Un Policía Federal fue hallado sin vida en una plaza pública de Santiago del Estero. Los primeros datos indican que el policía viajaba en micro desde Rosario a Tucumán y que, en el camino llamó por teléfono a su concubina. Esta, al atender le pidió que no regresara ya que ella había dado por finalizada la relación. Eso habría llevado al hombre a tomar una drástica decisión.
Todo se inició cerca de las 3.30 de la madrugada cuando un testigo llegó a la Comisaría Segunda e informó que en la plaza del Fórum -en el barrio Alberdi- se encontraba un hombre tirado en el suelo, con un disparo en la cabeza.
Un tiro en la sien
La policía llegó al lugar y encontró el cuerpo de la víctima, quien llevaba puesto el uniforme de la Policía Federal. Los efectivos rápidamente se comunicaron con la fiscalía desde donde se ordenó que se preservara la escena.
El médico de Sanidad examinó el cuerpo y determinó que tenía un orificio de un impacto de bala en el sector del cráneo, más precisamente a la altura de la sien.
Los peritos de la Policía Científica y Criminalística secuestraron una pistola Bersa -modelo Thunder- la cual tenía 16 balas en el cargador y una en recámara.
Tucumano de 27 años
Al requisar sus pertenencias, la policía encontró una billetera con su DNI y su credencial que indicaban que la víctima era un cabo de la Policía Federal -Fernando Moisés Barrojo, de 27 años, oriundo de Tucumán, quien cumplía funciones en la División Drogas de Rosario, Santa Fe.
El policía regresaba de cumplir con sus funciones y se dirigía a ver a su familia en Tucumán.
En la requisa encontraron su teléfono celular y determinaron que la última llamada había sido realizada a su pareja María Luciana Núñez de 39 años, domiciliada en San Miguel de Tucumán.
Finalizó la relación amorosa
Los investigadores se entrevistaron con la pareja de Barrojo, quien confirmó el llamado e indicó que mantuvieron una comunicación de varios minutos donde habían tenido una discusión y ella le informaba que daba por finalizada la relación amorosa que tenían.
Se supo que Barrojo tenía dos hijos pero con otra relación anterior. Su concubina dejó entrever que la víctima ingería ansiolíticos, recetados por su médico particular.
fuente: elliberal