La muerte del cura tucumano Juan Viroche, más allá de hipótesis que podrían manchar su imagen, puso al descubierto la impunidad con la que se manejan las organizaciones de narcotráfico en la provincia. Las marchas que se proyectan y el rechazo a la versión sobre un suicidio.
El hallazgo del padre Juan Viroche, en la Parroquia Nuestra Señora del Valle, en la localidad de La Florida, la semana pasada, generó una verdadera exposición, tanto a nivel nacional como internacional, del accionar de los narcotraficantes en nuestra provincia.
Las pericias preliminares, que dieron cuenta de un suicidio del sacerdote, recibieron el rechazo de toda la comunidad tucumana y han generado que la propia opinión pública nacional sea escéptica con respecto a esa posibilidad. Más teniendo en cuenta la labor desarrollada por el padre Juan con respecto a la contención de los jóvenes de su comunidad, en el Este tucumano, no sólo en lo que hace a las adicciones y en especial al consumo de “paco”, sino también en materia de prostitución infantil. La trascendencia de un audio en relación a que los narcos cuentan con protección, fue un detonante importante en cuanto a la idea generalizada de que el sacerdote habría sido víctima de los propios narcotraficantes que combatía. El entorno del cura dio a conocer las presiones a las que éste era sometido y los propios familiares resaltaron el compromiso que había asumido Viroche con respecto a la lucha con los “traficantes de la muerte”.
En el propio audio difundido a través de las redes sociales y publicado por diversos medios de comunicación, se da cuenta del pedido de traslado realizado al arzobispo, monseñor Alfredo Zecca, que había sido concedido y que por estos días se iba a concretar. Ello no impidió que Zecca fuera objeto de actitudes de reprobación en el velatorio del padre Juan Viroche. Esas críticas se multiplicaron a través de las redes sociales, en donde, en muchos casos, se compartieron las posturas por coincidir con la idea de que no se ayudó al sacerdote en esta lucha.
La propia sobrina de Viroche había sufrido un suceso en las cercanías de la plazoleta Dorrego, el 14 de setiembre pasado, cuando un sujeto quiso hacerla ingresar a su auto. En principio se creyó que se trataba de un hecho aislado, pero tras la muerte del cura, la joven relacionó lo ocurrido con ese desenlace fatal. “No creemos de ninguna manera en la hipótesis del suicidio. Mi tío amaba la vida y amaba a Dios. Estaba preocupado por las amenazas que recibía, pero tenía proyectos por delante. Él no se mató”, le dijo la sobrina a un medio escrito de la provincia.
También mantuvo un diálogo con el periodista Jorge Lanata, al aire en el programa televisivo Periodismo para Todos (PPP). Allí también rechazó la hipótesis del suicidio, de que haya embarazado a alguna joven, y remarcó que su muerte tiene relación con las denuncias que realizó sobre el accionar de los “narcos” en la zona de Delfín Gallo y La Florida.
Lanata había enviado periodistas a Tucumán y proyectó la realidad sobre los desastres que ocasiona el consumo de “paco”, incluso con una nota a una de las llamadas “Madres del dolor”. La imagen de una provincia en la que los vendedores de droga se mueven sin ser detenidos, fue la que quedó como reflejo de esa emisión televisiva.
Un secuestro relacionado
La cuestión se profundizó aún más con el secuestro, por espacio de tres horas, de una de las dirigentes de Libres del Sur, Elsa Juárez, quien fue abordada cerca de su casa cuando se dirigía a un ciber. Lo curioso es que quienes la secuestraron la llevaron por diversos sitios, que ella no pudo reconocer del todo, mientras la amenazaban y la insultaban. La privación de su libertad, le impidió concurrir a un programa televisivo en Buenos Aires, el de Mauro Viale.
Entre las amenazas que recibió la mujer fue que iba a velar a algún pariente si seguía denunciando la venta de drogas. Lejos de intimidarse, Elsa Juárez, advirtió que continuará con las acciones que desarrolla dentro de su espacio político.
Francisco está al tanto
El caso de Viroche no tiene ajeno al propio Santo Padre Francisco, quien se encuentra al tanto de lo sucedido y de todos los detalles. El Papa ha rezado por el alma de Juan Viroche, por sus parientes y por todos los tucumanos. Mientras tanto, en nuestra provincia, las redes sociales están que arden y se proyecta una nueva marcha que tendrá como epicentro la Catedral, en donde se reiterará el reclamo de justicia. Se espera que la cantidad de personas supere las del viernes pasado y la de los fieles que acompañaron al sacerdote hasta su última morada en el cementerio de Cevil Pozo.
El fiscal envió un pedido a la Justicia Federal
Finalmente, el fiscal Diego López Ávila solicitó a la Justicia Federal que analice las denuncias que había realizado de manera pública el sacerdote Juan Viroche sobre quienes venden droga en la zona Este de la provincia, en especial en las localidades de Delfín Gallo y La Florida.
En ese sentido, toda la evidencia recabada en torno al accionar de los “dealers” fue girada a ese ámbito, que es el que tiene competencia en causas de narcotráfico, además de prostitución infantil. De este modo, la investigación que sigue llevando adelante la Justicia provincial, de la mano del fiscal López Ávila, se circunscribe a las causas de la muerte del sacerdote Viroche, cuyo cuerpo fue encontrado con signos de ahorcamiento dentro del templo.
A pesar de las pericias, que señalan que se trataría de un caso de suicidio, la carátula de la causa sigue siendo la de “muerte dudosa”. El común denominador de los tucumanos opina que fue víctima de aquellos que se vieron afectados con su lucha pública contra la venta de drogas y la prostitución infantil.