El entrenador prepara al equipo argentino en Australia.
A esas primeras intenciones futboleras de la Selección que sueña ya empezó Jorge Sampaoli a volcarlas en la cancha. No interesa que apenas cuente con siete futbolistas. Sólo le basta con una pelota y mucha pasión. Es el ensayo número uno del zurdo casildense en celeste y blanco. Trata de imprimirle su impronta. Nada de relajarse. Baja línea de entrada. Le sobra intensidad.
Sucede en uno de los campos de juego de la academia de fútbol que desarrolla aquí el poderoso Manchester City del millonario Al Mubarak, para ser más precisos en la CFA (City Football Academy), en las afueras de Melbourne, a unos cuarenta minutos del Crown Metropol, el hotel donde se hospeda la Selección. Ya habló con Jorge Burruchaga, el flamante Embajador de la Selección. Ahora Sampaoli recibe a los futbolistas, los reúne en un semicírculo y, con tono convincente, les marca las primeras pautas. Se escucha clarito desde un costado: “Vamos a trabajar con tres defensores, dos hombres más por afuera, un cuadrado por adentro y un punta”. Una especie de 3-4-2-1, aunque no hay que ser terminante con un DT que suele modificar dibujo seguido, según las circunstancias y el adversario. Sigue hablando el hombre del gorro azul, pero ya no se oye con tanta nitidez, aunque sí se entiende que apuntamos a “lastimar por afuera”.
Después, Sampaoli deja que vayan a realizar las tareas de calentamiento a cargo del profe Jorge Desio, que serán todas con pelota. Eso sí, él se lleva una al otro campo y camina de aquí para allá impulsándola levemente. Piensa en lo que viene, en centros desde los costados para que saquen los defensores Gabriel Mercado, Emanuel Mammana y Nicolás Otamendi, junto a los volantes Lucas Biglia, Guido Rodríguez y Leandro Paredes. La voz del entrenador continuará imponiéndose. Mientras, en otro arco, el único hombre neto de ataque, Angel Di María, patea hacia un arco vacío tras envíos desde los costados lanzados por Desio.
Ahora, un ensayo futbolero con los siete jugadores en cuestión, completado por los catorce sparrings que llegaron una hora antes para ser preparados de acuerdo a la ocasión y a las necesidades. Todo pensado para el amistoso del viernes con Brasil, pero también para el futuro representado nada menos que por el desafío de clasificar al Mundial de Rusia 2018, con primera parada oficial en esta nueva era en el Centenario de Montevideo, ante Uruguay, el 31 de agosto.
Es una historia que recién comienza, pero Sampaoli cierre el domingo australiano conforme por la entrega y la predisposición. Despacio, el plantel se va completando. Antes de la cena, arribaron Sergio Romero y Manuel Lanzini. Este lunes continuarán llegando en diversos horarios, aunque sin precisiones todavía. Aquí se aguarda por Mauro Icardi y por Lionel Messi, claro. Recién el martes a la noche habrá plantel completo, como para que Sampaoli les transmita todos en vivo y en directo su mensaje futbolero intenso, ambicioso y atrevido.