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El presidente de la nación diseñó una ofensiva contra el COVID-19 que deben liderar los gobernadores y considera necesario reducir los contactos sociales y la circulación de gente como método clave para contener la suba de los contagios.

Alberto Fernández capitalizó la experiencia de los primeros 12 meses de cuarentena y diseñó una estrategia contra la segunda ola que depende de la voluntad política de los 24 gobernadores. Si en las provincias no se aplican las recomendaciones anunciadas anoche por Santiago Cafiero y Carla Vizzotti, el COVID-19 estará en extraordinarias condiciones para ejecutar su faena mortal.

Virus más contagioso

La preocupación presidencial está centrada en la capacidad maligna de las nuevas cepas, en el relajamiento de las medidas de prevención y en los frágiles controles provinciales. El Gobierno reveló una lista de 45 ciudades con altos niveles de contagios, y la conclusión en Balcarce 50 al revisar esa nómina fue que la situación sanitaria se replica en todo el país por una razón básica: escasa actuación de las fuerzas de seguridad por decisión política de los mandatarios provinciales.

Alberto Fernández recibe en su WhatsApp decenas de informes diarios y artículos científicos de los medios más importantes del mundo alertando sobre las cepas de Manos y Reino Unido, y describiendo los planes articulados en Estados Unidos, América Latina, Europa e Israel para contener las muertes y los contagios causados por la segunda ola del COVID.

Limitar el ingreso al país

El jefe de Estado asume que es casi imposible enfrentar a las nuevas cepas, pero apuesta a limitar su ingreso al país -y fundamentalmente- aplacar su contagio masivo por ausencia de responsabilidad social y el compromiso institucional de los 24 gobernadores.

Alberto Fernández, sutil por ahora, instó a los mandatarios provinciales a limitar el trabajo presencial en la administración pública aunque implique una fuerte protesta en las redes sociales. El Presidente ya tomó la decisión con el Estado Nacional -tres días antes de Semana Santa- y desea que su ejemplo se repita en el interior de la Argentina y en la actividad privada.

Cuestionamiento social

“Sabemos que mucha gente nos va a cuestionar porque no puede hacer sus trámites presenciales. Pero optamos por aplacar la curva de contagios y compensar lo que pueda ocurrir en Semana Santa. No hay un libro definitivo sobre COVID-19, y hacemos lo que podemos”, explicó Alberto Fernández.

Un mensaje oficial enviado por chat a los medios determinó que ciertos indicadores exhiben la compleja situación sanitaria en 45 ciudades y continuación remarcó que “el Gobierno Nacional faculta a las autoridades locales que apliquen medidas para disminuir contactos, priorizando la limitación de la circulación nocturna y manteniendo el cumplimiento de los protocolos vigentes”.

Mensaje a los gobernadores

Ese mensaje oficial fue un gesto diplomático de la Casa Rosada. Alberto Fernández aprendió la lección del 2020 y no quiere cerrar la economía, pero si los casos de contagios continúan creciendo en espiral asumirá la responsabilidad institucional de las provincias y regresará a las fases más duras de la cuarentena.

Alberto Fernández entiende que puede haber costo político si se reduce la circulación nocturna y se vuelve a fortalecer los controles. Pero exigirá la participación de los gobernadores, y aguarda el gesto inmediato de los mandatarios provinciales que integran al Frente de Todos.

 

 

fuente: infobae

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