Román Piacenti estaba al cuidado de Franco Catanzaro (7) cuando el cuatriciclo de Agustín Ciari chocó contra el chico y lo mató.

Las vacaciones de las familias Catanzaro y Piacentini se partieron para siempre. De un golpe cuyo impacto, posiblemente, no dejen de sentirlo jamás. Fue el último domingo en el Partido de la Costa, cuando un cuatriciclo conducido por Agustín Ciari (23) cayó encima del que manejaba Franco Catanzaro, de siete años, y lo mató casi al instante. Las familias ahora denuncian que el joven que mató al chico venía a alta velocidad, y que ni él ni sus padres se pusieron en contacto con ellos, ni en el momento del accidente ni nunca.

“A Franquito le cayeron con el cuatriciclo encima, lo mataron y lo abandonaron como a un perro”, dice, todavía conmocionado por la tragedia, Román Piacentini, amigo de Juan Pablo Catanzaro, el papá de Franco. El hombre fue testigo del incidente. No vio exactamente el momento del impacto, pero asegura que estaba allí, a unos “20 ó 50 metros” del lugar de la tragedia, porque había quedado a cargo de Franco, quien en ese momento andaba en su pequeño cuatri por una “olla” entre médanos junto a Enzo, su propio hijo, de 14 años.

Ciari venía encima de su Yamaha 450. Lo hacía junto a su primo, de 16 años, que lo acompañaba en tándem con otro cuatri de alta cilindrada. Piacentini cuenta que los vio venir, mientras su hijo adolescente y el chico “hacían vueltas en 8” por un circuito en una zona sin médanos, pero sí con ondulaciones. “Venían corriendo una carrera, con ropa de competición, pechera, guantes, cascos, motores dos tiempos. Los veo entrar a 80 kilómetros por hora, que en la arena es muchísimo, entran derrapando y saltan la primera subida, saltan la segunda y de repente no los escucho más”, detalla el hombre.

Piacentini quedó rodeado de silencio. “Dejé de escuchar el ruido de los motores”, explica. Y eso lo preocupó. O lo dejó paralizado. Según le dicta su memoria, apenas pasó un minuto cuando vio llegar a su hijo Enzo en su cuatriciclo. La escena duele. El adolescente traía encima a Franco, gravemente herido. “Lo agarro, le practico reanimación, pero estaba mal. Tenía fracturas expuestas, tenía muy mal su pecho, sangraba mucho. Fue un golpe terrible, su casco estaba partido en seis”, explica, impresionado.

Piacentini admite que el hecho de que los menores manejen “es una contravención” y que está mal, pero insiste en que lo hacían en una zona “segura”. La costumbre de las dos familias, con casa en el barrio privado Costa Esmeralda, era ir con la camioneta 4×4 y tres cuatriciclos a la zona de playa, dentro de Nueva Atlantis, Partido de la Costa. “Siempre salíamos todos juntos, en caravana, y despacio. El cuatriciclo de Franquito era casi de juguete”, compara.

Ese domingo de sol, Juan Pablo Catanzaro había ido hasta a su casa a buscar la merienda y pagar a unos pintores. Su esposa (que no es la mamá del chico, quien estaba en Bariloche, donde vivía Franco) había salido a caminar y Piacentini se quedó en la playa con los nenes y los cuatris: su hijo Enzo, y Franco con su hermana de 12, más una amiga. “Fueron al agua y Franco y mi hijo me dijeron si los cruzaba por la calle por donde pasan los cuatriciclos y las camionetas, que querían andar. Ellos no saltaban médanos, hacían un circuito y daban círculos, como un 8. Y yo los estaba vigilando. Les dije ‘un ratito’ y los llevé. Los perdía de vista sólo cuando quedaban detrás de una subida”, detalló.

Las versión que difundieron fuentes de la causa judicial a partir de ese momento, en base supuestamente a testigos, es que Franco bajaba un médano y Ciari lo subía y así se dio el choque. Lo que cuenta Piacentini es distinto. “Hubieran chocado si venían con las cuatro ruedas, pero saltaron y el cuatriciclo le cayó literalmente encima, le pegó con el motor. El casco de Franco está partido en seis pedazos. Eso no es un accidente”, remarca.

“Estamos de acuerdo que Franco estaba cometiendo una contravención, los chicos no podían estar ahí. Pero entrar a saltar médanos con equipos de competición en zona de familias no es un accidente”, insiste Piacentini.

Días atrás las fuentes judiciales consultadas por este medio habían relatado que, según testimonios, Agustín Ciari estuvo junto a Piacentini y Catanzaro mientras pedían auxilio. Román lo niega: “Ellos se escaparon, mi hijo vino solo con el nene. Después en la playa levantaron sus cuatris y sus motos de agua y se fueron, mientras otra gente los filmaba y los insultaba. Por suerte en la guardia de Costa Esmeralda la seguridad privada les secuestró el cuatri, si no no lo encontrábamos más”.

Según confirmó Infobae, Agustín Ciari es sobrino de Cristian Alexis Ciari, secretario de Hacienda del Municipio de Quilmes, comuna que gobierna el ex chef Martiniano Molina. El funcionario estaba en la playa en el momento del accidente.

“La política está tapando las cosas que pasaron. (Ciari) Mató a un chico y todavía no declaró ante la Justicia. No estuvo detenido ni diez segundos. Matás a un nene de 7 años y te comés 48 horas mínimo. Este pibe no estuvo detenido un minuto. Si no hay mano política acá…”, ironiza Piacentini, para quien lo que ocurrió se trató de “un abandono de persona, lo dejaron tirado como un perro. Y a cargo de un chico de 14 años”.

Franco fue enterrado este miércoles en Pilar. Vivía en Bariloche junto a su mamá, por quien acababa de tener un hermanito menor. Cada 15 días viajaba y se quedaba con su papá, un publicista de San Isidro. “Para Juan Pablo, Franquito era toda su vida. Le había hecho una canchita de fútbol en su casa, el nene era fanático de Boca”, recuerda Piacentini.

San Isidro está a unos 50 kilómetros de Quilmes, de donde son los Ciari. Pero la distancia parece mucho mayor, según lo cuenta el hombre que cuidaba a Catanzaro. “Nunca nadie se comunicó con la familia de Franco. Nunca nadie mandó un emisario. Juan Pablo no puede levantarse de la cama. Lo que más nos indignó fue el abandono de persona. Tenemos todo filmado, cómo levantaban las motos de agua. La mamá decía ‘levántate los cuatris y vámonos de acá'”.

Román Piacentini declaró el lunes a la noche ante el fiscal del caso Martín Prieto, junto al papá de Franco y los testigos que filmaron la huida de los familiares de Ciari en la playa. El hombre sospecha de los tiempos de la Justicia: “Nosotros declaramos anteayer. Recién hoy van a peritar los cuatri. Mi hijo fue operado, tiene que declarar y va a contar la verdad. A Franco, por donde estaba y lo que hacía, no le podía pasar nada. Salvo que apareciera un loquito”.

fuente. infoae

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