traen artistas de otras escenas. Hacen muchísimo con casi nada de apoyo externo. Realmente es un trabajo admirable.
¿De qué tratan tus poemas?
La poesía vive en mí. Se manifiesta a través de diversas formas, voces y texturas. Es en el cotidiano donde cada una de esas voces se desliza para expresar una búsqueda. Mi experiencia personal muestra matices donde el eros y el tánatos se cruzan a través del lenguaje de lo inefable.
Es una forma de sublimar la experiencia humana. Escribir poesía es arrojar molotovs en tiempos de crisis. Escribir poesía es una forma de resistencia ante lo establecido. No siempre hay amor o tristeza.
En mi poesía también convoco a la ironía y la comedia, porque reír es necesario para huir de la violencia del mundo. Somos el río, dirían Borges o Heráclito. Yo río. Yo lluevo. Yo me evaporo.
¿Te sentís atravesado por la compleja multiplicidad que ofrecen las redes?
Sí. Trabajo hace mucho tiempo con blogs y otras redes sociales. Prefiero usar más mi blog y Facebook que Instagram o Twitter, por diversas razones.
Sin embargo, estoy presente en todos esos espacios, de mayor o menor manera. Como artista visual estoy realizando un proyecto de arte relacional llamado Tándem que puede verse en mi blog o en YouTube.
¿Qué le dirías a aquellas personas que escriben y no se animan a darse a conocer?
Que asistan al Vamos Viendo y se acerquen a leer un poema al final del ciclo, cuando abrimos el micrófono. ¡Qué sean valientes y sobre todo buenas personas! Eso.