Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Rivas*. Compartimos la entrevista realizada a Aldo Parfeniuk sobre la eco poesía luego de brindar una interesante charla sobre “Poéticas ambientales”, en el 1º Encuentro de Poetas del Norte Grande, en La Rioja.
—¿En qué consiste la Eco Poesía?
—La Eco Poesía es un capítulo de la eco crítica, que tiene que ver con una especie de análisis y crítica de lo que sucede artísticamente con la ecología, lo que hacen los artistas. La eco poesía se especializa en ver de qué manera la poesía está presente en la ecología o el medio ambiente. Hemos aprendido los primeros pasos de la ecología leyendo a los poetas.
—¿La ecología y los poetas están emparentadas?
—Para mí, los poetas son los primeros ecólogos del lenguaje, porque son los que mantienen el lenguaje, los que no producen desperdicios con las palabras. Ellos son los generadores de lenguas e idiomas enteros. Por ejemplo, el Dante es el creador del idioma italiano, de la lengua; Goethe, del alemán. El poeta es el que no produce desperdicios, no produce esta basura verbal en la que se ha convertido la mala política o la mala publicidad, la mentira y el engaño. El poeta selecciona la palabra más fidedigna, más fiel y eso es lo que rescata. Eso establece una relación muy fuerte con la ecología, porque también la ecología o el ecólogo es siempre lo mismo. Yo aprendí ecología leyendo a Manuel J. Castilla, a Atahualpa Yupanqui, a Juan L. Ortiz. También a Walt Whitman, a Ralph Emerson, a Virgilio. Ellos son los que saben el lenguaje de la naturaleza.
—¿Cómo se podría explicar ese lenguaje de la naturaleza?
—Hace mucho tiempo, conocí a Jaime Dávalos, quien una vez me dijo: “mirá chango, lo que quiero como poeta es decir cómo siente la luz, cuando la siente el árbol por dentro. No cómo es el árbol. A mí me interesa llegar a eso”. Eso me quedó grabado en la mente. Los poetas del norte son los que más han hablado y hablan con la naturaleza. Ellos no hablan de la naturaleza sino con los pájaros, los árboles, la montaña, los ríos y el cielo.
—¿El poeta es el único que se puede poner en esa piel?
—Creo que sí. Tiene que ver con la sensibilidad, y para mí el poeta o el artista es la antena humana más sensible, como para captar eso íntimo que tiene la naturaleza y que no puede decir nadie. Y esto ni se compra ni se vende. Por eso la poesía no se vende, porque no se vende.
—¿Poesía y mercado editorial continúan en caminos opuestos?
—Sí, en el mercado uno tiene que intercambiar los libros con otros poetas, porque la poesía no ha entrado como la novela, el ensayo o los textos científicos. A nadie le conviene publicar poesía, pero la poesía se reserva mantenerse en ese lugar, en el respeto por el lenguaje y en la generación del nuevo lenguaje. En ese sentido, el poeta tiene que ver con la ecología o con la eco poesía porque tiene su razón de ser, sobre todo en esta época que el todo planeta está en riesgo y el artista no puede permanecer ajeno a esta realidad.
—¿Se nota un compromiso fuerte de los poetas?
—Sí, el artista no es un extraterrestre que vive aislado de su entorno. Por lo tanto, me parece que por estas razones a mí se me ocurrió, porque vengo de la filosofía y de la poesía, por otro lado, y mi vida transcurrió en la naturaleza. Todas estas cosas juntas hicieron que, con otros poetas, Pedro Solans y Leopoldo “Teuco” Castilla, armáramos un movimiento que se llama Bosques de la Poesía. Ya van como cincuenta o sesenta bosques en todo el país y acaba de abrirse otro en Perú y en Villaguay, de donde era Ramón L. Ortiz.
—¿Qué son los Bosques de la Poesía?
—Estos bosques tienen la misión de preservar los ejemplares nativos del lugar, del mismo modo que la ecología lucha, la eco poesía o la poesía lucha por la supervivencia de las lenguas menores, de los idiomas particulares, de las tonadas de cada región, y la poesía en sí, es un género en riesgo, dentro de la literatura.
—¿Con qué sensaciones se va de este 1º Encuentro de Poetas del Norte Grande?
—Me voy siempre agradecido de estos encuentros y, sobre todo, en este caso, con los escritores del norte, porque yo les decía recién que aprendí ecología leyéndolo y siguiéndolo a Manuel J. Castilla. Recuerdo que leía sus primeros libros editados por Alberto Burnichon, un editor que fue el primer muerto de la cultura el 24 de marzo de 1976, y con eso la Junta Militar quiso dar un aviso a todos los artistas del país. Volver a encontrarme con gente tan querida del Norte y con esta poesía tan querida que siempre me lleva al recuerdo de Luis Franco, Atahualpa Yupanqui, Manuel J. Castilla, Juan José Hernández, de Tucumán, pero además a Manuel Aldonate, o María Elvira Juárez, Son todos poetas muy queridos, así que me siento en casa, rodeado por las nuevas generaciones, a pesar de que soy cordobés, yo me siento del Noroeste.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Periodista, profesor de Letras e Historia y escritor.
Datos del autor
Aldo Parfeniuk nació en 1945 en Villa Carlos Paz, donde vive. Poeta y ensayista, tiene publicados más de veinte libros. En poesía, entre otros, Lo perdido (1985), Provincia verde y espinosa (1991), Un cielo, unas montañas (1996), Los días verdaderos (1999), Por donde sube el cerro al cielo (2010), y Un poema no debe hablar (2014).
En ensayo, entre otros, Filosofía del poema (1982), Manuel J. Castilla. Desde la aldea americana (1990), Conversaciones (1994), Mundo Romilio (2005), Alberto Burnichon, el delito de editar (2013).
Recibió premios en docencia, poesía y ensayo, entre otros, el 1º Premio Regional y el 3º Nacional de literatura de la Secretaría de Cultura de la Nación. Por su trabajo Bicentenario: cultura popular y nación (2012) recibió el 1º Premio Bienal Federal del Consejo Federal de Inversiones.