El Presidente decidió una oferta a los bonistas bajo legislación extranjera que replica las sugerencias que hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando evaluó la sustentabilidad de la deuda externa de la Argentina.
Alberto Fernández, Martín Guzmán, Kristalina Georgieva y Francisco son los responsables políticos, económicos e ideológicos de la propuesta que mañana formalizará la Argentina a los bonistas extranjeros bajo legislación internacional. Sin la participación activa del Papa y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Presidente y su ministro de Economía no hubieran tenido posibilidades de diseñar una agresiva oferta a los inversores extranjeros que propone postergar pagos de intereses y capital hasta 2024-2025.
El Gobierno desea honrar la deuda contraída con los acreedores privados y descarta una estrategia de negociación vinculada a un eventual default, pero pretende que los bonistas extranjeros acepten las condiciones de una propuesta que va en línea con la actual situación económica de la Argentina y el futuro imperfecto del sistema financiero internacional que está bajo jaque perpetuo por la pandemia del coronavirus.
Alberto Fernández aprovechó su cercanía con Francisco para llegar a Georgieva y explicitar el apoyo de la Argentina a su particular mirada sobre el papel del FMI en el siglo XXI. La directora gerente que sucedió a Christine Lagarde no cree en los planes de ajuste y considera que el capitalismo moderno no tiene que ser rapaz y mucho menos facilitar la faena de los acreedores privados de los países emergentes.
El Presidente dialogó varias veces con Georgieva sobre la situación económica del país y le pidió que el FMI desplegará su influencia para atenuar la capacidad de negociación de los bonistas extranjeros que tienen acreencias por más de 68 mil millones de dólares. Junto a Alberto Fernández se alinearon Guzmán y Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos, que en puntas de pie llegaban a Olivos para participar de las negociaciones con la directora gerente del FMI.
La estrategia del jefe de Estado ahora aparece con nitidez. Necesitaba del apoyo de Georgieva -que conversa con Francisco sobre la Argentina y el mundo-, la capacidad técnica de Guzmán y los contactos de Beliz en la Casa Blanca. La suma de las partes, en silencio y en medio de la pandemia, fue clave para elaborar una oferta a los bonistas que se alinea con la mirada actual del FMI sobre los acreedores privados de los países emergentes.
La propuesta del gobierno a los bonistas bajó legislación extranjera se diseñó en base a dos recomendaciones formalizadas por el FMI en su comunicado oficial del 19 de febrero de 2020. Esa presentación resume las conversaciones reservadas que protagonizó Alberto Fernández con Georgieva:
“Específicamente, nuestra visión es que el superávit primario que se necesitaría para reducir la deuda pública y las necesidades de financiamiento bruto a niveles consistentes con un riesgo de refinanciamiento manejable y un crecimiento del producto potencial satisfactorio no es económicamente ni políticamente factible”, dijo el Fondo.
Y remató: “En consecuencia, se requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución apreciable de los acreedores privados, para ayudar a restaurar la sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad. El personal del FMI hizo hincapié en la importancia de continuar un proceso colaborativo con los acreedores privados para maximizar su participación en la eventual operación de deuda”.
fuente: infobae