“Jugadores, la c… de su madre…”. El cantito que más se ha escuchado en las canchas argentinas desde hace décadas encuentra su origen en la garganta de una mujer que es pura resiliencia, Bonnie Tyler, y en la canción original, “It’s a Heartache”. Nacida el 8 de junio de 1951, desde entonces esta británica no ha hecho más que reinventarse.
Segundo puesto
En su primer concurso de canto Bonnie llegó al segundo puesto y se ganó una libra esterlina, pero ella sabía que ese era el origen de una gran fortuna. “La emoción me hizo querer hacerlo de nuevo. Realmente me encantó cantar”, contó años más tarde, dando a entender que el verdadero premio no era esa moneda, sino lo que había sentido al subirse a un escenario. Así, la rubiecita de voz potente comenzó a presentarse en pubs de Gales del Sur con diferentes grupos y más tarde sorprendió al caza talentos Roger Bell.
Esa noche cantaba en Swansea, y se hacía llamar Sherene Davis. Aunque había nacido como Gaynor Hopkins, a partir de ese momento se convertiría en Bonnie Tyler.
Empezó en 1969
La galesa empezó a cantar en abril de 1969 y, según ella misma describió, llegó a trabajar “seis noches a la semana durante siete años” antes de que Roger Bell la descubriera. No fue suerte, sino un gran esfuerzo que finalmente salió a la luz. Dicen que Bell había llegado a Gales desde Londres en busca de un cantante masculino del que tenía referencias. Cuando entró al pub, que tenía dos pisos, la oyó cantar primero a ella. Y fue amor a primera escucha.
Al contrato de grabación con RCA y el éxito de su tema “My! My! Honeycomb”, de 1975, le seguiría un suceso tan aterrador como sorprendente que la acercaría a sus amadas Tina Turner y Janis Joplin, al menos en lo vocal. Ya nunca más Bonnie Tyler iba a sonar así, como en su primer hit. Una cirugía para extirpar los nódulos de sus cuerdas vocales la cambiaría para siempre. Su voz se hizo más ronca. Y se volvió única.
“It’s A Heartache”
Junto al autor y productor Ronnie Scott grabó “Lost In France”, que fue furor en Gran Bretaña y también en Alemania, un país en el que aún sigue muy vigente. Pero fue con “It’s A Heartache” que Bonnie tocó el cielo con las manos. Este temazo llegó al puesto número 3 en la lista de Billboard en los Estados Unidos y de ahí, al mundo.
En 2013 un periodista español le preguntó cómo había surgido aquella canción imborrable, y ella volvió a contarlo una vez más: “Los mismos compositores de RCA fueron quienes crearon ‘It’s a Heartache’. Mi voz había cambiado y cuando entré en el estudio pensé: ‘¡Dios mío, suena mucho más ronca!'”. La culpa era toda suya, ya que después de la operación tenía que estar seis semanas en silencio: “Fui incapaz, ya que, como habrá advertido, no puedo dejar de hablar así que mi voz cambió. Pero no me fue mal: la canción se convirtió en un hit”.
Con luz propia
Los 80 también escucharon de Bonnie Tyler. Estuvo nominada a los premios Grammy, metió un tema suyo en la banda sonora de la taquillera película Footloose, y encaró los 90 con igual entusiasmo. En 1999 interpretó “Total Eclipse of the Heart” en la apertura del Parlamento de Gales y trabajó con el famoso productor Simon Cowell, no solo para el Reino Unido sino también para Alemania. Luego su fama bajó y no se supo mucho más de ella, hasta que en 2017 un fenómeno natural la puso de vuelta en el tapete.
“Bonnie Tyler fue una elección natural para este momento único en la vida”, dijo el presidente y CEO de Royal Caribbean International, Michael Bayley, cuando le preguntaron por qué eligió a esta cantante para animar uno de sus cruceros. Es que en agosto de 2017 un eclipse iba a poder verse en la Tierra, más precisamente en el mar, y esta compañía de embarcaciones turísticas decidió cranear un evento en el que Bonnie cantara, claro, “Total Eclipse of the Heart”, esta vez a dúo con Joe Jonas y su banda DNCE.
El eclipse de sol
“Va a ser muy emocionante, no sucede muy a menudo, ¿verdad?”, le había dicho Tyler a la revista Time antes de embarcar. En ese momento también comentó: “El eclipse de sol dura 2 minutos y 40 segundos, me han dicho. A diferencia de mi canción: la tuve que cortar porque era muy larga, al principio no creería ni que fueran a pasarla en la radio”.
Oasis of the Seas es el nombre del crucero que navegó durante días entre Orlando, Florida, y el Caribe. “Total Eclipse of the Heart”, era el hit que había quedado sepultado por “It’s a Heartache” y que volvió a renacer con este suceso astronómico, no solo en altamar sino en cualquier latitud. “Es masiva, una de esas canciones que escuchás en la radio todo el tiempo, ya sea un eclipse o no. Y por eso aparece tanto en todos estos shows de talentos, como X Factor, Britain’s Got Talent”, comentó Bonnie hace dos años.
Aunque los discos ya casi no se venden, la galesa facturó con las nuevas plataformas, ya que Spotify registró un aumento del 75 por ciento en las transmisiones el día después del eclipse y las vistas de YouTube en el video musical del tema treparon enseguida: hoy superan los 600 millones de vistas. Lleno de hombres, tules rojos y misterio, la estética del clip realza una de las canciones más recordadas de la época.
Barajar y dar de nuevo
Con su nuevo disco, Between The Earth and The Stars, y una serie de shows en vivo, Bonnie relanza su carrera medio siglo después de haber comenzado. “He actuado en todo el mundo y todavía me encanta subir al escenario y entretener a mis fantásticos fans”, contó hace poco a propósito de este, su álbum número 16, que salió a comienzos de este año y que cuenta con las colaboraciones de Rod Stewart –con quien la han comparado por compartir esa característica voz ronca- además de Cliff Richard y Barry Gibb, de los Bee Gees.
Esos tres temas a dúo fueron escritos por Amy Wadge, la autora de muchos de los éxitos de Ed Sheeran. Bonnie sabe perfectamente de quién tiene que rodearse para conseguir lo que quiere, en este caso, volver a la pistas con un toque aggiornado. Renacer de entre las cenizas es su mayor virtud: así como se sobrepuso a su operación de garganta y salió fortalecida, también en el amor le tocó perdonar y volver a empezar.
Robert Sullivan es el gran amor de Bonnie Tyler, su único esposo, su pilar desde hace cinco décadas. Pero hace unos años él la traicionó, nada menos que con una de sus más cercanas fans, de esas que la seguían a todos lados. Meghann Pernot finalmente confesó y le contó al diario británico The Mirror que, con ella, Robert la estuvo engañando a Bonnie por más de un año y medio. Pernot es francesa y seguía a la artista por todos lados, así fue que llegó a concretar esas relaciones sexuales con el marido de la estrella. Los amantes se reunían en distintos hoteles, cuando podían, y mantenían ardientes chats vía teléfono celular.
Nada volverá a ser igual
“Los he perdido a ambos. Nada volverá a ser igual. Todavía me duele. Lo he perdido todo. Me siento culpable, aunque en realidad ambos somos culpables. Yo pude haber dicho que no y haber detenido todo al principio”, se apenaba Meghann en las páginas de The Mirror, y se justificaba diciendo que en realidad lo amaba. La fan francesa había conocido al matrimonio en marzo de 2010 cuando pudo saludarlos después de un show en Suiza, pero no habría sido hasta 2014 que se concretó el adulterio.
Meghann se justificaba: “Al principio pensé que eran una pareja libre, es decir, que mantenían una relación abierta. Es algo habitual en el mundo del espectáculo”. Pero no, esta traición rompió el corazón de Bonnie Tyler, quien volvió a sanarlo como mejor sabe, con música. Finalmente Bonnie perdonó a Robert por este mal trago y siguieron adelante. “Siempre habrá altibajos, pero nos amamos. Además, desde finales de los años 70 siempre me acompaña cuando estoy de gira. No tiene sentido llevar vidas separadas”, le dijo Bonnie hace poco al tabloide británico Daily Express, echando un manto piedad sobre el tumultuoso y reciente pasado. Como ella misma cantaba “el amor es un juego de tontos”, que no pasa de moda.
fuente. infobae