Alejandro Romero, el autor del himno del Potro Rodrigo para Diego Maradona “La mano de Dios”, contó como nació la letra: “Sentí una voz de adentro que me dictaba…”. Recordó además lo que le dijo el D10S cuando se la cantó a la cara.
“Esta es la mejor que me escribieron”, supo decir Diego Maradona sobre “La mano de Dios”, la canción que popularizó el Potro Rodrigo y él mismo viajó hasta Cuba para cantársela en persona. Pero lo que pocos saben, es que esas palabras fueron escritas por Alejandro Romero, su cuñado y hermano de Alejandra.
Fue una canción escrita a pedido
Rodrigo era un fanático del Diez y soñaba con cantarle, pero cuando Alejandro se encontró con el papel en blanco y después de dos horas la inspiración no llegaba, empezó a pensar en dejar la música y dedicarse a otra cosa. Sin embargo, optó por buscar una ayuda divina: “Miré para el cielo y le dije a Dios, dame una mano”, contó en diálogo con Radio Sucesos el autor.
En ese momento, pidió una señal que se transformaría en el comienzo de un himno que iba a cantar todo el país. “Empecé a escribir palabras sin sentido para mi y salió la primera estrofa“, explicó, y esa fue la señal divina que estaba esperando para seguir su camino como compositor. “Está en cada uno creerme o no, pero sentí una voz interna que me dictaba: ‘en un potrero forjó, una zurda inmortal…‘ y así toda la canción que intenté escribir lo más rápido posible porque el dictado no se detenía“, relató.
Lo que pasó después es historia conocida: unos días antes de morir, Rodrigo viajó a La Habana, donde pudo cantarle a la cara la canción a Diego frente a las cámaras de un programa de televisión en un momento que quedará registrado en el recuerdo de todos los argentinos.
Pero más tarde, él tendría la misma posibilidad con el Diez. En la previa del cumpleaños de una de sus hijas, Claudia lo invita a una celebración privada en Segurola y Habana. Guitarra en mano y con otras celebridades como público, comenzó a tocar: “Canté cuatro temas míos y le pasé la posta a Luciano Pereyra para que cantara él. Diego estaba en una esquina un poco separado de lo que sucedía y cuando ve que paso la guitarra me dice, maestro, ¿te puedo pedir una? ¿no me cantás la mía?”.
“Cerré los ojos porque me sentía muy emocionado por cómo me lo había pedido, cuando los abrí iba por la mitad del tema y lo veo a Diego adelante mío, sentado en el suelo disfrutando de su canción”, explicó Romero sobre lo que resume como uno de los momentos más increíbles de su vida, y siguió: “Cuando supe lo que la canción le significaba a él sentí que había tenido el privilegio de darle en devolución apenas un granito de arena de tantas alegrías que él me había dado a mí”.
fuente: eldocetv