El goleador histórico de la Selección criticó a dirigentes, jugadores y hasta hinchas en una descarnada entrevista sin cassette.
Gabriel Batistuta plantea un debate necesario: ¿Vale la crítica desde afuera, sin meter los pies en el barro? Su nombre es emblemático, aún nadie pudo desbancarlo de su récord de 54 goles que lo convierten en el máximo goleador de la Selección aún cuando pasaron 14 años de su último partido con el equipo nacional (ndr: 12/6/2002 contra Suecia en el Mundial de Corea-Japón). Acaso por eso y por lo que implica su figura a nivel mundial, vale. Pero el ex futbolista asume su falta de compromiso ante un fútbol argentino que, considera, “es un desastre a nivel organizativo”.
Bati hizo esta y otras declaraciones en una entrevista que concedió al periodista Cristian Grosso del diario La Nación de la que se reproducen a continuación sus más destacadas respuestas:
• Su opinión del fútbol argentino a nivel organizativo
Me parece un desastre total. Acá nadie sabe ni cuándo juega, es una vergüenza. Hace un mes llamé a jugadores y técnicos para invitarlos al torneo benéfico de golf y me contestaron “quisiera ir, pero no puedo asegurártelo porque no sé cuándo juego”. Eso te hace calentar mucho: no estamos hablando del servicio meteorológico, que con un mes de anticipación puede pasar cualquier cosa; esto depende de una decisión. Vas a Italia o a España y antes de que empiece el torneo ya sabés a qué hora se juega el último partido de la Liga. No es una ciencia (…) así está el fútbol.
• El juego
Sólo dos o tres equipos tienen una idea… El domingo de los clásicos me dormí en mi casa, para colmo llovía, no sabía qué hacer. Fue un desastre. Ni dos pases seguidos hacían, apenas un poquito en Racing-Independiente… Si lo querés justificar, podés decir que en los clásicos hay un ambiente particular por los miedos, las presiones, pero generalmente es así. Para mí hay mucho vértigo, creen que la intensidad tiene que ver con la velocidad y las fricciones, y no es así. Intensidad es sostener un ritmo, tener dinámica. Pero están confundidos. Equivocaron poner huevos con pegar trompadas… huevos es pedirla: dámela ahora, que yo soy el que hace los goles. Acá creen que huevos es, ante la primera pelota, pum, una trompada para que la tribuna te aplauda. Eso es una p… gigante. Y todo el ambiente está contagiado de ese mensaje, que los medios también bajan.
• Esperanza con la nueva camada de técnicos
Creo que hay algunos (técnicos nuevos) que están tratando de cambiar una idea. Guillermo, el Muñeco, Pellegrino, Almirón de Lanús…, me voy a olvidar de algunos, seguro…, pero intuyo que están tratando de transmitir una idea más pacífica, otra cosa con respecto al fútbol y a la conducta. Pero están metidos en el ambiente general… y así es difícil.
• La AFA
No tenemos presidente nosotros… Lo de las elecciones de diciembre pasado fue una vergüenza. Esto es así: cuando pasó lo del empate 38-38 hicimos reír a todo el mundo, una payasada. Pero nos olvidamos que hace un tiempo llevamos un Argentina-Brasil a un estadio donde se cortó la luz… Argentina-Brasil se mira hasta en el medio del desierto del Sahara, pero se suspendió y no pasó nada. ¿Por qué se suspendió? Porque se fue a un lugar que no tenía la infraestructura adecuada, pero había que ir porque un amigo del amigo… No se puede así. ¿Vos sos mi amigo? Ok, tenés que tener todo listo. ¿No lo tenés? No te doy el partido. En otra cultura es simple. Pero acá el amigo se enoja (…) No vamos a ningún lado así… ¡No tenemos seleccionados juveniles! La AFA construyó un complejo de elite, hay pocos en el mundo, pero cada vez que paso rumbo al aeropuerto de Ezeiza está vacío, no hay nadie, no hay pibes jugando, nadie.
• ¿Involucrarse? No
Yo no soy loco, no tengo la fuerza para entrar solo ahí. Los argentinos protestamos, pero cuando hay que poner la cara no estamos… Y yo soy el primero ¿eh? No voy porque no me quiero meter en el quilombo, y así piensan todos. Los argentinos somos cagones y yo soy el más cagón de todos. Está en nuestra cultura. Creo que en algún momento algo cambiará
• Un análisis letal
¿Vos te pensás que yo tengo ganas de ir a la AFA? Si tengo que pedir algo, ¿a quién se lo pido? Si tengo que hablar con alguien que decida, ¿a quién se lo pido? Si tengo que organizar un viaje, ¿a dónde voy, con quién hablo? Es un lío. Entonces, ahí me convierto en el cagón más grande y me quedo en Reconquista mirando. Y cuando me preguntan digo “para mí esto es un desastre” y listo. No tendría que hacer esto…, porque yo debería estar empujando para estar ahí adentro… como Almeyda, Ayala, Verón, Caniggia, Maradona, pero no quiere estar nadie.
• Ausentes con nombres pesados
Nadie está por dos motivos. El primero es porque nadie se quiere comprar un quilombo. Y el segundo es porque a nadie le interesa que nosotros estemos ahí. Tenernos ahí, con esta cabeza, molestamos. Y terminamos así: sin selecciones juveniles, sin presidente… ¿Cuánto falta para las elecciones?
• En Argentina no dirijo
Quiero dirigir, pero acá no. Acá me llamaron de todos lados, pero no. Hay personajes como yo que fuimos un poquito más allá… Entonces, lo único negativo que puede pasar es que digan que no tenés capacidad, pero no van a decir que sos un pelotudo… Estamos a salvo del maltrato. A mí me pasaría eso… creo. Al Muñeco le está pasando, a Guillermo le pasaría igual. Si el Vasco va a la cancha lo ovacionan más que antes. Igual, yo no querría perder ni dos partidos.
• La puja entre volver a dirigir y la resaca de los vicios del fútbol
Me gustaría dirigir en una Liga como la de los Estados Unidos. Si me llaman, voy. Es un lindo lugar, reúne todas las condiciones. Estoy como cuando sos soltero: si te quedás mucho tiempo soltero, después no te querés casar más porque no querés que te marquen los horarios ni te digan qué tenés que hacer. Y más tiempo pasa, más delicado me pongo. En un momento hubiese agarrado cualquier cosa, ahora elijo. Veo la ciudad, estudio… Pero la verdad es que ahora tengo ganas. Cuando dejé de jugar estaba muy estresado, estaba muy mal, vas teniendo un nombre cada vez más grande y un físico cada vez más chicos. Había que mantener ese nombre y cada día tenía menos piernas. Pero ahora se me está pasando, ya hace más de 10 años que dejé… y tengo ganas de volver.
• Presumir con una historia cada vez más vieja
Que el último título de la Selección haya sido hace tantos años “tiene que servirnos como un baño de humildad a los hinchas argentinos. Hace 25 años que no ganamos nada, pero ni a nivel regional. Ahora se equilibró mucho todo porque los colombianos, los ecuatorianos y los chilenos empezaron a jugar en Europa y crecieron. Pero eso pasó en los últimos cinco o seis años, y antes tampoco ganamos nada… Entonces paremos un poco: ¡no podes ser intendente de tu ciudad y querer ser presidente de la República! ¿Qué quiero decir? Que vamos a un Mundial y todos seguimos convencidos de que hay que ganarlo. Nosotros tenemos fenómenos, OK y es verdad, pero los demás también tienen fenómenos en sus equipos.
• Cómo se piensa el fútbol acá y allá
El fútbol europeo te cambia la cabeza. Pero fue siempre así, nosotros también lo entendimos recién allá. En Europa el fútbol es un trabajo, no es un juego… El que quiere jugar que se quede en su casa. Yo los haría trabajar cuatro o cinco horas. Acá esa mentalidad no existe. ¿Vos viste el cuerpo de los jugadores de allá cuando se sacan la camiseta para festejar un gol? Acá probablemente se entrenan más horas –menos, seguro que no- pero allá se entrenan, comen una pasta, descansan, toman agua mineral y pasan por el gimnasio. Acá está la picada, la Coca Cola, el famoso asado… Otra cabeza. No tenés que nacer en Australia para entender que si hacés 200 abdominales y después te tomás un vaso de Coca Cola, las 200 abdominales las tirás a la basura. No hay que ser un genio…
• Messi, a tiro de su récord
Llegué a ser el goleador histórico de la Selección (ndr: con 56 tantos convertidos pero los registros oficiales indican 54 ante una consideración burocrática de la FIFA) casi sin darme cuenta. Sin proponérmelo, porque nunca fue un objetivo ni una obsesión. Las estadísticas nunca me importaron. Ahora, cuando Leo me saque el récord (ndr: La Pulga acumula 50) y… un poco me va a doler. Pero no me lo quita cualquiera, no me lo saca un normal, no, me lo saca un marciano. Eso me deja un poco más tranquilo. No, en serio, no pasa nada”.