Mesa para dos en el Justicialismo para recuperar la paz

Por Pablo Batalla* para Diario Cuarto Poder | El fuerte temblor dentro del oficialismo tras la elección del Defensor del Pueblo de la provincia, sólo se puede aquietar cuando los dos popes se sienten en una mesa para dos y dejen todo aclarado. Ordenar la transición y la gestión.

Continuidad o cambio en la Defensoría del Pueblo

El Justicialismo es un polvorín porque dos sectores bien diferenciados y que se denominan a sí mismos como Manzuristas o Jaldistas, tomaron como campo de experimentación el proceso de elección del nuevo Defensor del Pueblo de la provincia.

Desde el sector del Gobernador se impulsaba la continuidad de Fernando Juri Debbo, mientras que desde la Presidencia de la Cámara se postulaba a Eduardo “Lalo” Cobos, quien finalmente resultó electo con 27 votos, por el acompañamiento de dos bussistas y de radicales.

Sin voluntades para la Reforma Constitucional

El experimento iba más allá de la elección del Ombudsman, porque lo que en realidad quería saber el manzurismo es si contaba con las voluntades necesarias para impulsar la reforma de la Constitución Provincial y dejar abierta la posibilidad de reelección.

El resultado final expresa la voluntad de no iniciar ningún proceso reformista de la Carta Magna provincial, lo que derivaría en el final del período encabezado por Juan Manzur y la natural transición, en la que Osvaldo Jaldo aparece como el candidato más fuerte.

Las segundas líneas y el binomio

Los manzuristas dicen que la anticipación de las conversaciones con vistas al 2023 tienen su origen en la ansiedad de Jaldo, pero en realidad, desde ese sector se intentó instalar la discusión por la reforma constitucional, sin importar el costo político.

La verdad es que las segundas y terceras líneas son las que están inquietas, no sólo por su continuidad, sino por su incorporación al engranaje político. Sin embargo, luego de la pandemia de Covid-19 no parece ser el mejor escenario.

El clima social tenso

Justamente la expresión reforma constitucional crispa los nervios de la opinión pública, porque hay otros problemas que requieren más atención y urgencia, como la vacunación contra el covid o mejores políticas contra la inseguridad.

El oficialismo caería en descrédito si, en este contexto, se propiciaran cambios en la Carta Magna, que la gente de inmediato relaciona con las ansias de perdurar en el poder. De inmediato vuelve a la memoria colectiva la imagen de José Alperovich.

Abocarse a la gestión

Es por ello que la mesa de dos, preparada para Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, no debe postergarse ni proyectarse más allá de los días que le lleven al Vicegobernador superar el cuadro de Covid-19, por el que se encuentra en internación preventiva.

El Presidente de la Cámara se encuentra en buenas condiciones y haciendo uso del teléfono, lo que habla a las claras de una recuperación que no le llevará más días de lo usual. Luego de ello, se reincorporaría a sus ocupaciones públicas.

Los de afuera son de palo

El resto de la dirigencia y funcionarios, más allá de las expresiones poco acertadas o el desplazamiento de referentes de uno u otro sector, son de palo. Hay una mesa en la que sólo caben dos, los que integran el binomio gobernante.

Y justamente son ellos los que tienen que limar sus asperezas, aclarar los malos entendidos y poner blanco sobre negro. Las divisiones nunca suelen traer buenas consecuencias en el Justicialismo y ellos lo saben.

La lección nacional en el caso Scioli

Ya probaron que las divisiones no son buenas en aquella elección nacional en la que Daniel Scioli, como candidato presidencial, perdió ante Mauricio Macri, con el reciente conformado frente de Cambiemos.

Muchos atribuyeron la derrota a los cortocircuitos con Cristina Fernández, pero las consecuencias fueron un sinnúmero de causas judiciales en las que se apuntó contra la ex mandataria y que aún hasta el presente no termina de resolver.

Una oposición dividida

Lo que tiene a favor el oficialismo provincial es la gran división que presenta el arco opositor, que quiere armar alianzas, pero cuyos dirigentes –como bien lo dice Don Eduardo en su columna- quieren ser todos conductores y principales candidatos.

Mariano Campero, Ricardo Bussi, Germán Alfaro, José Cano, Silvia Elías de Pérez y hasta el intendente de Concepción, Roberto Sánchez, se quieren inscribir en la carrera hacia el “Sillón de Lucas Córdoba”. Demasiados postulantes para un solo lugar.

La política no es para “calientes”

Los pedidos de renuncia y las deserciones no ayudan a mejorar el escenario. Como se dice en el barrio: “esto no es para calientes”. Hay que leer el escenario correctamente porque no se puede quedar pedaleando en el aire.

Lo cierto es que la recuperación de Osvaldo Jaldo, quien contrajo covid, llevará algunos días, en los que puede regresar la reflexión y la cabeza fría. Esa será una magnífica oportunidad para que se despejen los desencuentros y se sienten a esa mesa reservada para dos.

*Columnista y analista político.

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