En medio de un contexto donde la cantidad de nuevos contagios asciende, los tres lideres políticos volverán a reunirse en los próximos días para tomar la definición final principalmente en la zona del AMBA. Las diferencias internas.
Poco más de noventa días después de la primera vez que decretó la cuarentena, la noche del jueves 19 de marzo, Alberto Fernández analiza junto a Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof cómo endurecer la cuarentena en la Ciudad y el Gran Buenos Aires ante el aumento del número de contagios y que la sociedad acompañe la decisión.
Ayer, el Presidente, el Gobernador y el jefe de Gobierno compartieron información sanitaria e intercambiaron opiniones durante un largo rato en el mediodía de Olivos, un encuentro del que no se difundieron fotos ni comunicados oficiales ni se ventilaron, casualmente, demasiados detalles. Solo trascendió el acuerdo de las administraciones porteña y bonaerense, con el apoyo de la Casa Rosada, de anunciar mayores restricciones hacia el fin de semana. A última hora, el reporte diario del Ministerio de Salud confirmó el récord de 2.146 contagios: 1.037 en la Provincia y 1.024 en la Ciudad.
Un confinamiento “aceptable”
El dilema, entonces, es cómo avanzar otra vez hacia un confinamiento más estricto y que la sociedad no lo desautorice. “La cuarentena hace rato que no existe más”, se sinceró ayer por la tarde en declaraciones televisivas Sergio Berni. “El retroceso tiene que tener un día de inicio y final, la gente sabe que tiene que hacer ese esfuerzo y que no se va a ir postergando en el tiempo”, agregó el ministro de Seguridad bonaerense.
Más allá de las diferencias, la suerte de la Ciudad y la Provincia está atada. El colapso de un lado impacta en el otro. Y viceversa.
“Con 15 días de fase 1 podríamos acomodar la curva”, explicó Fernán Quirós anoche por televisión en alusión al “estrés” del sistema de salud.
El gobernador tiene muchas menos vacilaciones que su colega porteño: fue el primero en insistir con dar marcha atrás.
Los temores del Presidente
Por lo pronto, los esfuerzos están orientados en estos días a controlar el uso interjurisdiccional del transporte público solo para trabajadores esenciales, una medida que ya regía en los papeles pero que en los hechos no se cumplía. Una restricción aún mayor figura en el análisis de los funcionarios.
El temor del Presidente, el gobernador y el jefe de Gobierno pasa, por caso, por definir un confinamiento más rígido que no tenga el suficiente respaldo de la sociedad y desacredite esa decisión. La fatiga social atraviesa por igual la discusión interna de las tres administraciones. Hay diferencias en cómo gestionar ese malhumor. Pero la eventualidad de la saturación del sistema sanitario borra los límites geográficos entre la Ciudad y la Provincia.
fuente. infobae