Este mediodía volvieron las protestas de los jóvenes en el centro de la capital, donde fueron reprimidos. Incidentes en Valparaíso.
El estallido social en Chile ya causó al menos 11 muertos (a media mañana se hablaba de dos víctimas más en Coquimbo, pero la cifra no pudo ser confirmada), más de 30 heridos y 800 detenidos. Las víctimas fallecieron durante los incendios y saqueos en comercios, que se han replicado en todo el país en tres días de violencia. Son más de 9 mil los policías y militares movilizados en distintas ciudades pero resulta insuficiente para controlar la furia desatada desde el viernes, cuando la suba de 30 pesos del boleto del subterráneo (un aumento del 3,7% que luego fue frenado) desató protestas y actos de vandalismo.
Al mediodía volvieron las protestas de los jóvenes en el centro de Santiago y graves incidentes en la ciudad portuaria de Valparaíso con enfrentamientos y represión policial frente a la intendencia.
Miles de personas marchaban al ritmo de cacerolas en una columna que se extendía a lo largo de diez cuadras hacia la céntrica plaza Italia de Santiago y al grito de “Que se vayan los milicos”. Exigen la renuncia del presidente. La respuesta llegó en forma de represión, con tanquetas de Carabineros lanzado gases y chorros de agua.
#SantiagoDeChile Represión con tanques que lanzan agua y gases. La marcha era pacífica pero los caribinerod quieren evitar aglomeraciones y actuan contra los manifestantes @clarincom pic.twitter.com/7bepF78sY2
— Roxana Badaloni (@roxibadaloni) October 21, 2019
Varios “pacos”, los helicópteros de la policía sobrevolaban la marcha, mientras la gente compartía entre sí agua con bicarbonato para combatir el ardor de los gases.
Sebastián Piñera decretó el estado de emergencia y toque de queda (prohibición para salir entre las 19 horas y las 6 de la mañana) para las principales ciudades del país. La medida seguirá vigente este lunes en algunas regiones.
Siguen los carabineros dispersando a los manifestantes con tanques hidrantes pic.twitter.com/O8ZZWjXY9i
— Roxana Badaloni (@roxibadaloni) October 21, 2019
“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite”, dijo el mandatario. Sus declaraciones provocaron una catarata de críticas de la oposición y hasta el jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, a cargo del estado de emergencia por pedido del propio presidente, se diferenció de Piñera: “No estoy en guerra con nadie, soy un hombre feliz”, respondió el militar.
El lunes por la mañana llegó a media máquina en la capital metropolitana, donde 2,7 millones de personas utilizan el subte para ir trabajar o estudiar. Más de la mitad de los comercios están cerrados. Hay solo una línea de metro funcionando y los colegios y universidades permanecen cerrados.
En los pocos supermercados abiertos hay colas para ingresar. “Estamos esperando refuerzo de seguridad para que más clientes puedan realizar sus compras. Por ahora, no más de 50 por tanda”, explica el encargado de un supermercado de Maipú, en el Gran Santiago.
Bancos cerrados. Santiago de Chile amaneció semi paralizada. / Pablo VERA / AFP
Desde temprano persistió la aglomeración en el aeropuerto de Pudahuel, en Santiago.
Los vuelos nacionales están cancelados y limitados los internacionales.
“Tenía que salir el domingo para Iquique (norte del país) y me han pasado el vuelo hasta mañana martes”, se quejaba Manuel, un pasajero.
Muchas empresas han contemplado la situación y han sugerido a sus empleados no movilizarse para ir a trabajar. Para aquellos que tenían que venir a la capital, desde las comunas, se han facilitado micros para trasladarlos. Sin embargo, la mayoría de los buses pasaban totalmente llenos en las principales paradas, como Baquedano o Los Héroes. Otra opción para movilizarse en la ciudad, han sido los taxis colectivos (vehículos de alquiler compartidos por varios pasajeros).
Una pintada es vista frente al Palacio de La Moneda este lunes en Santiago (Chile), durante una nueva jornada de protestas sociales. EFE/Alberto Valdes
“Es raro el movimiento a esta hora, parece que mucha gente no salió”, dice el guardia de un comercio del centro, que pasadas las 9, aún no abría sus puertas.
Los daños que provocaron los disturbios aún persisten en la región metropolitana que vive una jornada anormal. Son 116 los semáforos apagados y en algunas esquinas permanecen las barricadas y escombros acumulados por los que protestan.
En mensajes transmitidos por la televisión y la radios, los ministros de Piñera quieren transmitir una situación de normalidad, pero en la calle se percibe que no es tal.
La preocupación de la población no cede y las declaraciones de los funcionarios no ayudan: “Estamos muy conscientes de que los vándalos tienen un grado de organización y logística que es propia de la organización criminal”, dijo el presidente Piñera. Y la ministra de Educación rehusó responder la consulta de una periodista de la TV nacional: “¿Cómo le explica a un niño de cuarto año de educación primaria que el Presidente dijo que estamos en guerra?”.