Por Fabián Seidán – Diario Cuarto Poder. Si no fuera que hay que comer algo al menos para no morir de inanición, nos quedaríamos en casa, para no tener que sufrir todos los días las subas de precios en alimentos que ya no podemos pagar. Ahora las frutas y verduras se venden como artículos de lujo.
Cambio en la forma de comprar
La inflación está haciendo estragos en la población y su marcha ascendente no para de dañar la endeble economía de la gente. Los precios suben constantemente y nada hace prever que el comerciante mantendrá por dos o tres días los valores de los productos que vende. Salvo los supermercados -que son monitoreados más o menos a menudo-, mantienen quincenalmente los precios, pero igual –de apoco- vuelven a remarcar.
Los productos que mantienen a precios son de manera obligada, pero igual están caros, porque los controles llegaron tarde, o sea, cuando ya habían subido por quincuagésima vez sus precios. Y ahora las frutas, verduras y hortalizas se comercializan también a precios que se hacen inalcanzables para la mayoría de la gente a pie.
Ir a la verdulería se volvió un acto de osadía
Los precios de frutas y verduras no paran de subir. Una semana el kilo de papa está a $100 y a l otra se paga a $180; una naranja criolla cuesta $50 y la docena se paga a $580. Algunos “vivos” por no decir atorrantes aprovechan la confusión y la venden por kilo. Así, esa docena de naranja termina costando cerca de los $1.000 pesos. Esto ocurre generalmente en las verdulerías del centro de la ciudad y en los supermercados.
La banana, otro producto tradicional en la mesa de los argentinos, se tornó casi imposible de consumir porque sea de producción nacional o importada (ecuatoriana) su valor ronda entre los 400 y 500 pesos. En algunos casos también la venden por kilogramo y ahí su valor se vuelve inalcanzable.
La cebolla, que antes valía $30 el kilo (en 2022) hoy se paga a casi $200 y $300 el kilo, y la lechuga ronda los $700. Y el perejil que antes se regalaba tras la compra, hoy se vende. ¿El motivo? Hay escasez.
Volviendo a las frutas, tanto la uva, como la manzana, el durazno o la pera, el kilo ronda los $500 pesos, mientras que una sandía puede costar hasta $1.000 dependiendo el tamaño.
El Gobierno firmó un acuerdo para fijar precios
Atento a esta situación, el secretario de Comercio de la Nación, Matías Tombolini, decidió implementar durante un mes solo en el Área Metropolitana de Buenos Aires un programa tipo “precios cuidados” para frutas y verduras en supermercados.
Incluirá papa negra, tomate redondo, lechuga de estación, manzana, cebolla y la banana. En enero las frutas y verduras habían aumentado en promedio un 11 por ciento
La canasta de precios cuidados incluirá papa negra ($189), tomate redondo ($299), lechuga de estación ($569), manzana ($399), cebolla ($189) y banana ecuatoriana ($470) y banana subtropical ($360).
“La posibilidad de construir esta canasta, que representa a lo más consumido por los argentinos y argentinas, nos resulta muy importante porque el sector mostró una altísima volatilidad y se vio en la suba de precios”, destacó Tombolini.
En enero, según el Indec, el rubro de frutas y verduras tuvo un incremento de 11,6%. Una canasta mensual relevada por el organismo estadístico reflejó que el tomate redondo fue remarcado en 64,8%, la naranja tuvo un incremento de casi 50%, la papa de 24,7%, el limón tuvo una suba de 13,2% y la cebolla de 8,9 por ciento.
Según un informe de C&T Asesores Económicos, “febrero suele ser un mes de inflación relativamente baja pero no fue así este año. En gran medida, este comportamiento anormal se debió a la suba de 9,2% que tuvo el rubro de alimentos y bebidas, el de mayor ponderación”.
Por qué sube la papa
El precio del kilo de papa subió desde octubre 2022 aproximadamente el 110% por mes, dato que surge de comparar el valor que marca el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) con lo que se está comercializando en las verdulerías de barrio.
El septiembre 2022, en promedio el kilo del producto se comercializó a $60 mientras que en octubre pasó a valer 130 hasta llegar a la fecha a $200 y hasta $300 según la zona de venta.
Los vendedores esgrimen que la suba del precio de la papa se debe a que hubo una disminución de siembra, de modo que hay menor oferta en el mercado. También dicen que por la sequía se perdió una parte importante de la producción; y otros afirman que crecieron las exportaciones, principalmente a Brasil.
En el caso de los productores, señalan que hubo “una suba de costos de agroquímicos y fertilizantes que hizo que no haya incentivos para sembrar, porque como el precio de la papa en general está a la baja, provocó que muchos decidieran disminuir la siembra”.
¿Sirven los controles o es humo?
Para los operadores del mercado frutihortícolas, la medida del Gobierno de controlar los precios no va a andar. Afirman que los precios suben cuando hay escasez de oferta y que eso sucede “porque la política argentina viene destruyendo el sistema productivo”.
Para los productores, las declaraciones de que van a controlar los precios es puro parloteo.
Conocedores del mercado, sostienen que la suba de los precios tiene fundamento en una escasez de oferta provocada por la decadencia de la estructura productiva. “El gobierno está preocupado por la suba de precios pero no le preocupa en absoluto la producción. Los precios frutihortícolas fluctúan en función de la oferta y la demanda”, aclararon.
“Si esta semana sube, en la semana que viene pueden bajar. Si no bajan es porque hay escasez de oferta, si hay escasez de oferta se debe a que la política viene destruyendo el sistema productivo”.
¡Por lo pronto, la gente entra a la verdulería con las manos arriba! Sabe que lo van a asaltar… con los precios.