El futuro de la denuncia contra Cristina por el encubrimiento del atentado. A instancias del presidente del tribunal, el kirchnerista Alejandro Slokar, y con los votos de todos los camaristas desplazaron a los jueces Hornos y Borinsky de la sala I. Sin embargo seguirían a cargo de ese caso.
La montaña rusa de maniobras y emociones en la que se deslizan los nueve jueces de la Cámara de Casación Penal -envueltos en una vergonzosa guerra interna- tuvo esta mañana un nuevo giro: tras la sorpresiva convocatoria a un acuerdo general para elegir las autoridades del tribunal y de cada una de las cuatro salas que lo integran, que el presidente de la Casación Alejandro Slokar convocó de ayer para hoy, esta mañana a las 10 la sala de acuerdos estaba desierta. Pero una hora y media después, pese a que había audiencias programadas, el acuerdo se hizo igual. Y la anunciada maniobra K se concretó: con el voto de todos los camaristas excepto los de ellos dos, los jueces Gustavo Hornos y Mariano Borinsky fueron desplazados de sus subrogancias (suplencias) en la sala I, que tiene en sus manos la denuncia del fiscal Nisman contra Cristina Kirchner y otras causas calientes por corrupción, como Hotesur, Los Sauces y dólar futuro. Como parte de la negociación política, sus lugares serán ocupados por Juan Carlos Gemignani y Liliana Catucci, quien también fue votada como presidenta de la Casación para el 2017. En un comunicado, la Cámara comunicó que las audiencias programadas consolidan la integración de las salas y no podría haber cambios, en clara alusión al caso Nisman.
Pese al escándalo desatado ayer por la jugada de Slokar -contradiciendo la orden que él mismo había dispuesto y que fuentes de su despacho compartieron la semana pasada con este diario- la polémica maniobra se concretó puntillosamente según lo anticipado por Clarín: aunque Gemignani debía ser el próximo presidente del tibunal, se excusó por “motivos académicos”, que sin embargo no le impidieron aceptar nuevas subrogaciones para el año próximo. Un dato clave: el camarista está investigado por el juez Rodolfo Canicoba Corral -de grandes servicios al kirchnerismo- por haber detenido a una funcionaria de la Casación que no cumplió una orden suya. La marcha de ese expediente preocupa mucho al juez.
El explosivo plenario de esta mañana alimenta todas las especulaciones sobre supuestas negociaciones entre bambalinas de las que habrían participado varios de los camaristas. Según pudo saber este diario, además de la zigzagueante conducta de Gemignani, la doctora Catucci aceptó subrogar en la sala I en reemplazo de Hornos, pese a que los presidentes siempre subrogan en las salas que ellos integran. La jueza integra la sala III, pero ahora sus colegas la votaron para sumarse a la I, donde entonces tampoco será “juez natural” en las causas que entienda.
Bajo un clima de máxima tensión, Slokar dirigió el acuerdo general con mano de hierro, y secundado por los votos de Catucci, Gemignani, Riggi, Figueroa, Pedro David y Angela Ledesma, presentó un informe sobre el plazo en el que cada uno de los jueces viene cubriendo subrogancias. Esa estadística es encabezada con comodidad por Hornos y Borinsky, lo que explicaría que sus colegas ya no quieran darles más tiempo. Según supo este diario, los jueces desplazados habrían pedido entonces que se incorporara también una estadística cualitativa respecto a la cantidad de causas y temas resueltos, que también puntean por lejos. ¿La respuesta? No. Tampoco se permitió a los disidentes incorporar sus reservas y argumentos al acta final. Asunto terminado.
Tras la última batalla, digna de la popular serie Game of Thrones, la sala I del tribunal quedará igual hasta el 31 de diciembre, y desde entonces Hornos y Borinsky serán reemplazados por Catucci y Riggi. En un comunicado que el tribunal acaba de difundir, “se ratifica el consolidado criterio vigente en punto a que el tribunal integrado al momento de fijar la audiencia de informes debe resolver el recurso atinente a esa convocatoria, cualquiera fuese la subsiguiente composición”. El párrafo intentaría despejar las dudas respecto a un cambio de fecha para la cita, como el que ya solicitó el fiscal Javier De Luca. En el Consejo de la Magistratura le aseguran a Clarín que, pase lo que pase, Hornos y Borinsky seguirán entendiendo en la decisión por abrir o no la denuncia de Nisman contra Cristina. Habría que ver.
Un alto funcionario de ese organismo recordó que la comisión de Selección del Consejo “puede estar de acuerdo o no” con la lista de subrogancias que le envían las cámaras para cubrir entre sus jueces los lugares vacantes. “Hay una discusión sobre el régimen legal vigente después de que se declaró inconstitucional la ley que impulsó el kirchnerismo para cubrir las vacancias. Para mí, por ejemplo, no hay ninguna ley vigente, y es el Consejo quien debe resolver en cada caso”. Fuentes de la Magistratura también confirmaron a este diario que se están reuniendo los antecedentes y se está analizando la vigencia o no de una resolución de la Casación de 2011, en la que la Cámara estableció su propio sistema de subrogaciones.
Por lo pronto, ambos magistrados ya no van a intervenir en otros expedientes hirvientes contra el kirchnerismo: Los Sauces, Hotesur y dólar futuro son sólo tres de los más taquilleros.
Siguen rechinando los sables en los atildados despachos de magistrados y funcionarios judiciales.
Fuente Clarín