Ezequiel Guazzora, periodista acusado de abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores, fue detenido en la madrugada de este sábado por la División de Trata de Personas de la Policía Federal.
Después de estar prófugo de la Justicia durante 70 días, lo encontraron con un aspecto físico diferente al que se lo conocía y se cree que lo habría cambiado para despistar a las autoridades y ocultarse mejor.
La causa contra Guazzora comenzó en 2022, tras la denuncia de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT Argentina) ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex). Allí indicaron la “presunta explotación” de una menor de 16 años por parte de su madre. Además de eso, aseguraron que Guazzora mantenía conversaciones con la mujer en busca de abusar de la adolescente.
El antes y el después de Ezequiel Guazzora
Antes, Guazzora se mostraba sonriente, barbudo y de contextura delgada en sus redes sociales.
Antes de la denuncia y que se de a la fuga, el periodista y militante peronista lucía en las redes sociales con una contextura delgada, llevaba barba y se mostraba sonriente en cada ocasión. Sin embargo, los agentes policiales que lo detuvieron esta madrugada se encontraron con un cambio impresionante.
Ahora, en las fotos que se difundieron al momento en que lo detuvieron, se lo ve subido de peso, sin barba y rapado. En este sentido, se cree que habría llevado un cambio físico para despistar a la policía y poder escaparse con mayor facilidad.
De acuerdo al expediente, Guazzora “habría pactado un precio con la madre de una menor para que le permita acceder carnalmente a ésta contra su voluntad en su domicilio” y agrega: “A tal fin, la joven habría concurrido a su vivienda con su progenitora, donde habrían colocado alguna sustancia en su bebida que la dejó adormilada, y así perpetrado el abuso mientras la madre consumía los estupefacientes que le habría provisto el encausado”.
Mientras estaba prófugo, difundió una carta en la que rechazó los cargos de los que se lo acusaba: “Déjenme defenderme en libertad y bánquense lo que tengo para decir. Y si me condenan, iré preso, que será una medalla en mi pecho el sufrir persecución política. Si bien sería muy grave la acusación en mi contra, no menos cierto es que existe la posibilidad de que yo sea inocente. Y no hace falta meterme preso por las dudas”.