Frente a la decisión de la Casa Blanca de ocupar la dirección del Banco Interamericano de Desarrollo, el Presidente lidera una ofensiva diplomática que puede complicar la relación bilateral con Washington cuando se inicia la negociación con el FMI.
Alberto Fernández inició una batalla diplomática con final incierto: pretende derrotar la decisión geopolítica de Donald Trump de ocupar la Presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que desde su fundación en 1959 siempre estuvo en manos de América Latina.
Agenda regional de EE.UU
Trump privilegió su agenda regional a la historia institucional del BID, y decidió colocar en su dirección a Mauricio Claver, un asesor de la Casa Blanca con muchísima influencia en Washington y una mirada pragmática respecto al régimen populista de Nicolás Maduro. laver tiene los votos para lograr su designación, pero el Presidente argentino diseñó una compleja estrategia diplomática para bloquear ese nombramiento.
Contra la expansión de Trump
Alberto Fernández considera que el BID no puede quedar atrapado en la lógica expansionista de Trump, y menos todavía correr el riesgo de ser utilizado como una herramienta financiera para disciplinar a los países de América Latina que no aceptan una salida militar a la crisis institucional que protagoniza Maduro en Venezuela.
Desde esta perspectiva, el jefe de Estado sostiene que debe ser la propia región que articule la ayuda financiera a los países, sin desconocer el peso económico de la Casa Blanca al momento de hacer sus aportes millonarios a las arcas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Socios claves
Alberto Fernández tiene dos socios claves en la ofensiva que emprende ante la Casa Blanca: la Unión Europea y México, que apoyan a la Argentina con sus respectivas tácticas diplomáticas.
Tras fatigar su celular y su chat de WhatsAPP, el Presidente logró que la UE enviara una carta formal a los estados miembros del BID solicitando que, como consecuencia del COVID-19, se postergue la elección de septiembre para elegir autoridades. La Carta tiene fecha del 30 de julio, y exhibe el malestar de la comunidad europea con Washington.
fuente: infobae