“Cuando en una sociedad las reglas se incumplen, alguien las está rompiendo”, aseguró el Presidente al referirse a la intención del país vecino de firmar tratados por afuera del bloque común.
Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou se enfrentaron -otra vez- por el futuro del Mercosur. El presidente de Uruguay ratificó su estrategia diplomática de insistir con tratados de Libre Comercio con China y el Transpacífico, mientras que el argentino cuestionó esa posición e instó a encontrar un mecanismo político que preserve la unidad del bloque.
“No estamos dispuestos a quedarnos quietos. En lo personal y nuestro equipo es avanzar. El que se queda quieto pierde”, advirtió Lacalle Pou al comienzo de las deliberaciones.
A su turno, Alberto Fernández respondió: “La solución no es que cada uno haga la propia. Nos preocupan las decisiones unilaterales con terceros países. Cuando en una sociedad las reglas se incumplen, alguien esta rompiendo”.
Lacalle Pou considera que el Mercosur es un corset para el crecimiento económico del Uruguay y por afuera del bloque regional alienta tratados de Libre Comercio con China y el Acuerdo Transpacífico. Unos días antes de esta cumbre en Montevideo, adonde hoy entrega la Presidencia Pro Tempore del Mercosur a Alberto Fernández, el mandatario uruguayo había adelantado que estaban avanzadas las negociaciones para integrar el Acuerdo del Transpacífico.
Ese anunció cayó como una bomba de implosión en el Mercosur, y por primera vez en treinta años, Argentina, Brasil y Paraguay adelantaron que iniciarían acciones jurídicas y económicas contra la insistente estrategia unilateral de Uruguay.
En este escenario de tensión multilateral, se explica el inicio del discurso que pronunció Lacalle Pou cuando se abrieron las deliberaciones de la Cumbre. “Estoy seguro que todo el mundo vino a buscarle la vuelta. No se trata de ruptura. Se trata de resolver tensiones”, opinó en un intento de acercamiento diplomático.
Pero a continuación, el presidente de Uruguay ratificó su posición ante las normas básicas del Mercosur, que prohiben las acciones políticas al margen del consentimiento de los socios del bloque regional.
“El mundo es otro y la region es otra. Ya no es que el mundo nos espera. Y el mundo avanza. Es cierto que llegamos hoy con tensiones. Hemos hablado bilateralmente con todos los países, de manera formal y de manera informal. El Uruguay necesita y tiene vocacion de abrirse al mundo”, señaló Lacalle Pou.
Y remató el presidente de Uruguay: “Hay tensiones naturales. Si el Mercosur ha llegado hasta acá, con diferentes ideologías, hoy hay que darle un empujón. Los países mas cerrados hoy se abren al mundo, y los mas libremercadistas, hoy son los mas proteccionistas. Busquemosle la vuelta, pero no para dormirla. No está en la cabeza de romper”.
Antes de ratificar su posición geopolítica, Lacalle Pou dijo que ya era el momento de abrir un debate sincero sobre la actual situación del Mercosur. Y Alberto Fernández tomó esas palabras para abandonar el discurso que había escrito en las últimas horas, y avanzar con su mirada cruda al margen de los cánones diplomáticos.
Tras analizar los efectos de la pandemia y la guerra que protagoniza Rusia contra Ucrania, el jefe de Estado cuestionó la perspectiva que tiene Lacalle Pou sobre el mundo en general y el Mercosur en particular.
“La solución no es que cada uno haga la propia. Nos preocupan las decisiones unilaterales con terceros países. Una de las condiciones de la sociedad es cumplir las reglas. Las reglas hay que respetarlas, hasta que no las cambiemos”, advirtió Alberto Fernández a Lacalle Pou.
Las diferencias entre ambos mandatarios no sólo se centraron en la decisión de Uruguay de avanzar en tratados de Libre de Comercio con China y el Transpacífico. Alberto Fernández cuestionó a Lacalle Pou por su rechazó a la creación de un Banco Central Común para el bloque regional, que empujan Argentina, Brasil y Paraguay.
“No podemos correr antes que caminar”, señaló el presidente uruguayo ante la posible creación del Banco Central del Mercosur.
“No es una locura pensar en un Banco Central Común. Queremos potenciar las economías”, replicó – a su turno-, el jefe de estado de la Argentina.
No fue un hecho inédito que el mandatario argentino y Lacalle Pou se crucen por la continuidad geopolítica y económica del Mercosur. A fines de marzo de 2021, Alberto Fernández y el presidente uruguayo chocaron por primera vez durante una cumbre realizada en Buenos Aires para recordar la creación del Mercosur en 1991. En ese oportunidad, el jefe de Estado argentino estaba solo frente a la posición de Jair Bolsonaro, Miguel Abdo Benítez y Lacalle Pou.
Con diferencias sutiles, Brasil, Paraguay y Uruguay propusieron flexibilizar las normas estructurales del bloque regional para mejorar los intercambios comerciales con los países más poderosos del mundo. El reclamo tenía una causa económica y un resultado geopolítico: el Mercosur se había estancado en su balance de exportación-importación, y China facilitaba su mercado para lograr una mayor influencia en América Latina.
Hace diez años, Brasil compraba el 24 por ciento de las exportaciones uruguayas y China apenas rozaba el 5 por ciento. En 2020, como promedio, Beijing adquirió el 28 por ciento de las exportaciones de Uruguay y Brasil apenas el 14 por ciento.
En este contexto, Lacalle Pou consideró que el Mercosur funcionaba como “un lastre” para Uruguay, y Alberto Fernández lo cruzó con una frase que reveló la crisis estructural que aún hoy atraviesa el bloque regional.
“Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo más fácil es bajarse del barco si es que esa carga pesa. Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie, si somos un lastre, que tomen otro barco”, señaló el presidente cuando la pandemia ya había afectado la economía global.
El enfrentamiento público entre Alberto Fernández y Lacalle Pou estableció una distancia infinita entre Buenos Aires y Montevideo. Y aceleró la decisión del mandatario uruguayo de profundizar las negociaciones con China para firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC).
“Concluyó el trabajo con China. Llegamos a un acuerdo beneficioso para los países y empezará la negociación de Tratado de Libre Comercio”, anunció Lacalle Pou en julio de este año. Y agregó: “No queremos avanzar solos, pero Uruguay no estaba dispuesto a quedarse quieto”.
Esa propuesta unilateral de Lacalle Pou desconocía las normas básicas del Mercosur y causó una nueva crisis política en el bloque regional. Bolsonaro resolvió no participar de la Cumbre del Mercosur que se haría en Asunción el 21 de julio, y Benítez dejó trascender su malestar porque su país apoya a Taiwan ante las constantes amenazas de Beijing.
La Cumbre de Asunción fue otra oportunidad perdida para encontrar una solución a las desavenencias entre Argentina y Uruguay. Y a diferencia de lo sucedido en la reunión en Buenos Aires -convocada para rendir tributo a la creación del Mercosur-, Brasil y Paraguay se habían acercado a la posición geopolítica de Alberto Fernández.
Bolsonaro y Benítez ya consideraban que el Mercosur debía actuar como bloque y evitar los movimientos unilaterales que debilitaban su protagonismo a nivel global. En la Cumbre de Asunción, Lacalle Pou se encontró solo y aislado.
“Uruguay no se va a amputar (la posibilidad de cerrar un acuerdo comercial con China) porque esto es un sentir nacional, avanzar en ese sentido, y si es con los socios, mejor. Pero si no, Uruguay, va a avanzar”, señaló Lacalle Pou en Asunción.
Alberto Fernández escuchó la conocida postura del mandatario uruguayo y contestó con un sutil movimiento diplomático: “Que no nos ilusione la idea de separarnos y buscar soluciones individuales. No me niego en nada a analizar lo que mi amigo Lacalle Pou llama flexibilización, solo quiero que sigamos transitando juntos”, dijo.
El gesto diplomático del presidente argentino no sirvió para nada. Hacia fines de noviembre, Lacalle Pou anunció que su canciller Francisco Bustillo iniciaba una gira por Australia y Nueva Zelanda para entregar la adhesión de Uruguay al Acuerdo Transpacífico. Una decisión política unilateral que viola las normas esenciales del Mercosur.
El Acuerdo Transpacífico está integrado por Australia, Nueva Zelanda, Brunei, Canadá, Chile, Japon, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam, y significa el 13 por ciento del PIB mundial y un mercado de más de 500 millones de habitantes. Lacalle Pou cree que el Mercosur es un corset comercial para Uruguay y que el acuerdo Transpacífico puede multiplicar su balanza comercial.
Esa posición de Lacalle Pou – que se agrega a su voluntad de cerrar un TLC con China- provocó una fuerte reacción de Argentina, Brasil y Paraguay. Por primera vez en 30 años, las cancillerías de los tres países amenazaron con tomar medidas legales y comerciales contra Uruguay.
“Ante las acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria, y teniendo en cuenta la posible presentación, por la República Oriental del Uruguay, de un pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), los Coordinadores Nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay ante el Grupo Mercado Común del Mercosur tiene a bien comunicar a la Coordinación Nacional de Uruguay que los tres países se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídicos y comercial”, sostuvo el comunicado conjunto dado a conocer el 30 de noviembre.