Del registro de ingresos a la residencia presidencial de Olivos en los días anteriores y posteriores a la misteriosa y violenta muerte del fiscal Alberto Nisman, el 15 de enero del 2015, se descubre una mayor presencia del director y subdirector de la AFI, Oscar Parrilli y Juan Martín Mena; del titular de la AFIP Ricardo Echegaray y el diputado Andrés “Cuervo” Larroque, mientras poco a poco crecen las audiencias de Cristina Kirchner para Aníbal Fernández. Pero lo más importante, desde el punto de vista judicial y político, es que extrañamente las planillas de ingresos del 15 al 19 de enero no están en el documento, como si las hubieran arrancado, lo que podría configurar el delito de destrucción de documentos públicos. Estos datos, secretos hasta ahora, revelan cómo Cristina con la ayuda de la AFI, la AFIP y la UFI preparó su contraataque contra Nisman pero la ausencia de las planillas con los ingresos y egresos de esos días clave no permiten reconstruir la historia con más detalles.
Mientras un médico traumatólogo entraba casi a diario a la quinta de Olivos al igual que el peluquero Alberto Sader, un día antes de la denuncia de Nisman contra la entonces presidenta por encubrimiento a favor de los cinco iraníes acusados de ser los autores intelectuales del atentado contra la AMIA, entre otros, hubo una cumbre en el chalet presidencial, lo que confirma que el Gobierno sabía con anticipación de la decisión del ex fiscal de la AMIA.
El 13 de enero desfilaron por el chalet de Cristina y la casa de Máximo, Ricardo Echegaray –ex titular de la AFIP y actualmente suspendido como titular de la Auditoría General de la Nación-, el ministro del Interior, Florencio Randazzo –que se quedó poco tiempo-, Larroque –acusado por Nisman de ser uno de los nexos con el referente iraní Jorge Kalhil- y José Ottavis, entre otros. Olivos era el lugar preferido por Cristina para recibir a sus más íntimos. Algunos ministros solo pisaron la residencia para actos oficiales.
Al día siguiente, Nisman presentó su denuncia que provocó una conmoción en el país y preocupación en el Gobierno. Esa jornada, a las 12.40, entró Parrilli y antes de una hora ya se había retirado. La respuesta K fue la lectura de un comunicado por parte del canciller Héctor Timerman, quien comenzó con una campaña de ataques personales y descalificaciones contra el fiscal.
Llamativamente, no están en el registro que consultó Clarín gracias a un pedido de acceso a la información pública presentada por Poder Ciudadano -que preside Hugo Wortman Yofre- las hojas correspondientes al 15, 16, 17 y 18. Una maniobra para ocultar quiénes entraron a Olivos antes de que Nisman apareciera con un balazo en la cabeza en su departamento de las torres Le Parc. El documento salta al 19, como si la Agrupación Seguridad e Inteligencia de la Presidencia esos días no hubiera anotado nada.
El gobierno de Mauricio Macri que entregó el registro a Poder Ciudadano primero enumeró hoja por hoja, es decir que el borrado o rotura se hizo antes de la entrega del poder el 10 de diciembre. Se trata de un documento clave para investigar tanto la muerte como la denuncia de Nisman que ahora reabrió el juez federal Claudio Bonadio y el fiscal Claudio Taiano.
El registro se reanuda el 19 cuando entra Echegaray a las 11.20 y el secretario de Justicia Julián Alvarez. Parrilli hizo una visita de solo 19 minutos y se fue raudamente. En esos días aparece con horario de ingreso Camilo Vaca Narvaja, el entonces novio de Florencia Kirchner, pero sin horario de salida.
Ese día Cristina publica una carta en Facebook en la cual se pregunta qué llevó a Nisman “a tomar la terrible decisión de quitarse la vida”. Eran días de confusión y alarma en el Gobierno, que empieza a atacar a su ex jefe de Operaciones de la SIDE, Antonio Stiuso. El 21 se destaca un ingreso de Echegaray a las 23.30 y otro del secretario de Seguridad, Sergio Berni, a las 0.10. ¿Qué tenía que hacer el recaudador de impuestos en Olivos a esa hora? En fuentes judiciales se preguntaron si habría aportado datos sobre el dudoso patrimonio de Nisman.
El 22 entran Parilli, el secretario general de la presidencial Aníbal Fernández, Randazzo, Echegaray y Rudy Ulloa. Por la tarde, Cristina publica una segunda carta en Facebook en la que descarta la hipótesis del suicidio y dice que no tiene dudas de que Nisman fue asesinado. La presidenta apunta a Stiuso.
Los días siguientes se repiten las reuniones de estos funcionarios. El 26 de enero la fiscal Viviana Fein imputa al técnico en informática Diego Lagomarsino, quien trabajaba para Nisman, por haberle entregado al fiscal el arma calibre 22 con la que se realizó el disparo que lo mató. Mientras tanto, en un golpe de efecto, la presidenta anuncia la disolución de la SIDE y envía al Congreso un proyecto de ley para crear una nueva agencia federal de inteligencia (AFI). Al día siguiente, se suma a las tertulias el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbatella, acompañado de Alak. Luego del Gobierno impulsaría una investigación judicial para comprobar que Nisman tenía una cuenta bancaria oculta con 800 mil dólares en Nueva York. Paralelamente, el kirchnerismo lanzó una campaña sucia contra Nisman en las redes sociales y con carteles mostrando las fotos de sus novias modelos.
El 29, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa de Nisman y madre de sus dos hijas, dice que “tenemos la certeza de que esto fue obra de otra persona”. Durante la crisis por la muerte violenta de Nisman, Aníbal F. pasó a ser jefe de Gabinete y luego candidato frustrado a gobernador bonaerense. Sin embargo, la rutina de Olivos no se cambió y en los registros se ve la entrada diaria del estilista de Cristina e incluso del peluquero de sus perros, Alfonso Ibáñez.
Fuente: Clarín