Por Manuel Ernesto Rivas – Director Diario Cuarto Poder. El senador José Alperovich parece mirar al costado como buscando una soga que lo salve, pero quizás se encuentre con un cartel luminoso que marque el número de su camiseta para el cambio, como si estuviera dentro de una cancha.
El furcio con el que remató su actual situación, en el que afirmaba que todos quieren que le vaya mal al presidente Mauricio Macri, no pudo ser subsanado por las inmediatas disculpas públicas ofrecidas al primer mandatario.
Los dos años y medio de mudez en la Cámara Alta, le quitaron training al ex mandamás tucumano, quien quiso largarse al ruedo con la desesperación de quien necesita recuperar imagen. La ocasión era especial, porque se trataba justamente el sensible tema de los “tarifazos”, que tanto afecta a la mayoría de los argentinos y de los tucumanos. El senador debía cerrar una destacada alocución para no perderse definitivamente de la foto de la próxima fórmula a Gobernador. Sin embargo, lejos de aprovechar la oportunidad que se le presentaba, se pareció más a su mujer, la ex senadora nacional y titular del PJ tucumano, Beatriz Rojkés, quien está acostumbrada a metidas de pata de ese estilo.
Mientras tanto, en la provincia, el binomio gobernante conformado por Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, participó de una reunión con los 92 delegados comunales, a quienes les habrían pedido el explícito apoyo a la reelección de la fórmula con pintadas en toda la provincia. Al parecer, también otros referentes territoriales y políticos harían lo propio en los próximos días, zanjando de esta manera el misterio y la incertidumbre con respecto a 2019. La noticia cayó como balde de agua fría en las filas “alperovichistas” y muchos de los que solían concurrir al concesionario o la casa del ex mandatario ya estarían cambiando de camiseta en el aire.
Lejos de la discusión sobre la tan mentada lealtad peronista, la única verdad es que el calor del poder es el que atrae y no el frío de los cuarteles de invierno. Alperovich tiene dos caminos: abrirse y profundizar la traición de la fuga de votos de las últimas elecciones legislativas nacionales, o seguir bajo el techo justicialista, que tantas satisfacciones le dio, y tener un final de carrera decoroso en el Senado de la Nación.
Alperovich sabe que, de elegir la primera opción, no estaría garantizando el triunfo de Cambiemos, que tiene abiertos muchos frentes internos, no sólo por la discusión de candidaturas sino por la propia conducción del espacio. En este estado de situación no se podrían descontar al oficialismo los 140 mil votos de diferencia que dejó la traición alperovichista.
Mientras que, de optar por la segunda opción, Alperovich estaría reconociendo el liderazgo del actual binomio gobernante y alejarse, casi de manera definitiva, de la posibilidad de regresar algún día al “Sillón de Lucas Córdoba”.
Las cartas están echadas y Alperovich, como los atribulados personajes de la novela de Osvaldo Soriano, sólo tienen por delante un “Triste, Solitario y Final”….