La habitual calma de la calle Estado de Israel al 500 se encuentra totalmente alterada. De un lado, periodistas de todo el mundo retratando la casa de la infancia de Lionel Messi, vecinos que van y vienen, conversan, observan… Del otro, en la esquina, un grupo de amigos pintan un mural como homenaje a Leo. La finalización del retrato en el que predomina el celeste y blanco coincidirá con uno de los días más importantes en la historia del hijo pródigo de Las Heras, en la zona sur. El barrio quiere rendirle tributo al ídolo que este viernes celebrará el casamiento del año con su novia de toda la vida, Antonela Roccuzo, más de dos décadas después del primer encuentro.
El Hotel City Center-Casino, el espacio donde se desarrollará la fiesta, el lugar que, desde las 19, recibirá a los novio, invitados, medios de prensa de todo el planeta y curiosos.
Y, al estilo Hollywood, hasta habrá una alfombra roja, por la que desfilarán algunas de las celebridades que estarán en Rosario. Hasta ese lugar tendrán acceso los 150 periodistas acreditado. “Los invitados que por su propia voluntad así lo deseen, pueden saludar a la prensa durante el evento”, se explicó en el comunicado oficial de la organización.
Para la Pulga, la que es una de las semanas más significativas de su vida no logró alterar su rutina. Ayer, en la previa de una ceremonia que atrae la atención del planeta, el rosarino aprovechó la visita de sus íntimos amigos a esta ciudad y se dio el gusto de compartir un asado con ellos. El anfitrión, Gabriel Milito, José Manuel Pinto -el ex arquero de Barcelona- y Pepe Costa, el hombre de confianza de Leo en el club catalán. ¿El menú? Parrilla, para todos.
Un rato antes, en diferentes aviones privados, en la mañana aterrizaron en el aeropuerto internacional de Fisherton gran parte de las figuras invitadas que llegan desde el fútbol europeo: los ex compañeros Carles Puyol, Xavi Hernández, Samuel Eto’o y Cesc Fábregas, pero también con los que comparte el actual vestuario, como Luis Suárez, Sergio Busquets, Jordi Alba, Samuel Umtiti. No faltarán sus amigos y compañeros de la selección. De ayer y de ahora. El listado incluye a Javier Mascherano, Sergio Agüero, Ángel Di María, Ezequiel Lavezzi, Nahuel Guzmán, Javier Pinola, Gonzalo Higuaín, Lucas Biglia, Éver Banega, Maximiliano Rodríguez, Fernando Gago y Martín Demichelis. No faltarán las personalidades del espectáculo: asistirán Adrián Suar, Marcelo Tinelli y Nicolás Vázquez con su esposa Gimena Accardi.
Rosario, como aseguran quienes trataron a Messi en su juventud, está convulsionada. Los años del astro en la primaria transcurrieron en la Escuela N° 66 General Las Heras. Además, durante un breve lapso -poco antes de partir hacia España-, tuvo una incursión en la Escuela 436 Juan Mantovani. Allí, el joven menudito lo único que esperaba era el recreo para salir corriendo detrás de la pelota. Hasta que un día tuvo que sentarse delante de Silvia, que había examinado el boletín de Messi. La propia protagonista reconstruye el diálogo:
-Lionel, estuve mirando tus notas y no aprobás casi ninguna materia. Tenés que estudiar. ¿Qué está pasando?
-Es que a mí lo único que me gusta es jugar a la pelota.
-¡Nene, dejá de patear y ponete a estudiar que así no vas a llegar a nada! ¿Vos te pensás que el fútbol te va a dar de comer?
Casi 20 años después, Silvia recuerda el momento entre carcajadas. “Lo hice con instinto maternal y de docente, fue un simple consejo. Ahora esto me da un poco de vergüenza.¿Quién iba a imaginar que se convertiría en el futbolista más importante del mundo?”.
En los dos colegios que Messi transitó dejó gratos recuerdos por su carácter angelical, su sonrisa tímida y la solidaridad con sus compañeros. A un par de cuadras del colegio Mantovani, la Escuela Las Heras rompe con su calma habitual a la hora del recreo. “Era un dulce, un chico muy tranquilo y modesto. Nunca me generó ningún problema. No le gustaba la escuela porque su interés era el fútbol, pero igualmente cumplía. Yo jamas lo castigué ni lo mandé a la dirección”, cuenta Mónica, su maestra durante cuatro años. “Nuestra institución también está convulsionada. Y muchos de los compañeros de Leo están invitados al casamiento”, asegura. En las entrañas del colegio confiesan que Silvia, otra de las maestras, un día se acercó y le susurró: “Leo, Maradona hay uno solo”.
En cada esquina de esta ciudad las anécdotas surgen de manera constante. Y aparece Germán Rivera, quien compartió momentos especiales con Leo, siempre con el fútbol de por medio. “En la pensión se acostumbraba a estar sentados en la vereda mirando a la gente o jugando”, cuenta. En una de esas charlas surgió la idea: que Messi se disfrace de mendigo y vaya a pedir limosna en la esquina. “Por el tamaño y lo buenito que era nosotros lo apañábamos un poco más. Leo era chiquitito y flaco, un día lo agarramos y lo vestimos con ropa vieja y rota. Lo mandamos a pedirle monedas a las personas que estacionaban en la cuadra. Era un show”, asegura con una carcajada.
En 2012, el nombre de Carlos Marconi recorrió todo el mundo. En la entrega de la Bota de Oro, el crack de Barcelona reveló que cuando era chiquito su principal motivación para marcar goles eran los alfajores. “Cuando entraba en la cancha sólo pensaba en eso”, confesó Messi. Marconi tenía un pacto con la Pulga. “Por cada gol que hacía con el pie le daba un alfajor triple, y si lo convertía de cabeza le daba dos. Una locura, tenía 6 años. ¿Sabés lo que hacía? Gambeteaba a todos y cuando llegaba al arco levantaba la pelota con el pie y lo hacía de cabeza. Automáticamente miraba a la tribuna y me hacía el gesto con la mano levantando dos dedos”, lo recuerda emocionado.
En su recorrida por las calles de Messi, la nacion recogió varios testimonios de sus ex vecinos. “Conozco a su familia hace 37 años. Siempre fue un chico humilde, de vez en cuando viene a saludarnos. Es un pibe de barrio, bien rosarino. Estaba todo el día jugando al fútbol acá, en Estado de Israel”, detalla José. “Guardamos un gran recuerdo de Leo y de toda su familia”, se suman Oscar y Noemí.
Rosario vive una revolución con el casamiento de la Pulga y la Negra. Para los invitados, llegó la hora de disfrutar. Agustín Ruani, amigo de Messi desde la legendaria categoría ’87 de Newell’s, lo certifica: “Tendremos que comer algo y tomar algo rico, ¿no?”.
Fuente: Canchallena