A todo o nada frente a Junior en Colombia: una derrota lo dejará afuera y un triunfo lo acercará a los octavos.
El calor agobia. La presión, también. Y la procesión sacude por dentro a Boca. Porque aquí, en esta ciudad de contrastes, tendrá que revalidar su condición de favorito. En un escenario poco favorable en el aspecto climático y cargado de tensión. Una derrota podría traer duras consecuencias. Desde la prematura eliminación de la Copa Libertadores y el sueño trunco de la séptima hasta la fecha de vencimiento del ciclo de Guillermo Barros Schelotto. A fin de cuentas, el propio Mellizo tiene claro el panorama porque conoce el paño azul y oro. En las buenas, y en la malas mucho más, todo se magnifica alrededor de este gigante continental.
Tiene este duelo con Junior, entonces, carácter de final. Porque será decisivo para las aspiraciones xeneizes. La victoria le permitirá depender de sus propias fortalezas en la búsqueda de los octavos de final. El problema son esas debilidades colectivas que muestra, muy a pesar de que domina holgadamente la punta del torneo doméstico hace 507 días. Boca deberá luchar con su enemigo interno para salir indemne de Barranquilla. Contra un cóctel infernal, el que mezcla una temperatura superior a los treinta grados con un alto porcentaje de humedad. Contra el equipo de Teófilo Gutiérrez, siempre amenazante con la banda roja sobre el pecho blanco o con la camiseta de Central. El mismo que aderezó con palabras picantes la previa del duelo disputado en la Bombonera pero tuvo un rendimiento desabrido.
Sí, es una final y Boca tendrá que apelar a la vieja mística copera. Pero a excepción de Carlos Tevez, que supo conquistar América, el resto poco conoce de la gloria internacional. Barros Schelotto vivió la época dorada de Carlos Bianchi. Sin embargo, como entrenador, está muy lejos de superar al maestro. Su deuda está, justamente, en estos mano a mano, o mata mata, como dicen los brasileños. Si todavía le pesa la caída contra Independiente del Valle en las semifinales de 2016. Dos veces quedó afuera de la Copa Argentina y River le dio un mazazo en la Supercopa vernácula que lo hizo tambalear.
La realidad es que la doble competencia generó montones de dificultades. Aunque está a un paso del bicampeonato, desde que comenzó su participación en la Libertadores, Boca perdió más partidos de los que ganó. Fueron 4 victorias, 3 empates y 5 derrotas, la última con Palmeiras a orillas del Riachuelo, ese tropezón que lo puso de frente al todo o nada de esta tarde. Se anuncian 30 grados y lluvia a las 17, hora de Colombia, las 19 en Argentina.
Boca sólo ganó 3 de los 13 duelos que disputó en estas latitudes. Uno de ellos, casualmente, ante Junior. Fue hace 17 años y todos saben cómo terminó la historia. Empató 5 y perdió otros 5. También es cierto que aquí perdió una Libertadores, contra Once Caldas por penales en Manizales. Pero logró una Recopa Sudamericana, en el mismo rival y en idéntico estadio. Había ganado en la Bombonera (3 a 1) y a pesar de la caída (2 a 1) en el Palogrande, pudo coronar.
La derrota en 2004 acabó con el segundo ciclo de Bianchi. El título de 2005 afirmo a Alfio Basile. Guillermo está en la mitad del camino. De su pericia en el banco dependerá terminar como el Virrey o resurgir como el Coco. En ese sentido, el técnico confirmó la presencia de Wilmar Barrios, recuperado del desgarro, después de la práctica vespertina. Edwin Cardona quedó descartado. La duda es saber si jugará Wanchope Abila o Bebelo Reynoso. De la presencia de uno u otro cordobés depende la posición de Tevez. De 9 o de mediapunta.
fuente: clarín