La supuesta unión de los referentes de ese espacio en la provincia no está en pos de la conducción, sino en quién será el candidato para ocupar la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, el único lugar importante que hasta el momento le garantizan los números. José Cano, Silvia Elías de Pérez y el actual intendente peronista. La estrategia de Germán Alfaro.
Usan las redes sociales para difundir las fotos de sus armónicas reuniones de gestos adustos; pregonan ante cuanto micrófono les acercan que están trabajando por la unidad sin pensar en postulaciones; señalan que son la alternativa política para la sociedad tucumana, sin embargo, orejean los naipes que llevarán a la definición de las candidaturas de cara al 2019. Son los referentes de Cambiemos, que pasaron del “asado quemado” de la reunión en la casa del diputado Facundo Garretón, a un simple café -té en el caso del legislador José María Cenelada-, para continuar afianzando esa unidad que tanto se empecinan en remarcar.
Sin embargo, los contrapuntos que aparecen en esos encuentros, o las acciones que cada uno realiza individualmente, tienen directa relación con un posicionamiento que escapa a definir a los integrantes de la fórmula que disputará la Gobernación en 2019.
Tampoco tienen relación con la definición de un conductor de ese espacio en la provincia, cuestión que podría preocuparle al devaluado e imputado ante la Justicia Federal por el caso “Plan CoreANO”, José Cano.
La verdadera razón de estos posicionamientos individuales no es otra que el sillón de la Intendencia capitalina. Los referentes no peronistas de Cambiemos en la provincia saben que será una tarea casi imposible ganar la provincia con los mismos actores que los tucumanos conocen y que, en su mayoría desaprueban o no tienen ni siquiera en cuenta.
Ellos saben que los 140 mil votos de diferencia de las últimas elecciones legislativas nacionales, no sólo no se podrán acortar con facilidad, sino que son mentirosos, porque provienen de la “traición alperovichista” que le quitó 60 mil votos a la lista oficial. O sea que son más de 200 mil votos (los que sacó el oficialismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), los que debe descontar el espacio de Cambiemos, lleno de divisiones y desconfianza.
Se trata, sin dudas, de una tarea que no parece factible ni siquiera con el desembarco del referente nacional Alfonso Prat Gay, del que muchos tucumanos ni siquiera han escuchado hablar o que, como dicen los adolescentes, “no registran”.
Van detrás de la Intendencia
Son muchas las voces críticas del radicalismo, que señalan que se le regaló la Intendencia capitalina a Germán Alfaro y, por ende, a la “pata peronista de Cambiemos”. Una de las que no se resigna es la senadora nacional Silvia Elías de Pérez, quien en su momento tuvo que desactivar una denuncia contra el anterior intendente Domingo Amaya, y su propia candidatura a la intendencia. Ahora, la senadora ve con buenos ojos retomar su objetivo y sentarse en una silla que no tenga la pata rota, como lo es la Gobernación.
Otro que, cansado de perder elecciones a gobernador y observando su debilitamiento como conductor, y que apunta a suceder a Alfaro, es el propio Cano. Sin embargo, para dar ese paso, tiene que asegurarse el derecho a conducir ese espacio político atado con alambres.
Cano quiere salir de perdedor apuntando a ese cargo y en sintonía con los mandatos nacionales, que no le ven chances ni fuerzas para disputar otra elección a Gobernador.
La estrategia de Alfaro
Mientras tanto, la silla de la Intendencia capitalina es ocupara por Alfaro, quien juega sus fichas a la llegada de Prat Gay, para no tener que ser candidato a integrar la fórmula para la Gobernación. Alfaro sabe que, por el momento, se tiene que conformar con continuar un período más en su actual cargo. Ya lo dijo públicamente antes de que se inicie este período de posicionamiento político. Su vocación es repetir, pero ya avizora la amenaza radical a esas intenciones. Es por ello que arma el relato de un supuesto e inexistente acercamiento con el vicegobernador Osvaldo Jaldo y el vicepresidente 1° de la Cámara Legislativa, Antonio Ruiz Olivares. Con el supuesto interés del peronismo de repatriarlo para sus filas, Alfaro quiere jugar con los nervios de los referentes radicales de Cambiemos, que también parecen incrementar su distanciamiento en cada una de las reuniones de una virtual unidad, que está lejos de alcanzarse.