Poco antes de asumir, Alberto Fernández anunció que enviaría un proyecto de ley para legalizar el aborto. Por eso militantes a favor esperan que el 1 de marzo dé detalles de la ley en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. “No va a ser un año de grandes noticias y esta puede ser una. No la vamos a dejar pasar”, aseguran en el kirchnerismo. ¿Qué pasará con Tucumán?
La misma confianza hay entre las referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, una ONG que peregrina las calles hace 15 años y por si acaso planea una manifestación en febrero para que Alberto no olvide sus promesas.
No esperarán a la habitual marcha del día de la mujer, el 8 de marzo, cuando imaginan que ya habrá una agenda para iniciar el tratamiento parlamentario de la interrupción legal del embarazo (IVE) y esta vez con muchas expectativas de ganar.
Como explicó LPO, Máximo Kirchner pobló las listas de verdes y el triunfo de Alberto les allanó el camino. “Estamos sobrados en Diputados y en el Senado quedamos parejos”, confían en la Campaña, donde tienen además una funcionaria: la socióloga Victoria Tesoriero, referente de la ONG “Católicas por el Derecho a Decidir” y flamante subsecretaria de asuntos políticos. Su jefe es el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro.
Los diputados peronistas de las provincias grandes fueron claves para que la ley se apruebe en el invierno de 2018 y hubiese sido muy difícil repetir aquella gesta si Cristina sumaba celestes en las listas, como prometió en una contracumbre al G20 que hizo Clacso hace poco más de un año. Estuvo lejos de cumplir y el único bonaerense del Frente de Todos que rechaza el aborto es Carlos Selva, un massista que entró desde el puesto 20 de la nómina.
Como siempre en este tema, Mauricio Macri tuvo una actitud ambigua: levantó las banderas celestes en octubre, pero en junio les había complicado el escenario con verdes en sus listas como las bonaerenses Silvia Lospennato y Karina Banfi, recordadas por reunir aliados para aprobar la ley junto a la radical cordobesa Brenda Austin y el macrista Daniel Lipovetzky, ahora en la Legislatura provincial.
En el Senado Juntos por el Cambio está más verde que antes, porque reemplazó a los dos porteños que votaron en contra (Federico Pinedo y Marta Varela) por Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri. Se sumarían a su causa votos de los recién asumidos por el Frente de Todos como Silvia Sapag (Neuquén) y Nora Giménez (Salta).
Los celestes admiten que no pueden evitar una derrota en Diputados pero creen que volverán a frenar la ley en el Senado, donde Alberto podría garantizarla si suma más peronistas.
La disputa quedaría pareja y si hay un clima favorable podrían colaborar senadores que en 2018 estuvieron en duda hasta último momento y pulsaron el botón rojo cuando la suerte de la ley estaba echada y sin margen de hacer modificaciones. Fueron los casos del tucumano José Alperovich (ahora de licencia por una denuncia de abuso) y de la neuquina Lucila Crexell.
Los poroteos de Unidad Provida, la ONGs de organizaciones que rechazan el aborto, descuentan una derrota “hasta por 20 votos” en Diputados, pero se siguen viendo triunfadores en el Senado con la ayuda de varios de los nuevos.
Cuentan de su lado a la entrerriana del PRO Stella Olalla y a los peronistas Sergio Leavy (Salta), Antonio Rodas (Chaco) y Roberto Mirabella (Santa Fe). Pero esta vez influirá la postura del presidente, que a diferencia de su antecesor no se declaró neutral.
En 2010, el matrimonio igualitario fue sancionado con telefonazos de Néstor y Cristina a los senadores y tal vez la historia pueda repetirse si la IVE corre riesgo de volver a caerse en esa Cámara. Deberá chocar con algunos gobernadores que hace dos años impulsaron la corriente “Peronistas por la Vida” como Jorge Capitanich (Chaco) y Gildo Insfrán (Formosa), a quien responde el jefe del bloque Todos del Senado, José Mayans.
Alberto ya puso manos a la obra para contener heridos: el viernes recibió a los referentes de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), les propuso sumarse a trabajar en el plan contra el hambre y les confirmó que en pocos meses el aborto los tendrá en veredas opuestas.
“Voy a trabajar para que no haya más vidas perdidas. Pero no quiero que esto sea un debate de verdes y celestes, como si fuera River y Boca. Yo los respeto mucho porque tienen convicciones, pero no son dogmáticos”, los elogió el presidente, en una clara diferenciación con algunas corrientes del catolicismo.
Un dato curioso es que el ex premio nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel fue quien le recomendó pedirle ayuda a a los evangélicos para repartir tarjetas alimentarias, por su penetración en los barrios. Otro de sus activos es el trabajo para la reinserción en la sociedad de los presos.
“Nosotros no hacemos política partidaria y no somos la derecha argentina. Nos hemos reunido con Macri, con Cristina Kirchner y ahora con usted”, aclaró Rubén Proietti, presidente de Aciera. Se lo había explicado al ex presidente durante el tramo final de la campaña, cuando intentaba crecer en las encuestas abrazando pastores.
Aciera se preocupó el último mes por despegarse de los evangélicos que festejan algunas medidas de Jair Bolsonaro en Brasil o quedaron cerca del golpe de Estado que derrocó a Evo Morales en Bolivia, al que denostaron en un comunicado, más enfático que cualquier declaración que se haya conocido de otro credo local.
“Nuestro problema es que como no tenemos un papado nos adjudican cualquier cosa y nunca se termina de aclarar. (El líder cívico de la oposición boliviana Luis Fernando) Camacho es católico. Y sacar a un gobierno con las armas y mostrar la Biblia no tiene nada que ver con nuestros valores”, se defendió Proietti.
En la Rosada le recordó al presidente que están dispuestos a colaborar en tareas de prevención de embarazos no deseados y enfermedades pero no avalarán el aborto ni la ley de educación sexual integral, que por su presión en las calles perdió estado parlamentario en diciembre.
“La educación es importante pero no queremos ideología de género pre determinada como ya está ocurriendo en algunos colegios”, denunció.
El puente con la iglesia católica para aliviar las cicatrices por este debate no será fácil, porque comenzó con varios choques como el rápido rechazo del obispo Tucho Fernández, del arzobispo de La Plata Víctor Manuel “Tucho” Fernández.
La conferencia episcopal argentina cruzó al diputado Eduardo Valdes, ex embajador en el Vaticano, por haber dicho que el papa Francisco iba a entender que el aborto sea legal en Argentina. Su presidente, Oscar Ojea, es el nexo entre el sumo pontífice y el Gobierno local. Hasta ahora este es el único asunto que los tiene enfrentados. Y seguirá siéndolo.