Según una encuesta llevada a cabo por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) que trabajan en el Instituto Gino Germani (IIGG) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 45% de las personas bebió más alcohol durante el período de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
“La pandemia y sus consecuencias, amerita que pensemos de manera nos afecta a la salud mental. Recurrir a la ingesta de alcohol, es una de manera, no saludable, que las personas encuentran para lidiar con las emociones y pensamientos que se presentan por el contexto que estamos viviendo”, expresó Graciela Mantaras, psicóloga.
Nueva normalidad
“El alcohol, muchas veces, opera como una anestesia, a no pensar, a minimizar algunas situaciones y a no pensar en situaciones que conlleva la convivencia. Tengamos en cuenta que la vida nos cambió y en algunas personas fue un cambio rotundo”, dijo.
Y agregó que “las personas que tienen un consumo regular de alcohol, es probable que beben más de lo habitual. Pero según el informe, gente que antes no tomaba o tomaba poco, están encontrado en la bebida una manera de lidiar con la situación”.
Situación atípica
En ese sentido, señaló que “esto sucede porque es una situación atípica, que nos llevó a una limitación forzada. Hay una vida que se frenó de golpe, que se detuvo y cada uno la maneja como puede, teniendo en cuenta que cada vez se acentúa más la incertidumbre, porque la situación que se planteó como una cuestión que iba a tener una pronta resolución, cada vez se ve más distante. Este factor, también opera en el ánimo de las personas”.
Un 44,85% de los encuestados dijo que aumentó su consumo de alcohol, un 33,89% que bebe lo mismo que antes y un 21,26%, que ahora toma menos”, refiere el informe, que además revela que quienes “tomaron vino todos los días pasaron del 5% antes de la cuarentena, al 15%, y la cifra fue aún mayor entre la franja etaria entre 35 a 44 años.
Vino y cerveza
“Entre los factores que los llevó a recurrir al vino, la cerveza u otras bebidas alcohólicas con mayor frecuencia, un 42% lo relacionó con tener más tiempo libre; un 33% con factores emocionales; un 29% con la falta de rutina o desorganización del tiempo y un 20% directamente, con el aburrimiento”, expresa la investigación.
“Cuando hablan del cuidado de la salud en estos tiempos, hablan de la salud física y se olvidan de la mental, que es muy importante y se incluye dentro de la salud general de las personas. La ingesta de alcohol es una afectación a la salud de las personas”, indicó.
Como una alternativa para cuidar la salud mental, la psicóloga recomendó que “la comunicación es muy importante, hay que hacer hincapié en los mensajes que se dan a la población. Hay que trabajar fuertemente en el tema de generar conciencia ciudadana del cuidado, porque encerrados no vamos a combatir la pandemia, tenemos que recuperar una vida que se parezca a la normal, pero con los ciudadanos necesarios, tanto personal como colectivos”.
“Esta situación atípica desató, profundizó y potenció conductas que no son saludables. El consumo el alcohol de manera recreativa, pero también usado para otros fines, termina siendo un comportamiento poco saludable, a cualquier edad y más en los jóvenes. Si a eso le sumamos las restricciones que tienen por no salir, era muy probable que busquen en el consumo del alcohol una alternativa”.
La violencia doméstica “también aumentó. Los conflictos intrafamiliares, son un motivo de violencia y por el encierro se vio potenciado. Las mujeres que son víctimas de violencia y los niños que son víctimas de abuso físico y sexual, corren peligro en estas situaciones”.
fuente: informatesalta