Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder / Sin despeinarse. En un año de profundos desencuentros y reencuentros en el ámbito del oficialismo provincial, la sorpresiva llegada de Osvaldo Jaldo al Poder Ejecutivo, abrió interrogantes que de inmediato se esfumaron.
De las grietas a la unidad
Desde aquella expresión de Juan Manzur, en la que decía: “este gobernador no le tiene miedo a nadie” hasta su desembarco en la Jefatura de Gabinete y su aval a la gestión de Osvaldo Jaldo al frente del PE, pasó mucha agua debajo del puente.
De una interna en el Peronismo, que no se daba desde hace más de dos décadas, se pasó a un pedido de unidad en el que todos los referentes y militantes debieron replantear los roles que habían desempeñado en la construcción de esa grieta peronista.
Algunos intendentes “manzuristas” trataron de mantenerse en el antiguo escenario de disputa, pero fue el propio conductor -como les gusta decir a los justicialistas- quien aconsejó acompañar la gestión de su reciente adversario.
La propia asunción fue compleja
Una vez que trascendió la propuesta, tanto de Alberto Fernández como de Cristina Fernández, para que Manzur asumiera la Jefatura de Gabinete, todo el escenario político provincial pareció sacudirse y se generó un juego de presiones importante.
En ese juego, Jaldo prefirió orejear los naipes y adivinar las señas del truco. Se apegó de manera inteligente al cumplimiento del mandato constitucional sobre la sucesión en el PE. Finalmente, luego de innumerables rumores, el tranqueño asumió.
Para ello, se dejó a Sergio Mansilla al frente del Poder Legislativo, de modo que la cuestión se equilibró y quedó encaminada hacia la unidad. Los peronistas, una vez más, parecía que se peleaban pero en realidad se estaban reproduciendo.
Demostró que tiene pasta
Desde el minuto cero, Jaldo demostró que tiene pasta para el desafío de llevar las riendas de la provincia. Primero, dejó en claro que la prioridad de su gestión iba a estar orientada a dar respuestas en materia de seguridad.
Se trata justamente de un problema que las anteriores gestiones no pudieron resolver. Los escasos meses en que el actual mandatario lleva los destinos de la provincia, parecen llevarlo encaminado en la resolución de ese problema.
Y segundo, marcó el rumbo a todo el país con la creación del Pase Sanitario, que tuvo por objetivo promover la vacunación en el contexto de la tercera ola de coronavirus en la provincia. Logró que más de 320 mil tucumanos se vacunaran.
Excelente estrategia
En cuanta oportunidad tuvo, Jaldo no se cansó de remarcar que había que aprovechar la oportunidad histórica de tener a Manzur como Jefe de Gabinete nacional. Y no fueron tan solo palabras, porque logró la llegada de programas y obras nacionales.
Cada vez que el ahora funcionario nacional estuvo en la provincia hubo gestos de un lado y del otro de dejar atrás la grieta que se había generado en la interna. Los que continuaron en la situación anterior, luego se acomodaron.
Los juegos de la política hacen que ahora todos estén en el mismo barco. Ver a Osvaldo Jaldo y Sergio Mansilla juntos no es ninguna novedad. Tampoco que en los spots municipales se vea la expresión: “Osvaldo Jaldo Gobernador”.
Lo que vaya a pasar…
En cuanto a las elucubraciones propias del mundo de la política. Afirmar que Manzur volverá parece muy anticipado, teniendo en cuenta la ambición del médico sanitarista de tejer poder para ver si resulta presidenciable.
Ese proyecto echa por tierra cualquier sueño de retorno que tengan los ahora ex “manzuristas”. El escenario es favorable para Jaldo, quien siempre sostuvo que era su momento de ser gobernador. Ahora lo es y lo hace con mucha solvencia.
Pero, como decía “Mostaza” Merlo, hay que ir paso a paso. La afirmación sirve tanto para el fútbol como para la política. Por lo pronto, a Jaldo le quedó perfecto el traje de Gobernador de la provincia.
*Director de Diario Cuarto Poder, periodista, profesor de Letras e Historia y escritor.