El presidente sacó del proyecto de reforma judicial la “enmienda Parrilli” pedida por Cristina Kirchner contra los medios periodísticos, pese a la resistencia de la bancada kirchnerista del Senado. Alberto se habría sentido traicionado por su propio partido al no consultarlo sobre la decisión política de Cristina y su ocultamiento hasta el final.
Alberto Fernández se puso irascible cuando comprobó que la bancada kirchnerista del Senado había aprobado una inciso de la reforma judicial a espaldas de su voluntad política y con la orden expresa de Cristina Fernández de Kirchner. El inciso e del artículo 72 redactado por Oscar Parrilli, habitual vocero político de la Vicepresidente, establece a favor de los jueces federales un mecanismo arbitrario de denuncia ante el Consejo de la Magistratura que atenta contra la libertad de prensa protegida por la Constitución Nacional.
Libertad de prensa
El artículo 72 inciso e) del dictamen oficialista de la reforma judicial sostiene lo siguiente: “Los jueces y las juezas de todos los fueros con jurisdicción federal con asiento en las provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, deberán (…) comunicar en forma inmediata al Consejo de la Magistratura de la Nación cualquier intento de influencia en sus decisiones por parte de poderes políticos, económicos o mediáticos, miembros del Poder Judicial, Ejecutivo o Legislativo, amistades o grupos de presión de cualquier índole, y solicitar las medidas necesarias para su resguardo”.
Sin condiciones claras
La Enmienda Parrilli -diseñada por CFK- es un esperpento jurídico que no establece condiciones objetivas o subjetivas del presunto implicado, no determina en qué circunstancias se consideraría “cualquier intento de influencia” en las decisiones del magistrado y tampoco articula un mecanismo de defensa del periodista que supuestamente aprovechó su poder mediático.
Alberto nunca autorizó
Alberto Fernández nunca autorizó la redacción e inclusión del inciso e) artículo 72, y se enteró de la maniobra de la bancada kirchnerista cuando recibió una llamada de alerta en la quinta de Olivos. El senador Parrilli y sus compañeros de bloque no informaron del inciso e) al Presidente y su ministra de Justicia, Marcela Losardo, y se movieron con la protección política de la vicepresidente Fernández de Kirchner.
“No somos una escribanía del Gobierno. Y no tenemos que informar sobre lo que hacemos”, se atajó el senador oficialista Juan Pais cuando se le preguntó sobre la Enmienda Parrilli.
-El proyecto de reforma judicial es del Presidente. ¿No tendrían que haber consultado?-, insistió el periodista.
-Nosotros somos senadores. Y Alberto Fernández no es el presidente del peronismo-, completó Pais.
Se sintió traicionado
Alberto Fernández jamás hará un reconocimiento público, pero se sintió traicionado por la bancada justicialista, la Enmienda Parrilli y la decisión política de ocultar su existencia hasta último momento. El Presidente estaba con la ministra Losardo cuando los senadores oficialistas giraban su dictamen sobre la Reforma Judicial, y ninguno -son 41 con aliados provinciales- llamó a Olivos para informar que CFK había impuesto un inciso que afectaba la libertad de prensa en la Argentina.
fuente: infobae