Estatua de Carlos Gardel
Estatua de Carlos Gardel

El anuncio de homenaje al “Zorzal Criollo”, con la colocación de una estatua en la peatonal no se cumplió en la Capital. Las razones se desconocen, pero la estatua de 700 kilos, está lista y no se colocó aún.

El pasado martes 16 de agosto, en nuestro diario papel, nos hacíamos eco de una gran noticia: En la peatonal Muñecas, al doscientos (más exactamente 248), el 19 de ese mismo mes, se levantaría una estatua del “zorzal Criollo” Carlos Gardel, en un sentido homenaje al famoso cantautor de tangos, fallecido trágicamente en un accidente aeronáutico en Medellín en 1935, y que en 1919 habría pasado por Tucumán y deleitado a una multitud, justamente en ese lugar.
Por eso, entre un grupo de “tangueros” locales y el Ejecutivo capitalino, se habrían propuesto realizar una obra para resaltar tal hecho, y para ello, se planificó una majestuosa inauguración, con show artístico y cortes de cintas, acto que contaría además con la rutilante presencia de las máximas autoridades municipales, como el intendente Germán Alfaro.
Cabe recordar que primero se había propuesto como fecha inaugural el 24 de junio, que era la fecha en que ocurrió la desaparición física de este ídolo popular, cuya nacionalidad siempre es tema de polémica entre Argentina, Uruguay y Francia. Por razones que nunca se explicaron oficialmente, pero que fueron atribuidas a las demoras en la construcción de la mencionada estatua, en esa fecha tan simbólica nunca se pudo concretar la inauguración.
Es por ello que luego, ya con la estatua terminada, se avanzó en una nueva fecha, la del 19 de agosto.
Sin embargo, pasaron 106 días y tal inauguración brilla por su ausencia. Donde iba a emplazarse la estatua (de 1,80 metro de altura y un peso de 750 kilos, confeccionada en cemento) sólo había un pobre cartel -desapareció misteriosamente- que informaba que allí canto Gardel, pero de la estatua no hay ni rastros. Según voces indiscretas, la imagen hace rato que está lista y archivada en el taller del artista plástico Mario Díaz Alvarez, quien realizó el trabajo y que ya cobró por los servicios prestados al municipio.
Hasta el momento, nadie explicó qué pasó con este emprendimiento y si lo van a concluir. Como decía el Morocho del Abasto, en su tango Silencio: “…Silencio en la noche/ya todo está en calma/el musculo duerme/la ambición trabaja…/”

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