Por Elso Miguel Dappe* para Diario Cuarto Poder | Según el covid con que se mire. La actual pandemia desnudó las miserias de aquellos que siempre se aprovechan de las urgencias de los otros, pero que nunca saldrán perdiendo dinero en los malos tiempos.
Un paquete que te enchufan sí o sí
Generalmente, cuando uno tiene una urgencia financiera, las entidades bancarias o las tarjetas de crédito regionales que nos socorren con préstamos personales, también nos encajan como condición sine qua non, seguros de vida.
El argumento para este paquete de supuestos beneficios es que con ello se asegura el pago ante cualquier contingencia que pueden plantear la vida, como puede ser el fallecimiento de la persona que solicitó el mencionado empréstito.
Y estamos hablando de una modalidad que es una verdadera tradición, ya sea al endeudarse, o hacerse de un “plástico” para operar con las compras domésticas en los comercios o a la distancia.
Las aseguradoras y la fiebre de la pandemia
El Covid-19, según aseguran los especialistas, puede generar estados febriles, dolores de garganta, desarreglos gastrointestinales, escalofríos, pérdida de gusto y olfato. Esos son los síntomas que tienen ahora la aseguradoras.
A ellas, que siempre están relacionadas en pingües negocios con las entidades bancarias y emisoras de tarjetas de crédito, hoy les preocupan las graves consecuencias de la pandemia del Covid-19 en la gente.
Ojo, pero no porque les preocupe la vida de la gente, sino porque las muertes que va generando el virus en su avance arrollador implican cifras millonarias que tendrán que pagar por los decesos de la gente asegurada.
¿Cómo cambian las visiones?
Así se observa el cambio de visión con respecto a la necesidad o no de contar con seguros de vida en los titulares de tarjetas de crédito o en aquellos que, por alguna necesidad imperiosa, tuvieron que solicitar algún tipo de crédito.
Lo curioso es que ahora, tanto las aseguradoras como las entidades financieras, concuerdan en señalar que para las personas mayores -curiosamente los más expuestos a la actual pandemia- no es una obligación.
Es por ello que les hacen ver una situación un poco tergiversada en la que le proponen ahorrar algunos ítems de sus propios resúmenes, pero que en realidad es la eliminación de los seguros de vida que les habían impuesto generosamente.
Un caso testigo
Un hombre de 62 años se acerca a la ventanilla de una tarjeta regional a pagar el resumen. Allí el cajero le sugiere que le dé de baja a unos ítems así deja de pagar de más y que no es necesario que incurra en esos gastos todos los meses.
Le cobra y le aconseja que saque número y gestione esas bajas en otro sector. El sujeto saca el número, espera que lo atiendan y, cuando llega su turno repite todo lo dicho por el cajero, a lo que la señorita sostiene que es muy acertado.
Cuando el cliente firma el papel que se le extiende se da cuenta que es la baja de los seguros de vida. Y ahí cae en la amarga cuenta de lo que significa la vida para las entidades financieras.
*Columnista externo