Uno de los focos de atención en la previa del Superclásico estuvo puesto esta semana en el estado del campo de juego de la Bombonera, que se vio en muy malas condiciones el miércoles, cuando Boca recibió a Deportivo Cali en la última fecha de la Copa Libertadores.
Las continuas lluvias de los últimos días provocaron un daño al césped que no pudo resolverse. “La principal razón de este problema son los palcos de la cancha, ya que genera sombras y obstaculiza el viento, por lo que produce una zona muy crítica que dificulta las tareas de prevención”, explicó el club en un comunicado.
Pero los cancheros de la Bombonera trabajan duro desde el jueves, con ventiladores gigantes y arena para acondicionar el escenario donde jugarán este domingo Boca-River. El buen clima de los últimos dos días ayudó, y la cancha lucía bastante mejor.
