La Selección se juega el pasaje al Mundial de Rusia 2018 y si no quiere depender de nadie debe ganar su partido sí o sí. No hay tiempo para especulaciones. Un duelo no apto para cardíacos.
Muchachos, jueguen con el corazón y también con la cabeza. Sabemos que aunque vos, Leo, tuviste finales de Champions y ganaste casi todo, aunque hay varios que se lucen en Europa y jugaron partidos superimportantes, esto es otra cosa, nada que ver, es Sudamérica, es la altura… Sabemos que algunos -incluso siendo estrellas que han pasado por miles- pueden sentir miedo, pero que ese miedo no paralice sino que los empuje a sacar todo, a no quedarse con nada. A no darse por vencido aunque no se haga fácil que la pelota entre, como en estas Eliminatorias, porque alguna vez se tiene que dar de tanto insistir. A no rendirse/descontrolarse si se arranca torcido, esto es fútbol y los milagros existen, si no miren lo que le pasó el jueves a Colombia, que estaba clasificado y en dos minutos pasó a tener que jugar una final.
Queda poco más de una hora y media. No pensemos en lo que pasó, en lo que se falló: sólo en esta final del mundo que inesperadamente se viene contra un rival que no tiene nada que perder y nos espera agazapado. Vayamos al frente pero no nos regalemos, no querramos ganarlo antes de salir a jugar. No pensemos en lo que pase en otras canchas, en si los resultados ayudan o no, nosotros algún día tenemos que ganar.
Piensen en lo que se juega cada uno en su carrera, en su gente, en lo que significa ir a un Mundial, y no en el qué dirán. Nosotros bancamos y vamos a bancar, siempre que no descarrilemos, mostrando bravura e inteligencia, personalidad para surfear esta ola de mil metros. Hay que ser más equipo que nunca. No hay lugar para lagunas ni desconcentraciones, es todo en estos 90 minutos. En la altura de Quito estamos un poquito más cerca del de arriba, que alguna manito quizá nos da. Esto es hoy, ¡vamos que se puede, Argentina!
Fuente: Olé