Brasil desplegó este domingo dos aviones Hércules C-130 en un vasto operativo militar para apagar los incendios que devoran partes del Amazonas, mientras se anuncian nuevas protestas contra el presidente Jair Bolsonaro por su gestión ante los peores incendios en años en la mayor selva tropical del mundo.
Entre el viernes y el sábado se declararon 1.130 nuevos incendios, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil. La mayoría tienen lugar en la cuenca del río Amazonas.
Un fuerte humo cubría la ciudad de Porto Velho en el estado de Rondonia (noroeste) donde el Ministerio de Defensa indicó que los aviones empezaron a echar miles de litros de agua sobre las llamas, cuyo número ha aumentado en las últimas horas.
El fuego ha arrasado áreas de la región fronteriza con Bolivia y han provocado una densa humareda que aumenta la contaminación a lo ancho del Amazonas, un tesoro ecológico de 5,5 millones de kilómetros cuadrados bajo amenaza.
Expertos afirman que el aumento de la deforestación durante la temporada de sequía para crear tierras cultivables o de pastoreo agravó el problema este año.
“Cada año empeora, este año el humo ha sido muy serio”, explicó a la agencia AFP Deliana Amorim, de 46 años, en Porto Velho, donde viven medio millón de personas.
Al menos siete estados de los nueve que forman la Amazonía Legal brasileña, incluyendo Rondonia, han pedido al gobierno federal el envío de tropas.
La zona selvática cuenta con 43.000 militares que están apostados en forma permanente y a disposición para apagar los fuegos. Decenas de bomberos, en tanto, se dirigieron el domingo a Porto Velho para ayudar a apagar las llamas.
Apoyo de Argentina
El presidente Mauricio Macri tomo contactó con Bolsonaro, el pasado jueves, para ofrecer apoyo y asistencia ante la grave situación ambiental provocada por los incendios.
En ese marco, la Argentina puso a disposición aproximadamente 200 brigadistas con sus equipos, integrantes del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR), a fin de que puedan ayudar a combatir los focos de incendio y prestar otra ayuda que las autoridades brasileñas consideren necesaria.
Las correspondientes solicitudes de asistencia por parte de Brasil están siendo coordinadas en conjunto por la Cancillería Argentina y el SINAGIR.
Indignación mundial
Los incendios provocaron una ola de indignación mundial y son un tema de preocupación en la cumbre del G7 en Biarritz, Francia.
Los líderes de las potencias mundiales reunidos en la cumbre acordaron ayudar a los países afectados por las llamas “lo más rápido posible”, manifestó el presidente francés, Emmanuel Macron, este domingo.
“Estamos todos de acuerdo para ayudar lo más rápido posible a los países afectados por estos incendios”, agregó.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro británico, Boris Johnson, que asistieron también a la cumbre, ofrecieron también la asistencia de sus países.
La inscripción en la agenda del cónclave de esta crisis, sin participación de los países de la región, provocó la furia de Bolsonaro, quien denunció una “mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI”.
Sin embargo, su ministro de Defensa, Fernando Azevedo, dijo el sábado que “cualquier ayuda es bienvenida (…) la vamos a evaluar”.
Por su parte, el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este domingo su disposición a recibir la ayuda internacional para combatir los incendios forestales en la Chiquitanía, en el sudeste de Bolivia, fronteriza con Brasil, y comunicó su decisión de suspender su campaña electoral mientras dure la emergencia.
El papa Francisco también se mostró el domingo “preocupado” por los incendios que devastan la selva de la Amazonía, a la que describió como “pulmón vital para nuestro planeta”.
A pesar de que el 60% de la Amazonía está en Brasil, la selva también abarca partes de otros siete países: Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, así como la Guayana Francesa, un departamento de ultramar de Francia.
En lo que va de año se han registrado 79.513 incendios forestales en Brasil, el peor dato para ese período desde 2013.
Manifestantes convocaron a tomar las calles de Brasil nuevamente el domingo, luego de que miles protestaran en el país, el resto de América y Europa el viernes.
En Río de Janeiro, manifestantes en el barrio de Ipanema pedían mayor acción por parte del gobierno para proteger los bosques y cantaban “Que se vaya Bolsonaro, que se quede la Amazonía”.
“La naturaleza está siendo destruida”, dijo Teresa Correa, del estado norteño de Pará, a la AFP. “La situación es peor desde que él (Bolsonaro) es el presidente, quiere explorar y destruir todo”.
Acuerdo comercial en riesgo
Esta crisis amenaza también con boicotear el acuerdo de libre comercio alcanzado en junio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, cuyas negociaciones tardaron 20 años, pero que debe ser aún validado por los Estados miembros del bloque europeo.
El presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, aseguró a los periodistas en el G7 el sábado que era difícil imaginar que los países europeos ratificaran un pacto comercial con el Mercosur mientras Brasil no logre frenar los incendios.
El domingo, el canciller de Luxemburgo, Jean Asselborn, dijo que quiere congelar su participación en el acuerdo debido a sus dudas sobre la voluntad de Brasil de respetar el acuerdo de París de 2015 sobre el clima.
Bajo una presión cada vez mayor, Bolsonaro prometió el viernes un enfoque de “tolerancia cero” a las actividades delictivas en la Amazonía y prometió una acción enérgica para controlar los incendios.