La hipertensión arterial en los niños es una patología menos frecuente comparativamente con la incidencia que tiene en los mayores.
La jefa del servicio de Cardiología del hospital del Niño Jesús, doctora Patricia Baselga, advierte que esta patología es menos frecuente en los niños respecto a la población adulta, sin embargo en la actualidad hay una tendencia en alza. Su diagnóstico relacionado al control pediátrico.
“La hipertensión arterial en los niños es una patología menos frecuente comparativamente con la incidencia que tiene en los mayores, pero en la actualidad estamos viendo una tendencia a mayor hallazgo en la infancia. Esto está muy relacionado al síndrome metabólico, que es el conjunto de anormalidades que se presentan debido al sobrepeso; es decir está vinculado a los trastornos alimentarios en los menores”, explica la referente.
En este sentido, subraya, cuando se encuentra esta enfermedad en niños debe ser en primera instancia evaluada por sus causas secundarias: “Se desencadena por enfermedades subyacentes y dentro de las más frecuentes se encuentran las renales. En los niños que tuvieron enfermedades renales previas, puede dejar como secuela la hipertensión arterial y debe ser tratada por el resto de su vida”.
También se la puede encontrar en pacientes con grados de prematurez extrema. Los pequeños con bajo peso pueden tener mayor incidencia de hipertensión arterial en la infancia comparativamente con los niños que son de término.
“De manera que siempre que encontramos esta patología en los niños, tenemos que tratar de investigar las causas secundarias, y dentro de ellas la primera es renal. Con menos frecuencia, hay enfermedades cardíacas como la coartación de aorta que es una patología congénita cardíaca que puede manifestarse como único síntoma la hipertensión arterial. También hay una serie de enfermedades de origen endócrino, es decir trastornos relacionados con hormonas de crecimiento que pueden manifestarse con hipertensión arterial”, advierte.
Sobre su diagnóstico, la médica sostiene que se trata de una enfermedad silenciosa: “Por lo tanto, en los niños de dos o tres años la consigna sería hacer la evaluación pediátrica general que incluya la toma de tensión arterial. Cuando se hace el control de niño sano, normalmente una vez al año, se debe controlar la presión arterial. Además, las recomendaciones son: seguir una alimentación balanceada que incluya todos los nutrientes, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, estimular la vida activa del niño que no necesariamente es practicar deportes pero sí motivar los juegos y la sociabilización”.