Los jueces Borinsky y Hornos descartarían un pedido de su colega Figueroa, que busca apartarlos para que otros magistrados K favorezcan a Cristina. Así, la acusación contra la ex Presidenta por el caso AMIA podría al fin tomar impulso.
En medio de jugadas K y pedidos de inhibición sin precedentes, la sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal se reúne hoy a las 10 para tomar decisiones clave sobre el futuro de la denuncia del ex fiscal Alberto Nisman contra la ex presidenta Cristina Kirchner por supuesto encubrimiento de los iraníes acusados de ser los autores intelectuales del atentado contra la AMIA de 1994.
El viernes pasado, en una maniobra sorpresiva, la jueza Ana Figueroa, cercana al kirchnerismo, se inhibió de seguir interviniendo en el caso y pidió que sus dos colegas de esa sala, Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, hagan lo mismo. Con su petición, busca que otros magistrados K decidan el archivo definitivo de la causa contra Cristina (ver “Las claves”, en página 9). Pero, según supo Clarín, Borinsky y Hornos rechazarían el pedido y se mantendrían en el caso. En Tribunales se especula con que estos jueces le podrían dar finalmente impulso a la acusación de Nisman. Y así se investigaría la denuncia del fiscal que apareció muerto pocos días después de apuntar contra la ex Presidenta y otros ex funcionarios.
En un escrito de más de 20 páginas, Figueroa usó el viernes una nota reciente de Clarín -que reveló una serie de irregularidades para inventar inhibiciones de Borinsky y Hornos- como uno de los fundamentos de su pedido de apartamiento. El objetivo de la movida era desplazar a ambos jueces.
Pero horas después, la DAIA, en su rol de “pretensa querellante”, e incluso la defensa del ex canciller Héctor Timerman pidieron que se rechace la inhibición de Figueroa. Fue por motivos distintos, revelaron a Clarín fuentes judiciales. La defensa de Timerman lo haría para no perder una jueza que ha votado, hasta ahora, en sintonía con los intereses de Cristina, quien está “obsesionada” en que no se reabra la denuncia de Nisman. La DAIA, en cambio, porque quiere que se expida ya el máximo tribunal penal del país y se terminen las dilaciones.
La principal definición que se espera ahora es sobre la inhibición que planteó Figueroa. En un complejo escrito judicial, ella había justificado su apartamiento basándose en supuestas inhibiciones y recusaciones previas, vinculadas a la causa por el atentado contra la AMIA de 1994, y las había unido con la denuncia de Nisman contra Cristina. Es decir, como había estado inhibida o recusada en causas vinculadas a la AMIA, no podía definir ahora por el tema Nisman. Y argumenta que la misma suerte les corre a sus compañeros de sala. Lo contradictorio es que la misma Figueroa había sostenido, en otras resoluciones previas, que “no existe conexidad” entre esos casos.
En este marco, Hornos y Borinsky tienen desde hoy dos posibilidades. La primera es que si consideran que es manifiestamente improcedente el pedido de Figueroa lo rechacen in limine. Hay jurisprudencia de la Corte que avala esta posición. En Tribunales recuerdan que la causa AMIA y la denuncia de Nisman son casos “con distinto objeto procesal” y que tramitan separados; esto refutaría el argumento de Figueroa para unir ambas investigaciones.
En esa hipótesis, también podrían sumar que los hechos investigados tienen 21 años de diferencia (el atentado fue en 1994 y la denuncia de Nisman en el 2015) y los imputados son distintos en ambos expedientes; en uno, los iraníes, y en otro, Cristina y Timerman, entre otros acusados. Además, en la experiencia de tribunales “el encubrimiento de un delito se investiga separadamente” del mismo delito. Con los antecedentes, ésta sería la alternativa que votarían.
La segunda posibilidad es que Hornos y Borinsky dictaminen que el pedido de Figueroa sí tiene entidad jurídica y lo manden a otra sala de Casación para que decida sobre sus pedidos de recusación. Pero aquí surge otro problema. Según Figueroa y la defensa del ex canciller –encabezada por el abogado Alejandro Rúa–, los ocho jueces de Casación deberían inhibirse de votar porque ya lo hicieron en otros casos vinculados a AMIA.
De acuerdo con fuentes judiciales, la estrategia de Figueroa y de Rúa sería ahora que queden recusados todos los jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal para que las inhibiciones o el tema de fondo lo termine decidiendo la Cámara porteña de Casación Penal, la misma que decidió que la causa por la muerte violenta de Nisman siguiera en el fuero ordinario, a pesar de la decisión de la jueza Fabiana Palmaghini. Tuvo que intervenir la Corte para que la causa por la muerte del fiscal de la AMIA quedara finalmente en manos del juez federal Julián Ercolini y del fiscal federal Eduardo Taiano.
Fuente: Clarín