Tienen 97 y 88 años, y les ejecutaron su propiedad sin que se enteraran por una deuda de hace 30 años. Ahora negocian con el nuevo dueño para ver si pueden comprarle la propiedad en la que viven.
Perder todo sin previo aviso. Eso es lo que les está por pasar a Juan Rojas y Pascuala Sánchez, de 97 y 88 años respectivamente, que son vecinos de Llavallol. Su casa, en La Huella 610, fue rematada sin su conocimiento por una deuda de hace más de 30 años y ya hay un nuevo comprador. Vecinos, familiares y amigos se oponen al desalojo.
La semana pasada los medios de comunicación se hicieron eco del problema de Juan y Pascuala.
El caso se hizo conocido en los medios de comunicación y se viralizó en las redes sociales durante el fin de semana pasado, pero los orígenes del problema se remontan al momento en que Juan Rojas tramitó su jubilación, a finales de los ‘80. Pagó los honorarios de su abogado pero tiempo después recibió un bono por el que su letrado le pidió un porcentaje más. El jubilado consideró injusto ese reclamo y lo desestimó. Años más tarde, ese abogado, de apellido Escudero, falleció y su heredero empezó un silencioso proceso judicial que terminó con la orden de remate de la propiedad.
Pancartas en la reja de la casa, como señal de protesta.
Alejandra Luque, nieta de los damnificados, expresó su descontento: “Nos parece mal no haber podido arreglar nada ni haber podido llegar a un acuerdo. Tampoco entendemos cómo una cuota mínima lleva a perder una casa”. El modo en que los abuelos se enteraron de la noticia, 30 años después, fue atípico: Juan y Pascuala se “despacharon” del remate de su casa por los volantes repartidos en el barrio por integrantes de “La Liga”. Luque explica: “Es una organización que está integrada por profesionales que se encargan de hacer remates. Es como una mafia”, asegura.
Frente a esa situación, vecinos, familiares y amigos del matrimonio se acercaron al domicilio para impedir el primer desalojo. Si bien no hubo una presencia oficial, un cerrajero se acercó la semana pasada a cambiar la cerradura de la vivienda y fue echado por presión de los allegados y vecinos.Hoy, ese apoyo es más fuerte: “Nos sentíamos solos, en la nada, pero ahora tenemos más apoyo. Es impresionante la cantidad de gente que nos banca y se moviliza por nosotros. El Municipio de Lomas de Zamora también se acercó”, sostiene Alejandra.
Hasta la semana pasada, recaía sobre ellos una orden de desalojo, que quedó en suspensión. Si bien Juan, de 97 años, no comprende lo que está sucediendo, su esposa sí. “Estaba con los pelos de punta, pero me parece que estamos en vías de llegar a un acuerdo… Ahora estoy más tranquila y lo que tenemos que hacer es tratar de conseguir dinero para comprar la casa nuevamente. El comprador final de la propiedad es un buen señor y no sabía que existía este problema detrás con dos personas como nosotros, con dos ancianos”, asegura Pascuala.
Actualmente la familia se encuentra en una etapa de negociación con el comprador, aunque las conversaciones están comenzando. “Un amigo de la familia puso en garantía su vivienda y así acordaron un alquiler con opción a compra por dos años. Mientras tanto la Comuna de Lomas de Zamora se comprometió a ayudar a los abuelos realizando eventos para ahorrar el dinero. Así está la situación hoy. Luego habrá que firmar todo como corresponde”, agregó Luque este sábado a la mañana.
El caso se encuentra en el Juzgado N° 7 de Lomas, pero eso a muchos vecinos no les importa. “Los queremos, hace 60 años que viven acá. Son dos personas excelentes y no vamos a dejar que los echen a patadas”, dijo Walter, vecino de la pareja.