Ante el temporal que sacude a la economía argentina, resulta imprescindible apelar a todas las herramientas que tenemos a mano para mantenernos a flote. Entre esas herramientas se cuentan trucos y consejos para reducir el gasto en el supermercado.
Nicolás Litvinoff propone ciertos tips de gran utilidad para más de un bolsillo devaluado, e incluso para poder ganarle a la inflación y empezar a invertir ya mismo, porque la inversión no es solo en la Bolsa, en bonos o acciones, podés empezar a invertir desde el equivalente a USD 1 en el stockeo en el súper, siendo infiel y no yendo siempre al mismo, sino guiándote por las ofertas de cada uno:
1. Evitá pagar la compra del súper en cuotas:Abonar con tarjeta de crédito puede resultar un alivio en el momento, pero en poco tiempo veremos cómo atenta en contra de nuestra salud financiera. En lo inmediato estaremos contentos de pagar solo una parte de la compra al vencimiento de la tarjeta, pero cuando llegue la segunda cuota al mes siguiente entenderemos que nos ganamos un problema antes que una solución. Siempre que no haya promociones realmente convenientes, lo mejor es dejar la tarjeta de crédito en casa y abonar en la línea de cajas con efectivo o débito.
2. Mantenete alejado de los pasillos interiores: ¿Nunca te preguntaste por qué para llegar a las heladeras donde se encuentran los lácteos y otros productos de consumo frecuente tenés que recorrer primero largos pasillos repletos de góndolas? Los supermercados suelen estar diseñados para tentar a los consumidores a comprar artículos que no necesitan en su camino hacia los productos que fueron a buscar. En consecuencia, te recomiendo evitar los pasillos internos más tentadores o bien pasar con la mirada hacia el frente para que no caigan en el changuito sorpresas que encarezcan tu ticket.
3. Comprá “marcas propias”: Las marcas propias de los supermercados suelen ser productos de calidad reempaquetados por las mismas cadenas para poder venderlos a precios inferiores a los originales. Probá reemplazar tu marca favorita pero cara por la marca propia del supermercado para adquirir el mismo producto a un precio más bajo. Ser flexible con las marcas y no casarte con ninguna puede significar un importante ahorro para tu bolsillo.
Calcular los descuentos
4. Calculá porcentajes para evaluar seriamente las ofertas: Saber calcular los descuentos anunciados en cifras porcentuales puede derivar en ahorros importantes. Por ejemplo: 50% de descuento en la segunda unidad quiere decir 25% de descuento en ambas. En cambio, 3×2 (llevar 3 al precio de 2) implica un 33% de descuento en cada una. Si bien estos descuentos pueden resultar atractivos a primera vista, a veces esconden información que conviene conocer antes de llevar. Un caso se da cuando los productos en oferta están cerca de vencer. Otro, cuando el valor unitario después del descuento sigue siendo más alto que el de un producto similar de otra marca o igual que el mismo producto de una marca con mejor reputación por la calidad de sus artículos.
A la altura de los ojos
5. Mirá arriba y abajo: Un truco habitual de los supermercados pasa por colocar los productos más caros y que le otorgan mayor margen de ganancias a la altura de los ojos, mientras que los más baratos o menos rentables aparecen en los extremos superior e inferior de la góndola. Por ese motivo, te recomiendo apuntar con la vista a todos los estantes y no caer en la comodidad de agarrar lo que tenés a simple vista y más a mano.
6. Adelantá consumo corriente: Lo contrario al primer tip (que puede ser interpretado como financiar el consumo corriente en cuotas) equivale a comprar y guardar productos ahora para evitar, en un contexto de inflación, pagarlos más caros los próximos meses. Para llevar a cabo esta estrategia de manera eficiente, necesitás hacer espacio en la casa y focalizar la compra del supermercado en alimentos no perecederos, de higiene personal y de limpieza hogareña. Además, si realizás esta compra en un mayorista, el ahorro puede rondar nada menos que el 50%, sumando el descuento por el pago al por mayor y la inflación que evitás por anticipar la compra. Que quede claro: la única forma de ganarle realmente a la inflación es planificando la compra a partir de estas consignas y no comprando en cuotas con la tarjeta de crédito.
Comprar, cocinar y congelar
7. Poné en práctica la Regla de las 3 C: Hablamos de comprar, cocinar y congelar. Claro que esto insume más tiempo que comprar el producto precocido, pero la diferencia de precio entre el «hágalo usted mismo» y el comprarlo ya hecho puede ser notable. Lo mismo corre para las frutas o verduras: mejor cortarlas y prepararlas en casa que pagar la comodidad de no hacerlo.
8. Confeccioná una lista de compras: Es quizás uno de los tips más repetidos, pero también fundamental para tu objetivo. Planificar es un ejercicio clave en el mundo de las finanzas personales. En este caso, consiste en la confección de una lista de productos a adquirir, donde todo lo excluido (siempre que no se nos haya olvidado algo importante) quedará afuera del changuito. De esta forma, difícilmente gastes de más.
A mitad de semana
9. Elegí el momento de la compra: Según el sitio de consejos financieros Lifehacker, se puede acceder a mejores precios en supermercado evitando ir de compras a la mañana o los fines de semana, dado que es a mitad de semana cuando salen a la venta los productos con una corta vida útil como la carne y los productos lácteos. A medida que avanza el día (y la semana) pueden aparecer ofertas que los supermercados necesitan aplicar para liquidar stock antes de que venza. Según este sitio, el mejor momento para ir de compras es los miércoles al atardecer.
10. Comprá con la tecnología a favor: Comprando Precios Claros es una app muy útil. Se pueden consultar allí valores actuales de góndolas en distintos supermercados y contar así con valores de referencia. Esta información te permitirá saber si el producto que estás a punto de comprar está en precio, caro o barato. Actualmente, la inflación genera una muy alta dispersión de precios (el mismo producto se vende a valores muy distintos en diferentes comercios), situación que nos obliga a estar atentos y llevar adelante nuestra propia investigación en cada la compra. Conclusión: existen distintos tipos de inflación y su comprensión puede resultar muy beneficiosa para nuestros bolsillos, debido a que nos prepara para combatir la suba de precios.
Para que nunca falte plata
A esta altura no hace falta ahondar en cifras y estadísticas para afirmar con seguridad que la economía está pasando por un pésimo momento. Por lo tanto, vamos a dejar de lado el análisis macroeconómico para meternos de lleno en el castigado bolsillo de la gente y brindar consejos que permitan capear el temporal tal vez con lo justo, pero sin la soga al cuello. Antes de comenzar, conviene aclarar que nos dirigimos a los asalariados que aún conservan sus empleos y su principal fuente de ingresos, pero que perdieron poder adquisitivo y se encuentran preocupados o angustiados ante la situación. Ahora sí, van los tips:
1. Reemplazar la tarjeta de crédito por la de débito: Según un informe de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico, el pago con débito en Internet creció 600% en 2018 con respecto al año anterior. Pasó a representar el 7% del total de las operaciones, contra el 1% de 2017. Todo indica que la tendencia de uso creciente se mantendrá este año. En un contexto de tasas de referencia por encima del 60% y sin perspectivas de bajas en el corto plazo, tomar créditos a través de cualquier mecanismo (pago en cuotas con tarjeta, giro descubierto bancario, créditos hipotecarios) resulta totalmente pernicioso. Pensar, por ejemplo, en un plan de autoahorro para comprar un 0 km como una oportunidad o un “ahorro forzoso” hoy en día es también una grave falla de interpretación en cuanto al contexto financiero actual. Ver a la tarjeta de crédito como un aliado para llegar a fin de mes equivale a dormir con el enemigo, puesto que el alivio que produce el pago en cuotas dura lo que un suspiro y se convierte en una bola de nieve difícil de esquivar. Financiar consumo corriente con crédito, apelar luego al pago mínimo y más adelante a préstamos de financieras a tasas usureras puede dejarnos en la calle.
2. Fumigar los gastos hormiga: En tiempos de bonanza financiera podemos relajar por momentos el autocontrol y disfrutar de pequeños placeres cotidianos, como viajar en taxi en lugar de colectivo, realizar algunas compras compulsivas, adquirir membresías baratas que tal vez nunca utilicemos, utilizar cajeros automáticos de otros bancos y pagar las comisiones correspondientes, realizar compras menores con tarjeta de crédito, solicitar tarjetas adicionales, mantener cuentas bancarias de más, contratar seguros de salud anuales para un solo viaje, comer fuera de casa aun cuando no hay demasiadas ganas, tomar cafés o gaseosas al paso, lavar el auto muy seguido, comprar bijouterie, snacks y billete de lotería, etc. Lo cierto es que resulta fundamental detectar y nunca subestimar esos gastos hormiga para cortarlos de raíz especialmente en épocas de vacas flacas. Ignorarlos puede llevarnos a perder silenciosamente hasta el 25% de un presupuesto ya dañado por la inflación y los menores ingresos. Cuidemos como nunca los billetes de 10, 20 y 50 pesos. Los de 500 y 1.000 se cuidan solos.
3. No tener vergüenza de pedir rebajas: Identificamos tres tipos distintos de inflación: la cautiva, la ventajera y la sensible. Ojalá todos aplicaran la última, pero la realidad marca que no es así. Sobre la primera nada se puede hacer. La ventajera es aquella que aplican empresarios, comerciantes, profesionales y autónomos que apelan al triste recurso del “si pasa, pasa”. Así, aplican aumentos desmesurados aprovechando la confusión de precios reinantes y buscando incrementar notablemente sus márgenes de ganancia. Frente a la caída en las ventas y la recesión, los pedidos de descuento son mucho más escuchados que antes y permiten conseguir rebajas del 10%. No estamos hablando solamente del pequeño comerciante o profesional independiente: las grandes multinacionales también pueden tener aprobado internamente un mecanismo para otorgar descuentos a quienes los solicitan, siempre que sepan justificarlos.
4. Blindar los fondos para gastos corrientes: La inflación (¡cómo no hablar de ella!) se acelera mes a mes y atenta contra nuestros saldos en pesos. Sin embargo, existe un método para aprovechar las innovaciones tecnológicas que ofrecen las Fintech (tecnologías financieras). Consiste en tener invertido el dinero en tasas hasta que lo necesitemos para concretar pagos. MercadoLibre, la empresa más grande del país, con una capitalización bursátil de 22.500 millones de dólares, brinda la app MercadoPago que, además de utilizarse para realizar compras en comercios (algunos con beneficios como descuentos o sorteos) a través del código QR y el celular, brinda el servicio de monetización instantánea: actualmente paga intereses de casi el 40% a sus usuarios sobre los pesos disponibles en la cuenta.
¿Cuál es la diferencia con un plazo fijo? Que el dinero está disponible para ser gastado en cualquier momento por el cliente o simplemente para ser transferido a su cuenta bancaria. De esta forma, con la generación de intereses a toda hora, estaremos combatiendo sin mayor esfuerzo la inflación. Algo similar ocurre cuando suscribimos fondos de inversión de money market a través del banco, aunque existen comisiones que no debemos ignorar. Los precios aumentan 10 y con suerte nuestros ingresos suben 7. Esta es la triste realidad que nos toca vivir hoy y lo que tenemos en claro es que la queja constante no va a cambiar la ecuación. ¿Qué podemos hacer entonces? Siguiendo estos tips podemos hacer que esos 10 bajen un poco y nuestros 7 suban a través del ahorro inteligente y la inversión constante. Siempre que llovió, paró. Ahora es tiempo de reforzar el paraguas para que el viento no nos lo quite de las manos y nos deje desamparados ante el aguacero.
fuente: infobae