carne

Una vez más la compleja realidad económica de la Argentina, terminó afectando los bolsillos de los tucumanos. Es algo habitual cada vez que se desata una crisis, sólo que en esta oportunidad está afectando directamente la dieta familiar.

El precio de la carne, que había sido el ancla de la inflación durante el año pasado y los primeros meses de este complicado 2023, comenzó a desperezarse en junio y se despertó de golpe la semana pasada, cuando el dólar inició una escalada frenética que se agravó esta semana.

Esto incidió directamente en los precios que los consumidores encuentran en las góndolas de los supermercados y en los mostradores de las carnicerías. En especial en este último rubro, en el que según confiaron empresarios y comerciantes del sector, los precios de referencia no existen, ya que las subas son prácticamente diarias.

Hugo Benejam, empresario frigorífico, aseguró que en el interior del país el novillo en pie se está pagando a entre $ 960 y $ 1.000 el kilo. “A eso tenes que multiplicar por dos cuando la media res llega a la carnicería”, apunta.

La historia no concluye allí, porque falta que el comerciante defina el precio al consumidor, con lo que, con suerte, los cortes de mayor salida pueden llegar a costar $ 4.000 el kilo.

El traslado de ese reajuste seguirá firme en la medida que se mantengan los precios porque tanto en el mercado vacuno como en el porcino afirman que no hay precios estables. “Nos dicen tomá, llevala y después me pagas para que no desabastezcas. Y el después que se yo”, confiesa el ejecutivo.

La carne es un tema especialmente sensible, por su alta incidencia y peso relativo en el índice de precios. Benejam aclara que el mercado tucumano no sufrirá desabastecimiento durante el fin de semana largo.

Reconoce, no obstante, que la semana arrancó con un nivel de ventas extraordinario. “Ahora, por la suba, creemos que habrá un freno”, puntualiza Benejam, que acota que la carne es un alimento insustituible en la mesa de los argentinos.

Walter Ledesma, carnicero que trabaja en un local céntrico, describió un escenario de incertidumbre.

“No sé qué pasará con los precios. Ayer me dieron uno, hoy tengo otro y no sé si más tarde tendré uno nuevo. Las proveedoras directamente cerraron el lunes en Buenos Aires y no hay precios, entonces se está vendiendo a base de lo que se pueda vender sin aumentar”, afirmó.

Desde una carnicería en Tafí Viejo, señalan que hace una semana y media empezaron los aumentos. “Desde ahí hasta ayer a la noche (martes), tuve un aumento del 70% en todo lo que es carnicería; en el pollo, fue de un 40%”, cuenta Estela.

“Me van avisando por día, no con anticipación. Siempre minimizan el aumento de la carne; en realidad siempre es más de lo que dicen”, advierte preocupada.

Una recorrida por distintos locales permitió advertir cómo el comerciante trata de adaptarse a la situación, sabiendo que el escenario impondrá necesariamente un cambio de hábitos de consumo.

En muchos negocios se vieron ofertas para mover stock y atraer a quienes quieran sacarse los pesos de encima, con una compra que asegure provisión para algunos días. En la zona céntrica, muchos apelaron a la oferta de cuatro kilos de carne por $ 10 mil.

Pero la tentadora alternativa sólo incluye cortes como el primo, hamburguesas o carne molida. El asado, en este complejo contexto económico, queda cada vez más lejos.

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