Las investigaciones hallaron la conexión entre los beneficios cognitivos de las transfusiones, el ejercicio físico y la hormona de la longevidad klotho.
En un avance sin precedentes, que nada tiene que ver con el vampirismo, neurocientíficos hallaron el punto en común en las intervenciones que ralentizan, e incluso invierten, el reloj biológico del envejecimiento. El descubrimiento revela que un mismo factor es responsable de la mejora cognitiva: las plaquetas, en particular una molécula llamada factor plaquetario 4 (PF4).
El descubrimiento, que tiende un puente entre tres enfoques distintos para revertir el envejecimiento -transfusiones de sangre joven, la hormona klotho y el ejercicio físico-, ha hecho vibrar a la comunidad científica. Los estudios dirigidos por equipos de investigación de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y la Universidad de Queensland ofrecen pruebas sólidas que señalan al PF4 como el eje de los beneficios antienvejecimiento del cerebro.
Las plaquetas son células sanguíneas cuya función principal es enviar señales al sistema inmunitario durante una lesión, formando coágulos para ayudar a la curación.
Investigadores de todo el mundo han descubierto que el PF4, una molécula liberada por las plaquetas, es crucial para transferir al cerebro los beneficios de las tres intervenciones antienvejecimiento mencionadas.
Los estudios, publicados en Nature, Nature Aging y Nature Communications, revelaron que la molécula podía revertir eficazmente el envejecimiento cognitivo en ratones. Y estos hallazgos han abierto nuevas vías para comprender y abordar la salud y el envejecimiento del cerebro.
Una de las investigaciones inyectó plasma sanguíneo joven a ratones de 22 meses -el equivalente a humanos de 70 años- y logró invertir su edad cognitiva. De hecho, el PF4 redujo esta edad al equivalente de alguien de 30 o 40 años. Además, los ratones jóvenes a los que se administró PF4 se volvieron más inteligentes.
Sangre joven, venas viejas
La teoría de que la sangre joven puede rejuvenecer los cuerpos viejos no es nueva. Los científicos suelen utilizar un procedimiento conocido como parabiosis, que consiste en la transfusión de un ratón joven a uno viejo, para explorar el poder restaurador de la sangre joven.
Sin embargo, fue el equipo del Instituto de Investigación del Envejecimiento Bakar de la UCSF el que se centró en la influencia del PF4. Descubrieron que el plasma sanguíneo -que contiene niveles más altos de PF4 que la sangre madura- no sólo podía imitar los beneficios de la sangre joven, sino también rejuvenecer directamente a los ratones más viejos.
“La sangre joven, el klotho y el ejercicio pueden de alguna manera decirle a tu cerebro: ‘Oye, mejora tu función’”, explica Saul Villeda, director asociado del Instituto de Investigación del Envejecimiento Bakar de la UCSF y autor principal del artículo de Nature sobre sangre joven. Y agrega: “Con PF4, estamos empezando a comprender el vocabulario detrás de este rejuvenecimiento”.
Klotho y la conexión antienvejecimiento
Dena Dubal, que dirigió el estudio en la UCSF, ya había establecido que la proteína klotho desempeña un papel en la prevención de la degeneración de los cerebros envejecidos. Ahora, su equipo también demostró que las inyecciones de klotho liberan PF4 en el organismo, lo que revela su capacidad para potenciar la formación de nuevas conexiones neuronales para mejorar la creación de memoria.
El ejercicio, elixir natural del cerebro
Científicos de la Universidad de Queensland también participaron en el estudio, centrándose en el ejercicio. Descubrieron que el PF4 se liberaba en el torrente sanguíneo tras la actividad física y que esta liberación mejoraba el rendimiento cerebral.
Mientras que los jóvenes podrían beneficiarse de ello como medida preventiva, las personas mayores con problemas de movilidad podrían recurrir a inyecciones de plasma o klotho como intervenciones contra el deterioro cognitivo.
Al principio, los equipos internacionales hicieron sus descubrimientos de forma independiente. Pero cuando se dieron cuenta de que el factor común era el PF4, unieron sus fuerzas para publicar sus hallazgos simultáneamente. “Cuando nos dimos cuenta de que habíamos descubierto lo mismo de forma independiente y casual, nos quedamos boquiabiertos”, afirma Dubal.
Al identificar el PF4 como el agente que facilita los beneficios cerebrales de diversas intervenciones antienvejecimiento, los científicos han sentado las bases de prometedoras aplicaciones terapéuticas.
Queda por saber si estos hallazgos conducirán a tratamientos viables contra el envejecimiento, pero la comunidad científica está de acuerdo en que la revelación nos sitúa un paso más cerca de comprender cómo se puede contrarrestar el envejecimiento a nivel celular.