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Argentina y una negociación clave con el FMI

Por Julio Denis|El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es de vital importancia para que un país como el nuestro recupere la confianza y con ello las inversiones internacionales.

Argentina ha puesto en escena un nuevo paradigma mundial cuando tuvo que negociar con los bonistas el año pasado, no se puede cumplir con los compromisos a costa del bienestar del pueblo. Este concepto fue oído y apoyado por diversos gobiernos y organizaciones mundiales.

Hoy, comenzando la segunda ola de esta terrible pandemia de coronavirus, con un sistema de salud con recursos humanos extenuados, la primer mirada esta allí.

Para algunos sectores el acuerdo de la deuda es una forma de perder soberanía, pero es todo lo contrario, es recuperar confianza, es poder captar inversiones, generar empleo y este es justamente el camino a poder tomar nuestras propias decisiones.

Una nueva mirada

El Fondo Monetario Internacional recomendó a los países aumentar los impuestos progresivos, para poder subir el gasto, y así achicar las brechas de ingresos, ampliadas durante la panandemia. El objetivo es proteger a los vulnerables, pero también preservar la estabilidad social, debido a que el aumento de la desigualdad podría derivar en un fuerte malestar social.

Reformas tributarias

Las reformas tributarias más progresivas podrían incluir impuestos sobre la propiedad y la herencia, aumentar la carga sobre los más ricos, eliminar “lagunas” impositivas, y “modernizar” impuestos sobre las ganancias de las empresas. Además, los gobiernos podrían introducir “contribuciones temporales de recuperación por la covid-19 para los hogares de altos ingresos”.

Cambios impositivos

Los cambios impositivos que lleven a cabo los gobiernos tendrían apoyo del público, asegura el informe, publicado en el blog del FMI, cuyos autores son David Amaglobeli, Vitor Gaspar y Paolo Mauro. Los investigadores sostuvieron que las personas que se enfermaron o perdieron el trabajo por la crisis sanitaria, o conocen gente cercana que haya estado en esta situación, estarían a favor de cambiar los impuestos hacia unos más progresivos. “Los trastornos pueden moldear las opiniones de las personas sobre cuestiones de política”, dice el texto. Está basado en una encuesta a 2500 residentes de Estados Unidos.

Seguramente la economía nacional es muy diferente a la del país del norte, pero este documento también pone en evidencia un cambio de mirada con respecto al cumplimiento de los pagos a la entidad financiera.

Estabilidad social

El objetivo de estas políticas debería ser que las personas “alcancen su postencial”, fortalecer “los hogares más vulnerables”, pero también “preservar la estabilidad social”. “En este contexto, las sociedades pueden experimentar una creciente polarización, erosión de la confianza en el gobierno o malestar social. Estos factores complican la formulación de políticas económicas sólidas y plantean riesgos para la estabilidad macroeconómica y el funcionamiento de la sociedad”, dice el texto.

“Un mejor desempeño en el acceso equitativo a los servicios básicos, como atención médica, educación de calidad e infraestructura digital, así como mercados laborales inclusivos, mejora la resistencia de la pandemia y es clave para la recuperación económica que beneficia a todos”, agrega el documento.

Las viejas recetas

Todos los que tenemos un poco de memoria sabemos que las recetas del FMI no fueron siempre las acertadas y casi en su mayoría terminaban llevando a las economías de los países endeudados hacia el abismo.
En este sentido hay que ser cautos con lo que el organismo proprone. Pero también hay que aceptar que hubo un cambio de mirada y seguramente las negociaciones de nuestro país con los bonistas tuvieron gran impacto en la perspectiva mundial.

Negociaciones

Terminada la última ronda de negociaciones técnicas con el FMI, ahora el acuerdo entra en una nueva instancia de negociación: la geopolítica. En las próximas semanas, Guzmán deberá reunirse con los ministros de Finanzas de las principales potencias para buscar su apoyo político para que el FMI le dé a la Argentina un nuevo préstamo con el que cancelar la deuda del crédito de Dujovne en plazos más largos. Al fin y al cabo, entre 2021 y 2024 el país no tiene forma de juntar los 45.000 millones de dólares que se le deben.

Las próximas reuniones del G-7, que este año preside Italia -y aun no se sabe si serán presenciales o por videoconferencia-, son la ocasión para que Guzmán explique a sus pares de otros países la situación que enfrenta y la necesidad de su respaldo en el directorio del FMI.

Reuniones

Por su parte, Alberto Fernández hace lo mismo con los primeros mandatarios. Así, ya ha tenido reuniones con Merkel y con Macron, con quien desarrolló un vínculo particularmente cercano, que se extiende más allá de las estrictas conversaciones protocolares. Macron podría resultar un primer aliado en el G-7, para la gira de Guzmán por Europa a mediados de mes.

El diagnóstico del gobierno es que si se llega a un acuerdo con el FMI, entonces la prórroga del vencimiento con el Club de París será casi automática. En cambio, si las negociaciones con el Fondo se estancan, los términos de la negociación con las potencias europeas serán otros y las posibilidades más acotadas.

Intervención de Cristina Kirchner

La dimensión geopolítica ya la puso de relieve Cristina Kirchner al pedirle públicamente a los Estados Unidos, que tienen el 16,5% de los votos en el FMI,  tenga con el país “algún gestito político” y dé el OK para un crédito a más largo plazo y tasas más bajas con el Fondo.

Lo que es claro para el gobierno son dos cosas: primero que, aunque se llegue a un acuerdo con el FMI, el regreso a los mercados llevará tiempo y no será inmediato, por lo que el argumento del precio de los bonos no los apura a cerrar.

Y lo segundo es que la etapa técnica de la negociación pasó a un segundo plano desde el momento en que el staff sacó un comunicado con dos definiciones con corolario político, que la inflación es un “fenómeno multicausal”, lo que es otras palabras quiere decir que no le van a exigir al Banco Central una política monetaria muy contractiva -como ocurrió durante la gestión de Sandleris-, sino que se va a trabajar en la coordinación de expectativas para bajar la inflación y no solo en una suba de tasas, y se va a priorizar la “sostenibilidad de la recuperación económica”. Lo que se traduce como que la reducción del déficit no va a ser la variable prioritaria de un nuevo programa con el FMI. Entre líneas de ambas definiciones se lee que el programa de Dujovne estuvo mal concebido desde el principio y que no van a insistir con el viejo recetario.

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