A los 52 años, Claudio Borghi vive en Chile desde hace 25. “A veces se necesita comenzar de cero”, dice en referencia a la desorganización. También habla de Messi, la falta de un Iniesta, la desaparición del 10, los nervios de los hinchas.
En este rincón residencial de la capital chilena llamado La Reina, con la cordillera dibujada en un fondo tan sensual como cercano, la puerta de la casa de Claudio Borghi se le abre a Clarín con amabilidad total. Saluda Dominique con una sonrisa gigante. Invita a pasar. “Sigan derecho. Allá, en la terraza, van a encontrar a papá. Estaba esperándolos”. Ahí está el Bichi, listo para el abrazo cálido de la recepción. “La Negra (dice señalando a Dominique) es mi hija. Tiene 28 años y es publicista. Vive acá con nosotros, con Mariana, mi esposa de toda la vida, y con Filippo, mi otro hijo, el gigante de 21, estudia diseño y juega al rugby”, explica. “Somos muy unidos. Ellos me dan todo. Por eso rechacé varias propuestas del exterior. De Racing me llamaron un día y me dijeron que tenía que viajar ya. No es así… Me hubiera gustado, pero tengo una familia. Hay cosas que organizar. No es tan fácil”. Con menos kilos que el Borghi que por ejemplo dirigió a Boca y a la selección de Chile, el Bichi cuenta que se entretiene jugando al golf y comentando fútbol en dos programas de la cadena Fox Sports. Ya prendió el primer cigarrillo. Vendrán muchos más. “Fumo dos atados por día”, precisa. Había avisado en el momento de pactar la entrevista que tenía ganas de charlar de fútbol. No mintió…
-Preocupa mucho la Selección. Hoy está afuera del Mundial. ¿Cómo la observás?
-Bauza agarró en un momento complejo, con quilombos importantes, como la renuncia de Messi. Además, no sos entrenador, sos seleccionador. Argentina me llama la atención. Me sorprende que ningún jugador funciona en la Selección como en su equipo.
-¿Por qué creés que pasa?
-Veo fútbol desde el 78 y Argentina siempre tuvo la obligación de ser campeón del mundo, pero lo fue dos veces nada más. Casi nunca ganamos, pero siempre tenemos que ganar. ¿Cómo es?
-Pero la presión también se la generan estos jugadores. Muchos viven repitiendo que no ganaron nada en la Mayor.
-Muchas veces el jugador dice lo que la gente quiere escuchar. No hay que preguntarle ‘¿vas a ser campeón?’. Todos queremos ser campeones, pero las presiones muchas veces sobrepasan a la capacidad de la gente. Ponerse la camiseta Argentina no es muy fácil, eh.
-Vos fuiste campeón del mundo en México 86, pero nunca rendiste en la Selección igual que en tu equipo.
-Tenés razón. En Argentinos Juniors yo jugaba mejor, pero en la Selección había otro esquema y jugaba de wing derecho. En el Mundial tuve que seguir a Cabrini. ¿Sabés quién fue la figura de Italia? Cabrini. Hay que llamar a los jugadores por lo que juegan en sus equipos y no ponerlos en otros lugares. Además, hay otro problema en Argentina.
-¿Cuál, Bichi?
-Volvés de ser subcampeón del mundo y la gente dice: ‘¡Qué malo!’. En Argentina todos somos entrenadores y nada convence. En otro momento, se hubiera dicho que es bueno salir segundo, pero ahora no. Hoy quieren ganar todos. Y hace 30 años que no se gana un Mundial. Y antes del 78, nunca habíamos ganado uno. Si fuésemos campeones del mundo muy seguido y salimos segundos, ahí sí podríamos decir: ‘Qué cagada, no ganamos’. La verdad es que no ganamos. Por eso tenemos siempre sueños inconclusos.
-¿Y cuál sería tu solución?
-En estas condiciones, con el fútbol que no arranca, con dirigentes presos por corrupción, sin presidente en la AFA, para Argentina sería bueno no ir al Mundial y empezar de nuevo. Después, arrancaría bien, como corresponde. ¿Merecés ir al Mundial? Hay que merecerlo. Pero eso la gente no lo entiende. Nosotros somos potencia, pero somos tan desordenados que lo dejamos de ser, no por capacidades deportivas sino por problemas humanos. Argentina es un país que siempre apuesta al parche, en todo sentido, eh. Es un problema cultural. Somos así. No tenemos remedio. Entonces, a veces, hay que empezar de nuevo. Lo que le vendría bien a Argentina es organizarse, arrancar de cero. Si llego en estas condiciones al Mundial y me piden ser campeón, yo digo: ‘No me jodas’. El Patón arrancó tratando de convencer a Messi para que vuelva. Y cuando volvió se le lesionó.
-¿Messi de qué jugaría en tu equipo?
-De lo que juega en Barcelona, arrancando desde la derecha. Lo que hay que lograr en la Selección es que no sea tan evidente que se la vas a dar a Messi. Hay que generar distracciones.
-¿Cómo lo rodearías en la Selección?
-Si yo tuviese un Iniesta… A veces siento que soy injusto con Messi, pero el mejor jugador del Barcelona es Iniesta. Lo que hace Messi en los últimos tres cuartos Iniesta no lo puede hacer. Pero todo lo previo viene generado por Iniesta. Argentina no tiene un Iniesta y es un problema. No hay jugadores hoy que jueguen a dar pases. Hay jugadores que juegan a correr, a pegar o a meter goles. Pero que se dediquen sólo a habilitar no hay muchos.
-¿Qué es Di María para vos?
-Buena pregunta: ¿de qué juega Di María? ¿De mediocampista, de puntero? En Francia juega sin trasladar tanto la pelota, toca mucho. Y en Argentina, al revés. Es raro.
-¿Qué harías con Agüero?
-Agüero llega mejor desde atrás, con el arco de frente. No lo veo de 9 solo arriba.
-¿Higuaín sería tu centrodelantero?
-Al Pipa hay que dársela en el área. Se equivoca cuando sale de ahí. No debería retroceder tanto. Más retrocede, más torpe se ve.
-¿A qué jugador elegirías para que te maneje el equipo si dirigieras a la Selección?
-No hay tantos. Un tipo que decida por dónde atacar, no hay. Por ahí Belluschi lo hace en San Lorenzo, tiene un juego corto interesante y pase largo, pero tiene al Negro Ortigoza al lado. A veces en la Selección juega Banega porque tiene buen trato de balón, pero no es de meter pases de 30 o 40 metros. Lo hace, pero no es su especialidad.
-Sobran delanteros y faltan jugadores como Riquelme, Verón, Gallardo… ¿Coincidís?
-Sí. Pasa porque la gente no los quiere.
-Sí que los quiere.
-Mirá, yo digo que hoy no hay un Riquelme, un Bochini o un Alonso porque la gente no los quiere ver más. La gente grita que hay que poner huevo. Algunos tienen que poner huevo, porque es su función, pero no todos.
-Pero Bichi, los de Boca, Independiente o River darían lo que no tienen por contar con un Riquelme, un Bochini o un Alonso.
-El problema es que hay muchos que no los vieron. Además, otra cosa: los técnicos usan sistemas que hacen desaparecer al 10.
-¿Quiénes son más responsables de la desaparición del 10: los hinchas o los técnicos?
-Hoy el mejor laburo es ganar como sea, no jugar bien. ‘Voy a dejar la vida en la cancha’, dicen los jugadores. Y el técnico dice: ‘Trabajamos toda la semana’. Es lo que la gente quiere escuchar. A la gente le gusta ver que el técnico se mueva en el banco. La gente hoy quiere ver nervio. Es una pena porque el ganar de cualquier forma degenera al fútbol.
Fuente: Clarín